La vacuna que inmuniza contra el acoso escolar

La víctima vive con miedo de asistir a la escuela, mostrándose en ella como un ser solitario

El acoso no surge en la escuela por generación espontánea; es expresión de una crisis social: la violencia ha permeado a la sociedad entera y ha insensibilizado a muchos adolescentes. Sus profesores se suelen sentir perdidos ante un fenómeno novedoso y que parece imparable.

Para hacernos cargo del alcance de este problema basta un dato: en un estudio reciente realizado en la Comunidad de Madrid se averiguó que sufren acoso escolar grave 14.000 escolares. Por otra parte, los suicidios de adolescentes debidos a haber sido víctimas de acoso escolar son noticia habitual en los periódicos españoles. Un ejemplo:

«La adolescente que se precipitó hace dos días desde un quinto piso falleció en la mañana de ayer en la UCI del Hospital donde permanecía en estado de muerte cerebral. El Cuerpo Nacional de Policía investiga ya el caso después de encontrar una carta en la que la chica explicaba las razones de su desesperación y en la que confesaba que sufría acoso escolar. El mismo día del suceso contó a una compañera del colegio que no podía más y que tenía ganas de morir. Su origen sudamericano y los comentarios racistas fueron las causas del acoso» (diario El Mundo, 12-3-2014).

El acoso escolar o bullying es una forma de violencia (en forma de insultos, motes molestos, burlas, etc.) con la que el agresor pretende intimidar a su víctima, ante la indiferencia y el silencio de sus compañeros de escuela (debido al miedo a ser ellos mismos los acosados). Se busca aislar al acosado ignorándole, impidiendo así que participe en la vida del grupo. Tras el maltrato psicológico a veces llega el físico.

¿Cuáles son los efectos del bullying? La víctima vive con miedo de asistir diariamente a la escuela, mostrándose en ella como un ser solitario y triste. En ciertos casos tiene pensamientos de suicidio y algunos de ellos llegan a consumarlo.

¿Qué tipo de personalidad suele tener el acosador escolar? Padece ausencia de empatía y distorsión cognitiva. Al no ser empático carece de la sensibilidad para ponerse en el lugar de la víctima, ignorando su sufrimiento; no tiene sentimientos de culpa. La distorsión cognitiva es un fallo en el procesamiento de información que impide percibir correctamente la realidad. El agresor tiene, además, baja autoestima, por lo que utiliza la violencia para autoafirmarse y conseguir el reconocimiento de los demás.

¿Cómo es la personalidad de un ‘candidato’ a ser víctima del acoso? Existen rasgos comunes que constituyen factores de riesgo: falta de confianza en sí mismo; baja autoestima; mucha vulnerabilidad psicológica; excesiva dependencia del entorno familiar.

¿Existe alguna solución para este problema? La experiencia dice que actuar a posteriori de un maltrato no suele ser eficaz; en cambio, una buena prevención puede ser decisiva. Es muy importante promover en el grupo de alumnos valores en colaboración con sus padres, como el compañerismo, la solidaridad, el respeto y la asertividad. Pero esa instrucción genérica ya no es suficiente; actualmente se requiere, además, un procedimiento práctico para provocar que el grupo la aplique cada vez que surge una situación de acoso.

Ese procedimiento es el método KiVa, que se creó en Finlandia en 2008 como respuesta a un suceso terrible: en 2007 un joven armado entró en una escuela y mató a seis estudiantes, la directora y una enfermera; seguidamente se suicidó. Más tarde se supo que había sufrido acoso escolar durante muchos años.

KiVa es el acrónimo de ‘contra el acoso’. El método fue creado por Christina Salmivalli, investigadora y psicóloga de la prestigiosa Universidad finlandesa de Turku. Es contrario al enfoque tradicional, basado en el castigo del acosador, por considerar que entre los adolescentes ser cruel suele dar popularidad.

KiVa se centra en conseguir que el grupo de clase se solidarice con el compañero maltratado; de ese modo el agresor queda desprestigiado ante los demás. Los antiguos cómplices del maltratador se transforman así en sus defensores y en protagonistas de la acción preventiva de la escuela.

Con esta iniciativa se consiguió, en el primer año, que desaparecieran los casos de acoso en el 80 por ciento de las escuelas. Esto confirmó la gran calidad de la educación en Finlandia, demostrada ya en el Informe de Pisa.

A partir de ese momento uno de los factores principales que lo padres valoraron al elegir una escuela fue que contara con el método KiVa. Varios países de Europa ya lo han adoptado. En España se están recogiendo firmas de padres para que llegue a las escuelas cuanto antes esa eficaz vacuna contra el acoso escolar.

*Profesor emérito de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra

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