El valor dela imagen

Ya lo dice el refrán, «una imagen vale más que mil palabras». Y con la imagen publicada en prensa un soleado y gélido 2 de febrero tuvimos noticia. ¿A qué imagen me refiero? Al pacto sellado con un apretón de manos entre el President de la Generalitat, Pere Aragonès, y el exministro de Sanidad, Política Social e Igualdad, Salvador Illa. Fotografía que desprende nada más verla un frío pacto entre caballeros.

Su análisis nos ha revelado mensajes suculentos. Por ejemplo, centrándonos en la dimensión espacial, destacar la verticalidad. Mientras Pere Aragonès se mantiene firme en su posición, Salvador Illa es el que le tiende la mano. Por tanto, el que se desplaza de su sitio. Señal inequívoca de la ardua tarea a la cual se ha visto abocado hasta llegar aquí. Por otra parte, Illa se esfuerza en mostrar el pacto entre caballeros dando prioridad al entrelazado de las manos. Aragonès, sin embargo, esconde la otra. Otra vez dejando palpable el mayor esfuerzo por llegar a un consenso por parte del equipo socialista.

Si nos fijamos en su vestimenta, destaca el azul del traje de Aragonès con respecto al gris del líder de la oposición catalana. Mensajes deducibles, varios. Primero, a simple vista sobresale el azul en detrimento de esa tonalidad de gris. Se denota, por tanto, una mayor fuerza de ERC con respecto al PSC. Segundo, el President de la Generalitat quiere transmitir confianza, seguridad, tranquilidad a sus votantes. Este color es perfecto para ello. En la otra parte de la mesa, traje gris. Color gris. El cual también representa equilibrio y tranquilidad. Solo roto por el color de la corbata. Roja. ¡Qué casualidad! El color de su partido.

Si quisiéramos acabar con esta primera parte de la reflexión, añadir que los dos, a través de sus vestimentas, intentan transmitir exactamente lo mismo. Tranquilidad, equilibrio. Pacto entre caballeros para no convocar elecciones (con Municipales y Generales hay suficiente), y aprobar los presupuestos. Sin embargo, la distancia, tanto física como ideológica, es palpable. Al igual que su gélido semblante, el cual se transmite de forma inequívoca en la fotografía.

El análisis del pacto, desde un punto de vista político, lleva a la pregunta de su duración en el tiempo. ¿Podemos estar seguros de que dentro de 41 días el pacto habrá sorteado toda clase de dificultades?

En política se dice que todo es posible. En este caso se cumple, puesto que es extraño ver un pacto entre Gobierno y Oposición. Lo normal hubiese sido un pacto entre fuerzas con mayor semblanza ideológica. Aquí no. Independentistas y constitucionalistas se dan la mano. Extrapolado en la foto solo hace falta fijarse en sus sonrisas. Un pequeño esbozo. Y para quedar bien, nada más. No sea que se enfaden nuestras bases militantes.

Sin embargo, el pacto responde a la necesidad de gestión tan necesaria como odiada en la política actual. Fin último de la llegada de un partido político al poder. Olvidado muchas veces en la actualidad.

Algunos partidos de reciente creación empezaron como plataformas activistas, han evolucionado a partidos políticos y han conseguido representación parlamentaria. De activistas a gestores. Y han cambiado el lenguaje. Adaptándolo a su nueva realidad, que no a la realidad de gestión y respuesta a las necesidades de los ciudadanos. De ahí que, centrándonos en el tema de este artículo, solo se hayan comprometido a sacar unos presupuestos adelante sin un compromiso mayor. De ahí, tal vez, el hecho de nombrar grandes proyectos sin tener en cuenta las partidas presupuestarias destinadas a ese fin.

Para acabar, otra curiosidad. Hay un tercer partido en juego que aporta su granito de arena para intentar sacar adelante los presupuestos con sus 8 escaños. Sin embargo, no se les ha oído mucho y tampoco aparecen en la foto. En el mundo actual, donde la imagen vale más que mil palabras, resulta extraño.

Corre el reloj. Quedan menos de 41 días para analizar otra fotografía.

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