Simplemente, cotilleos

En los cotilleros existe una forma de castigo inconsciente de quien se critica, así como un alivio

¿Es buena idea hablar mal de otros entre amigos? No estoy seguro. Lo extraño es el irresistible atractivo que ejerce en la mayoría de nosotros, a menos que seamos santos o sabios. ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo es posible que despellejar a los demás, en su ausencia, aunque con suavidad pueda representar una actividad divertida y atractiva? En general, se critica con más facilidad a las personas que nos irritan o nos superan (otra manera de irritarnos).

Así pues, creo, que en los cotilleros existe una forma de castigo inconsciente de quien se critica. Y también un desahogo, un alivio: en la mayor parte de las ocasiones evocamos todo lo que no habíamos osado decirle en la cara.

Yo tomé hace tiempo, la decisión de no criticar a los ausentes, en cuanto alguien empieza a hacerlo e intenta arrastrarme a la conversación, me niego a seguir y les digo: O reflexionamos sobre la manera en que se podría decir a la cara, o no me interesa y la verdad es, que no siempre, consigo frenar algún que otro cotilleo, que unas veces se gana y otras se aprende, pero nunca se pierde, en estos casos. Pues pienso que es mejor que te rechacen por ser sincero, a que te acepten por ser un hipócrita. En unos tiempos en los que las adversidades se multiplican y todo cuesta mucho más esfuerzo, se tiene que saber navegar, con trabajo, esperanza y lucidez en media de la tormenta cotidiana.

Tengo muy presente que los mentirosos nunca cambian, solo mejoran su estrategia, en consecuencia, criticar a otro, sin la certeza de la verdad, es mentir. Hay un dicho que compara la vida y la escuela y es muy interesante: En la escuela primero aprendemos una lección y luego nos ponen la prueba. Y en la vida, primero tenemos una prueba y luego fruto de ella aprendemos la lección.

La raza humana tiene un arma con tres filos, que deberíamos usar con más frecuencia, que es la sinceridad, la verdad y el respeto.

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