El vino del Priorat atrae al turismo de lujo con su creciente oferta hotelera

Escaladei y Torroja se posicionan como referentes del enoturismo internacional con sus respectivos alojamientos

El auge del enoturismo y las bodegas en la zona del Priorat han sido el principal dinamizador del territorio en los últimos años, hasta el punto de incorporar nuevos sectores de negocio y ampliar la oferta hotelera de la comarca a una clientela internacional de lujo. A la apertura en 2018 del Hotel Terra Dominicata -de 5 estrellas- en Escaladei, Torroja del Priorat sumó el Hotel ORA Priorat hace unos meses y cuenta las semanas para inaugurar el nuevo hotel de ultralujo Mas d’En Bruno que abrirá en el mes de mayo.

Desde ambos ayuntamientos, evidencian que ese ‘repentino’ atractivo proviene directa y exclusivamente de «la enología, de un vino de gran calidad que en su mayoría se exporta fuera y, con ello, genera también un turismo de calidad», valora Joan Sentís, alcalde de Torroja. «El Priorat, por el ámbito enológico, tiene un reconocimiento internacional, tenemos bodegas de gran prestigio e, incluso, hay bodegas extranjeras que tiene sede y elaboran sus vinos aquí; y ese recorrido es el que conlleva unos parámetros de calidad y cierto estatus para el turismo», añade el presidente del Consell Comarcal del Priorat, Xavier Gràcia.

Totalmente integrados en el entorno, los visitantes de estos complejos pueden disfrutar de un paisaje único entre viñedos y las montañas de la Sierra del Montsant. Es más, las grandes cadenas hoteleras que han apostado por la comarca han elegido, a su vez, enclaves con un encanto añadido. Mientras el Terra Dominicata permitió restaurar una granja del siglo XII, el ORA Priorat aloja a sus viajeros en un edificio del siglo XVII reconvertido en un hotel boutique, y el futuro Mas d’En Bruno cuenta con una historia de más de cinco siglos.

El efecto directo de esta oferta turística en la comarca es el ‘nombre’ o la ‘marca’ que se crea a partir del atractivo local y sus productos de proximidad. Sin embargo, las instituciones desmienten que esto cambie excesivamente la vida de los municipios ni que influya en el día a día de los trabajadores del campo.

Relativo impacto municipal

«Una obra de estas características aporta una serie de fondos económicos que nos permiten hacer otras cosas, no podemos decir que no beneficie, pero no deja de ser algo puntual», reflexiona Sentís. El principal beneficio, de hecho, es la licencia y los permisos de obra. Aunque este tipo de inversiones siempre son importantes para una comarca rural, «tienen que ir vinculadas a ofertas de trabajo de calidad y unos servicios que realmente sean ejemplares, más allá de la imagen que, indudablemente, es buena», expone Gràcia. «El Priorat era la comarca más pobre de toda Catalunya, pero hemos sabido sacar provecho del vino y vamos camino de repetirlo con el aceite; eso tiene que ir acorde con estas inversiones, que no necesariamente deben ser para alojamientos de lujo», añade el presidente del Consell Comarcal.

Al final, los municipios señalan que, más allá del reconocimiento, el objetivo es atraer turistas de toda clase -no solo clientela de lujo- que quieran y puedan venir a disfrutar de la zona. Y, de hecho, cuanto mayor y más variado sea el turismo, más posibilidades de desarrollar otros negocios o sectores tendrá el Priorat. Parte de esa transformación depende del ámbito laboral. «En ese sentido, sí ha beneficiado porque gente del pueblo y de los de alrededor ha trabajado o trabaja en el Terra Dominicata, ya sea en el cuidado de los viñedos, la recepción o limpiar habitaciones», explica Meritxell Martorell, alcaldesa de La Morera del Montsant, término al que pertenece Escaladei.

Los ayuntamientos más próximos son los primeros en recibir todas las ofertas de trabajo que mandan, por lo que estos hoteles de lujo tienen cierto retorno económico para la gente de la comarca. Aunque no sea de forma directa, sobre todo, porque se trata de turismo de fin de semana o de temporada. «El hotel puede ser una salida para 20 o 30 trabajadores», reconoce el alcalde de Torroja del Priorat, «pero sin mayores desencadenantes que generen negocio, seguiremos siendo una zona rural con un paisaje espléndido y un vino excelente, pero el día a día es muy duro para los que viven aquí todo el año», lamenta. Es más, las empresas constructoras encargadas del proyecto del Mas d’En Bruno vienen mayoritariamente del Baix Camp y el Tarragonés, entonces, tampoco en ese sentido se obtiene beneficio alguno.

Luego, una vez ya instalados y puestos en marcha, los turistas que se alojan en los hoteles de lujo suelen buscar su tranquilidad y ese ‘aislamiento’. «Son complejos tan grandes, tienen bodega, piscina, restaurante; que si la gente sube para un fin de semana, entiendo que no tengan necesidad de salir de allí, pues tienen todas las comodidades a su alcance», apunta Martorell. Aunque los clientes se acerquen hasta la Cartoixa de Escaladei y algunos incluso vayan caminando hasta La Morera, como describe Joan Sentís, «su enfoque es hacia el mundo del vino, irán a ver bodegas, viñedos, harán una visita cultural, degustaciones en algún restaurante y ya está».

Con todo, lo más llamativo es que con la construcción del nuevo Hotel Mas d’En Bruno, apenas unos kilómetros separarán a estos tres alojamientos de alto standing, ubicados en una misma zona del Priorat. «Antes no había apenas hoteles y ahora estarán a 2 o 3 km el uno del otro, de hecho, uno se ha instalado en la carretera de Escaladei hacia La Vilella y el otro hacia Torroja», describe Meritxell Martorell.

Ante el emergente turismo de lujo, «la lectura es positiva, lógicamente, pero la necesidad la tenemos ahora, hoy; quizá dentro de un tiempo todo funciona muy bien, pero en el mundo rural las cosas van muy lentas», concluye el alcalde de Torroja.