¿Sobran escuelas?

La pregunta es motivo de un gran debate y no es contestable en las pocas líneas que ofrece esta columna. No es mi intención crearme enemigos entre el sector educativo, sino buscar una racionalización de los equipamientos existentes.

Es cierto que el barrio de la Vall de l’Arrabassada está huérfano de escuela y la población censada merece un equipamiento decente. Se puede criticar el retraso y las formas, pero es un edificio necesario y hay que luchar por él.

¿Pero el caso de Llevant es copiable en Ponent? ¿Es sostenible el número de aulas abiertas en el centro? Con los datos de matriculación del próximo curso, las razones de mantener una escuela prefabricada en Campclar pierde argumentos cuando a pocos metros tiene otras ofertas. Y en el centro las escuelas han visto cómo aumentaba el número de pupitres vacíos.

¿Qué hacemos, entonces? La decisión no es fácil, pero hay que tomarla.