El tren, un servicio público

Cuando estudiaba en Barcelona era una usuaria habitual de Renfe los fines de semana

Cuando estudiaba en Barcelona era una usuaria habitual de Renfe los fines de semana. Desde Ulldecona, el trayecto a la capital era de más de tres horas, y sufríamos retrasos de forma recurrente. La estación de este municipio, pese a ser la única del Montsià y estar en el recorrido del corredor del Mediterráneo (con doble vía), veía pasar la mayoría de trenes de largo y sólo unos pocos tenían allí parada. Los conocíamos como «borregueros»:no hace falta decir nada más. En el trayecto de Barcelona hacia el sur, en verano, muy a menudo tenías que ir de pie y muy apretada durante más de una hora, hasta llegar a Port Aventura. Eso era un servicio público, ¡sí señor!

Más de una década después, el servicio de esta estación y en general en las Terres de l’Ebre y el conjunto de Catalunya no es que haya mejorado, sino que ha ido a peor. Lo único que ha ido al alza son los precios. El tiempo de los trayectos se ha alargado (por las obras) y los usuarios se han acostumbrado a los continuos retrasos. Un cuarto de hora o veinte minutos es lo normal... pero a veces, como el pasado domingo y lunes, algunos convoyes acumularon mucho más, por diversas incidencias. Antes todo era culpa de la Renfe, pero ahora ya no se sabe a quien señalar. Adif es el gestor de la infraestructura, Renfe el operador y la Generalitat tiene las competencias del servicio público. Es igual de quién sea la culpa... no es de recibo que para ir de Ulldecona a Barcelona en tren se tarde prácticamente el mismo tiempo que para ir de Vinaròs a Madrid en el llamado ‘tren de la costa’. Visto lo visto, seguiré usando el coche.

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