Y el delincuente volvió a actuar

Ya hubo mucha gente que mostró su sorpresa cuando, a pesar de la gravedad del delito, fue puesto en libertad –este Diari incluso publicó alguna carta de lectores a la directora en este sentido–. Por eso el miércoles, cuando saltó la noticia de que los Mossos d’Esquadra volvieron a detener por otro secuestro e intento de agresión sexual al hombre que hace apenas quince días quedó en libertad provisional tras ser acusado de violar a una joven a la que mantuvo encerrada durante varios días en una chabola en Terrassa, aquella perplejidad se transformó en indignación.

En esta última ocasión, el detenido está acusado de secuestrar, maltratar y tratar de agredir sexualmente a una mujer en esa misma chabola en la que reside. Unos delitos, pues, muy similares a los que le llevó hace apenas dos semanas ante el juez, que, antes de ponerlo en libertad, le ordenó comparecer semanalmente ante el juzgado, con retirada del pasaporte y prohibición de salir del país y con una orden de alejamiento de la joven agredida.

Quisiera pensar que el juez, mucho más preparado que yo, vio algo en este caso que a la mayoría de la gente –al menos, toda con la que yo he hablado de este suceso– no sabemos apreciar, pero cuesta entender que se deje en libertad a un delincuente que comete actos tan deplorables contra las mujeres y que acumula medio centenar de antecedentes penales.

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