Cuando los enigmas resueltos sobre Gaudí abren cajas cerradas en Reus
Varias familias resuelven misterios en un ‘escape room’ organizado en el equipamiento. La actividad les permite saber más de la vida y la obra del arquitecto

«¿Os gusta resolver misterios?». Esta fue la primera pregunta de Chema, la persona que guio a varias familias, este pasado viernes, en el Gaudí Centre. El motivo fue un escape room: el de L’Enigma de Takeshi Nazo. La respuesta fue unánime y afirmativa. La clave de la actividad consistía en resolver un misterio a través de enigmas que contenían varias cajas cerradas a cal y canto. Con la excusa de dicha tarea, familias y pequeños aprendieron algunos detalles de la vida y la obra del arquitecto Antoni Gaudí.
Como recordatorio, esta es una propuesta que surgió en 2021 y que se ha mantenido desde entonces. Surgió con el objetivo de llamar la atención de un público nuevo, más joven y, quizá, no tan habituado a visitar los centros de interpretación o espacios museísticos por su cuenta.
En el marco de la campaña de verano actual, la Agència Reus Promoció, aparte de ampliar horarios de espacios patrimoniales visitables, también potencia las actividades lúdicas en este tipo de espacios. La también llamada ‘gamificación’ está teniendo mucha aceptación entre los más jóvenes.
Recorrer todas las plantas
Volviendo a la actividad, la historia de partida da a conocer a los participantes la figura del japonés Takeshi Nazo, a quien se le describe como un apasionado de la obra de Gaudí. Tras pasar por la ciudad de Reus, este peculiar visitante deja como recuerdo una caja herméticamente cerrada con un tesoro y deja una nota en la que reta al curioso saber de qué se trata. Para conseguirlo, los participantes –que fueron dispuestos en grupos– tendrían que conseguir abrir varias cajas repartidas por el Gaudí Centre, a través de la resolución de enigmas.
Una vez iniciada la dinámica, los grupos fueron descubriendo el contenido de las cajas, lo que les obligó a recorrer rincones del equipamiento, así como varias plantas. Sin duda, fue una forma efectiva de descubrir el centro de interpretación: ni más ni menos que jugando.
Entre los diferentes grupos, se pudo palpar nervios e ilusión por resolver los enigmas en tiempo récord. «Date prisa, que si contestas mal la pregunta pierdes la pista», se avisaban las familias. Otro factor entretenido fue observar cómo se organizaban los grupos y qué roles tomaban cada uno de sus integrantes: los había más vivos, buscando la respuesta mediante la observación activa; y otros más analíticos, repasando la pregunta detenidamente. Una de las cuestiones planteadas en una de las cajas cerradas proponía fijarse en los detalles de uno de los monumentos proyectados por Gaudí. El reto consistía en seleccionar, de entre una enumeración de objetos, cuál no figuraba entre las inspiraciones del genio.