Sororidad

Cuánto debe seguir cambiando nuestra sociedad si una concejal del Ayuntamiento de Tarragona tiene que dimitir por sufrir acoso. Siempre es triste perder a una compañera de consistorio, a una mujer valiente, que desde la máxima discrepancia política que nos ha separado en este mandato, debo reconocerle que siempre ha trabajado por lo que creía y por Tarragona.

Leyendo sus entrevistas estos días entiendo que tomar la decisión de abandonar este mundo no habrá sido nada fácil. La misoginia que existe aún no nos lo pone nada fácil, y en el salón de plenos de Tarragona menos aún. Yo misma sufrí las actitudes del alcalde Ricomà y de su equipo de gobierno cuando me negaron mis derechos como representante de la ciudadanía de Tarragona.

En ese momento vi realmente a lo que me enfrentaba, y vi como Ricomà no estaba a la altura de lo que ser alcalde de esta ciudad significa. El trato recibido cuando se hicieron públicas conversaciones privadas que había tenido con él quebró toda confianza en Ricomà y en su gobierno. Hicieron todo lo posible por silenciarme, actuando más como un dictador que como un alcalde, pero aquí sigo, trabajando por los tarraconenses.

Fueron semanas y meses muy duros, pero lo que me hizo mantenerme firme fue también pensar en aquellas mujeres que habían luchado y siguen luchando para que otras hoy lo tuviéramos un poco menos difícil.

Desde aquellas primeras concejales que se sentaron en un salón de plenos abarrotado de hombres, en un mundo que era de hombres. Pero rompieron los primeros techos de cristal, igual que aquellas primeras cabezas de lista, como Dolors Comas por ICV o ya más tarde Victoria Forns por CiU. Pero también de las dos portavoces municipales que hemos tenido este mandato, de Carla Aguilar, que como decía ha sufrido y padecido mucho desde que por coherencia consigo misma y con lo que representaba, decidió dejar el equipo de gobierno, pese a que su compañero de grupo municipal la dejara abandonada y pese al acoso y derribo que sufrió de Ricomà, y ahora hemos sabido también que de sus compañeros de partido. Y también de Sandra Ramos, que se ha tenido que enfrentar no solo a la difícil tarea de hacerle oposición a un gobierno roto y sin rumbo, sino también a un Alcalde y a unos miembros de gobierno, especialmente los hombres, que la han tratado muchas veces con desprecio.

Y no quiero acabar sin acordarme también de Begoña Floria, quién fue la portavoz del gobierno durante 12 años, quién dejó una clara huella en esa portavocía, y que la ejerció de forma magistral. Como se te echa de menos ahora.

Ojalá el camino de la lucha de las mujeres se acabara aquí, pero no es el caso. Queda mucho por andar, mucho por lo que trabajar. Aunque estoy convencida que dejaremos un mundo mejor, tendrán que ser otras en el futuro quiénes espero, acaben el trabajo. Mientras tanto yo seguiré luchando desde Tarragona y por Tarragona.

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