Totes les cartes del dia

El arte de pasear

Bien es sabido el beneficio que nos aporta un agradable paseo. No digamos ya si, gracias a un entorno natural, conseguimos sumar al mero efecto del ejercicio físico, el acierto de poder despejar nuestra mente del conglomerado de pensamientos diarios que, laberínticamente, se anidan en el córtex, allí donde transcurre la Percepción, la Imaginación, el Pensamiento, el Juicio y la Decisión.

Pues bien, queriendo experimentar todo el provecho que elegantemente me narra el libro que en estos días estoy leyendo, por cierto, enormemente recomendable y cuyo título utilizo para dar nombre a este escrito, el pasado domingo, me invité a buscar dichos beneficios paseando por el Jardín Botánico de Salou.

Y, desafortunadamente y en contra de todo lo pronosticado en el breve relato de Karl Gottlob Schelle, fue en ese lugar donde percibí abandono y descuido, imaginé belleza que no pude contemplar, pensé en aquellos árboles sufriendo por no tener siquiera el mínimo de agua necesaria para sobrevivir y enjuicié a los responsables que decidieron dejar de cuidar ese recinto y que lo han convertido en un maltrecho rincón. Y tomé una decisión: no volver a ir.

Eva Langelaan

(Salou)

La propuesta de la Iglesia

En el marco de las conmemoraciones de la aprobación de la ley mal llamada del matrimonio homosexual, el expresidente del Gobierno Rodríguez Zapatero arremetía contra la Iglesia católica, recordando que fue en los obispos donde hace una década encontró una mayor oposición y repitiendo la falsedad recurrente de que llegaron a organizar incluso manifestaciones en la calle.

Pienso que la historia necesita verdad para articular de manera adecuada su memoria. Los obispos no organizaron ninguna manifestación. Sí es cierto, aunque Zapatero lo omite, que la respuesta de la sociedad civil en la calle fue muy importante en defensa de la familia y en contra de la ingeniería social que su gobierno pasó como un rodillo, gobernando de manera excluyente.

Las leyes actúan como palanca decisiva a la hora de configurar un determinado ambiente cultural. La Ley de 2005, que en realidad fue una redefinición del matrimonio, ha calado y favorecido determinadas formas de hacer y actuar en la vida pública.

Lluís Esquena Romaguera

(Torroella de Montgrí)

Todos tenemos un precio

¿Una ola de corrupción nos invade?, no creo, la corrupción esta tan extendida que se llega a afirmar que todos tenemos un precio. Todos en la vida lo tenemos puesto en algún momento aceptamos lo dispuesto, es muy bonito presumir cuando nadie te ha hecho una «oferta», pero si recibes una, nos tragamos el orgullo y agachamos la cabeza.

Nunca se puede decir de este agua no beberé, En una empresa por ejemplo, un día te haces del comité de personal, levantas el gallinero y al poco tiempo los del piso superior, te están proponiendo (para taparte la boquita), para un ascenso o el ingreso en la empresa de un familiar, a partir de ahí y con el alma vendida al diablo, entras en el gran grupo corrupto.

El diccionario nos dice, corrupción, acción de corromper o corromperse. Mientras más dinero tienes peor, detrás de cada gran «fortuna» hay un delito.

El ser humano es tan frágil en todos los aspectos, que da miedo pensar donde se puede llegar. Corrupción, no, es un precio que todos hemos pagado alguna vez.

Antonio Casero López

(Reus)

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