Miedos y olvidos pedagógicos

Hay que incorporar la 'educación emocional' para que los niños sepan resolver sus conflictos

El investigador sociolingüista colombiano Miguel Alberto González González ha publicado un libro con el título que encabezamos y en él señala que los seres humanos: “Somos plurales, somos multicuturales, somos no sólo diversos sino pluridiversos, incluyentes, abiertos a lo inédito y soñadores profundos, pero también somos conservadores, obsesos excluyentes, compulsivos con ciertas tradiciones y somos paradójicos cuando nos confrontamos con aquellas culturas que poco se parece a las nuestras”.

La pregunta que cabe hacerse es, dada la realidad del mundo de ahora y los datos educativos que ofrecen las evaluaciones: ¿Estamos ofreciendo a las nuevas generaciones las capacidades para enfrentarse a un mundo en donde el 80% de los empleos que tendrán no están aún creados?

¿Cabe afirmar como señaló Gabriel García Márquez?: “Desde muy pequeño tuve que interrumpir mi educación para empezar a ir a la escuela”.

El trabajo del Dr. González ofrece una seria reflexión emanada de los propios docentes para que entendamos donde se está, qué sienten los docentes en la escuela de hoy; su marco referencial es Iberoamérica, pero no está muy lejano de la realidad de nuestro país y de su entorno comunitario la Unión Europea.

No se puede negar, que a pesar de lo que algunos hacen por defender la educación en este mundo globalizado, aún hay muchísimo por hacer , incluso en países de nuestro entorno, y en el nuestro, la educación no pasa por su mejor momento, con pavorosos recortes en los recursos en la educación pública, con deterioro de la calidad y con devaluación del profesorado, que según estudios recientes, en nuestro país, el 65% de los profesores se sienten quemados e infravalorados y el 12% están significativamente deprimidos y angustiados, dudando de su propia realización profesional.

Nadie duda que la educación es la esencia del futuro, por ello creemos que es importante reflexionar sobre estos datos, y sin caer en el catastrofismo veamos si la educación que estamos ofreciendo, es positiva, y si no estamos cayendo en el serio error de usar a los niños como escudo o avanzada para otros objetivos, políticos, ideológicos derivados de intereses bastardos, que en absoluto deberían ser motivadores de educación, y lo que es más peligroso, el silencio cómplice y la hartura emotiva de muchos docentes que prefieren callar, por el miedo a perder su puesto de trabajo.

No creemos que sea casualidad que el Nobel de la Paz este año haya sido para la paquistaní Malala Yousafzai, la joven a la que los talibanes dispararon a la cabeza en 2012 por defender la escolarización de las mujeres, y el activista indio Kailash Satyarthi: «por su lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación». Obviamente :»Los niños deben ir a la escuela y no ser explotados financieramente», ha defendido el Comité del Nobel, subrayando que: «en los países pobres, el 60% de la población actual tiene menos de 25 años». Según ha explicado al realizar el anuncio el presidente del Comité Nobel Noruego, Thorbjon Jagland, se ha considerado: «un punto importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común por la educación y contra el extremismo».

Ello, vuelve a demostrar la necesidad, de plantearse el hecho educativo como clave en el proceso de socialización del ser humano. A pesar de los avances que ha habido en la humanidad, también conviene recordar que el camino no es lineal y sin retroceso, pues el ser humano ha pasado por periodos de esplendor ineludible pero también por fases de obscuridad y deterioro innegables; la pregunta es: ¿caminamos hacia una etapa en donde la luz educativa deja de ser brillante e iluminadora.

Trabajos como el que señalamos del profesor González ayudan a entender que está pasando en muchos docentes en el mundo que: “sin moderse la lengua, sin ajusticiar sus recuerdos nos cuentan con honestidad, de la poca que nos queda, sus grandes miedos y olvidos; relatos que nos rasgan la piel pero que nos traslucen un fondo de profunda humanidad, saberse con miedos y olvidos”

Conviene recordar que hay líderes políticos como, Catalina la Grande que afirman:”Si señores, la plebe no debe recibir educación. Pues si se sabe tanto como yo, me desobedecerá en la misma medida en que ahora me obedece”. Sino que se lo pregunten a Malala y a la niñez bajo la égida del yihadismo.

Estamos en un momento difícil y por ello es conveniente repensar lo que otros señalan en sus investigaciones como el Dr. González: “Uno de los grandes miedos aprendidos de las utopías desetizadas, esto para jamás olvidar por algún ser humano, es cuando la ética se rinde y pasa a ser cadáver para muchos intelectuales, políticos y economistas que pretenden imponer sus criterios y sus racionalidades excluyentes. En definitiva, uno de los no negociables para cualquier apuesta humana son las responsabilidades morales y éticas;esto hay que escribirlo en letras de molde sin miedo y evitar que se olviden.”

Hay que incorporar a la educación nuevas herramientas de trabajo y nuevas manera de hacer el hecho educativo como es “la educación emocional” para que los niños, en esta sociedad global y en red, en donde muchos padres no son capaces de ayudar a sus hijos por falta de tiempo, aquellos sean capaces de resolver sus conflictos y problemas emocionales por sí mismos, ya que muchos de los adultos que les acompañan no tienen tiempo, de aquí la necesidad de una nueva pedagogía que no tenga olvidos y miedos.

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