Confiar en el GPS

La noticia de ese camionero granadino que el miércoles quedó atascado durante 24 horas en una calle estrecha de la localidad navarra de Etulain siguiendo las indicaciones del GPS me ha recordado a otras víctimas de este artilugio. Y no son pocas, pues abundan los conductores que, confiando en este aparato, han acabado en lugares de lo más insospechado. Como Robert Ziegler, un hombre de 37 años que subió y subió hasta quedar atrapado con su furgoneta en lo alto de una montaña en Suiza, en un camino tan estrecho y abrupto que los rescatadores tuvieron que enganchar el vehículo a un helicóptero. Pero quizás la anécdota más espectacular la protagonizó una mujer belga de 67 años que recorrió 1.450 kilómetros cuando en realidad sólo tenía que circular 32 para llegar a su destino. Esta señora debía ir a la estación de trenes del Norte de Bruselas, un viaje de unos 40 minutos. Pero el trayecto que le indicaba el GPS comenzó a alargarse. Tanto, que condujo durante 12 horas –repostó en varias ocasiones–. En su periplo cruzó Bélgica y Alemania para acabar en Zagreb, Croacia. «Vi señales de tráfico en francés y en alemán. Pasé por Colonia, Aquisgrán, Fráncfort... Pero no me hice ninguna pregunta. Pisé el acelerador y continué conduciendo», dijo después. Ya ven, la tecnología es casi siempre una ayuda, pero cuando se pone tonta no está de más echar mano del sentido común –sí, ese que no es tan común–. Y retomar aquella vieja costumbre de preguntar a los lugareños.

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