Recetas, electrocardiogramas y resultados vuelven al consultorio del barrio Gaudí de Reus

Los primeros pacientes del dispensario, recién reabierto gracias a la lucha vecinal tras tres años de parón, están encantados porque «está cerca, no hay tanta aglomeración y tiene la farmacia al lado». «De aquí ya no nos mueven más», avisan

Hace ya casi tres años del día en que el dispensario del barrio Gaudí echó el cierre, pero los pacientes vuelven a entrar y salir del consultorio como si no hubiese pasado el tiempo. Bajo sus mascarillas, se intuye la sonrisa de satisfacción de quienes han conseguido algo grande.

A las puertas del equipamiento, unos y otros coinciden, se saludan e intercambian recuerdos. «Yo empecé a visitarme aquí al principio, cuando lo pusieron en marcha», comenta un hombre. Y otro le responde: «Y aquí estuvimos el mes pasado, también, manifestándonos para que no nos lo quitaran». La reapertura, consumada este lunes, es un éxito rotundo del barrio y de sus vecinos. Muchos ya han solicitado el traslado para ser asignados al equipo médico más próximo a casa.

«Mi mujer tenía cita en el CAP Llibertat para unos resultados y, este día 9, en cuanto supimos que volvíamos a tener consultorio en el barrio, acudí a preguntar si nos podían atender aquí», comenta Antonio Lanzas, uno de los primeros usuarios del dispensario en esta nueva etapa.

Su esposa, Asunción Reíllo, constata que «mientras esto estuvo cerrado, me tocaba ir hasta el centro en autobús, me costaba mucho y no podía hacerlo sola». Ahora, «me han dado los resultados aquí. Es fabuloso porque está al lado de donde vivimos y puedo venir con tranquilidad», celebra.

El consultorio arranca de nuevo prestando servicio a un centenar de pacientes y prioriza, de inicio, a los mayores de 65 años. Pero Kalid Loukili aún es joven y fue igualmente a hacerse un electrocardiograma en el barrio Gaudí ayer. «Antes de la pandemia, venía aquí al médico. Luego, me derivaron al CAP Llibertat y ahora, cuando iba a hacerme la prueba allí, me han dicho que esto ya funcionaba y que viniese otra vez al consultorio», cuenta. Igual que Antonio y Asunción, Kalid está «encantado» porque «tengo el doctor cerca».

Premio a la reclamación vecinal

Rafel Curto, otro paciente, lo tiene claro. «De ninguna manera van a volver a movernos de aquí», avisa, entre bromas. Viene a consulta desde El Pinar. Durante el parón en la actividad del consultorio, «nos mandaron al CAP Llibertat y estuvimos como una pelota de tenis, de un lado a otro, hasta que nos asignaron a un doctor», dice.

De vuelta al barrio todo son ventajas. «No te ves obligado a dejar el coche en un aparcamiento de pago, hay menos aglomeración y tenemos la farmacia a un paso», detalla Curto. Además, «estamos contentos con el médico», así que «nos vamos a quedar aquí siempre», precisa.

Y a Inés Díaz, otra de las pacientes que participó en las concentraciones para exigir la reapertura del espacio, le parece «una gran cosa que esto esté tan cercano». «La presidenta de la asociación de vecinos, Maria del Mar, ha luchado muchísimo para que volviéramos a tener consultorio y se ha logrado», destaca. La mujer señala que en el dispensario del Gaudí «me atiende la misma enfermera que tenía en el CAP», pero ir al centro «era una gran incomodidad y no existe bus en condiciones».

A Juani Machado, que «iba andando» hasta el Parc Sant Jordi porque «no había autobús directo y se te pasaba la cita», le alegra haber estado en las protestas porque «el barrio ha recuperado un servicio».

El apoyo clave de la farmacia

La plantilla de la farmacia Gerard Sans ha arrimado el hombro todo este tiempo sin consultorio. Desde el establecimiento explican que «si faltaba medicación o había algún problema con las recetas, tratábamos de ayudar y hacer de filtro».

La reapertura «es un desahogo para el barrio, que tiene población mayor» y «facilita la comunicación médico-paciente-farmacia; incluso, si aparece alguna duda, podemos ir aquí caminando y resolverla fácilmente».

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