Intoxicaciones alimentarias y digestión, en el punto de mira

Consejos. La temperatura incentiva que crezcan gérmenes y los cambios de alimentación efectan al aparato digestivo

El 60% de las intoxicaciones alimentarias se produce en el propio hogar y especialmente durante los meses de calor. De promedio, al menos 2 de cada 10 personas padece un episodio anual.

«Precisamente, en verano se sufren más intoxicaciones alimentarias porque, a diferencia del resto del año, bajamos la guardia», asegura el enfermero y secretario de la junta del Col·legi Oficial d’Infermeres de Tarragona, Gerard Mora. Por ello, los expertos hacen hincapié en que debemos prestar atención, por un lado, a la temperatura del frigorífico, y, por otro, no descuidar la cadena de frío.

En cuanto al primer aspecto, «los alimentos que requieren frío deben guardarse en la nevera en las dos horas siguientes tras ser comprados, pero, cuando es verano, mejor no esperar más de una hora. Esto significa que, cuando hagamos la compra, deberemos dejar para el final los productos que necesitan frío y volver a casa lo antes posible para ponerlos en la nevera».

Sobre la conservación de la cadena de frío -que consiste en mantener la temperatura controlada que necesita un alimento para alcanzar la fecha de consumo preferente indicada en su envase en las mejores condiciones para su consumo- Gerard Mora comenta que «debemos ser precavidos sobre todo si vamos de pícnic, y prestar mucha atención cuando comemos en un puesto de comida ambulante». «Como consumidores, siempre deberíamos transportar los alimentos en una nevera con hielo, incluso hay modelos eléctricos portátiles que permiten mantener la temperatura estable», afirma él mismo.

Así, si optamos por hacer un tentempié en un puesto de comida ambulante «con las altas temperaturas, deberíamos ser cautos con las salsas y otros derivados preparados a base de huevo o leche», explica el enfermero. Cuando estemos en casa, las comidas elaboradas con huevo crudo, como la mayonesa y otras salsas, deben consumirse inmediatamente y, si queda algo, guardarlo enseguida en la nevera.

En cuanto a conservación de los alimentos, lo recomendable es utilizar recipientes de cristal. «Debemos tener en cuenta dos factores, la sostenibilidad ambiental y la salud. Entonces, el mejor recipiente es el de cristal porque, por un lado, es más sostenible, y, por otro lado, como ya se ha indicado en muchos estudios científicos, a cierta temperatura el plástico genera microplásticos que contaminan los alimentos», detalla Gerard Mora.

Intoxicaciones

En cuanto a los gérmenes que causan intoxicaciones alimentarias, destacan, por un lado, el Campylobacter, que es la principal causa de gastroenteritis en el mundo y sus síntomas más frecuentes son diarrea, dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza y náuseas y vómitos. Aparecen entre 1 y 10 días después de ingerir la bacteria y duran de 3 a 6 días; y, por otro lado, la Salmonella, cuyas bacterias están presentes en muchos animales y son las causantes de la salmonelosis que produce fiebre repentina, náuseas, dolor abdominal, diarrea y, a veces, vómitos. La enfermedad dura de 2 a 7 días, y sus síntomas se inician entre 6 y 72 horas.

El agua

En lugares en los que no haya garantías, es mejor tomar el agua embotellada y cualquier bebida sin cubitos de hielo. Al respecto, el secretario de la junta del Col·legi Oficial d’Infermeres de Tarragona explica que «debemos ser precavidos a la hora de beber agua de fuentes que no están controladas».

Así, «la evidencia más clara de que el agua no es apta para el consumo de boca sería el color, pero también debemos ser cautelosos con aquellas fuentes que tienen carteles en los que se indica que es agua no tratada y no controlada», añade el enfermero.

Él mismo asegura que «esta información nos advierte de que no hay ninguna institución que garantice que el agua es salubre para el consumo, por lo que podría estar contaminada con determinados microbios, metales, etc. y perjudicar nuestra salud».

Digestiones pesadas

Junto a las intoxicaciones alimentarias, las digestiones pesadas son otro de los clásicos veraniegos. Llegan las vacaciones, los viajes, las comidas fuera de casa, los tupperware en la playa y, en general, muchos excesos que no se producen en otras épocas del año.

Al respecto, Amanda Dutruc, farmacéutica de DosFarma explica: «No hay que olvidar que las vacaciones también pueden pasar factura a nuestro aparato digestivo de una forma menos peligrosa, pero muy molesta, como los gases o la acidez de estómago; siempre hay que comer sin prisas y masticar bien, incluso cuando comemos fuera y con más gente».

Las comilonas y los cambios de dieta de las vacaciones pueden desembocar en pesadez estomacal, dolor abdominal y sensación de saciedad precoz. Todo ello irá acompañado de gases y acidez. «Un aumento del gas en el estómago suele deberse a tragar una gran cantidad de aire. Eso puede ocurrir si comemos muy deprisa, sin masticar bien, o si hablamos, reímos o gritamos mientras comemos. En cuanto a la acidez, es un problema que sufren, de forma intermitente, más del 40% de los españoles», destaca la farmacéutica.

Con el cambio de rutina puede aparecer estreñimiento ocasional. Puede deberse a un cambio en la dieta (porque no consumimos la suficiente fibra) o al sedentarismo. Uno de los motivos más habituales en los meses de calor es la deshidratación producida por las altas temperaturas. Si el cuerpo está deshidratado, extraerá los líquidos de donde pueda, como de las heces, que se resecarán y serán más difíciles de expulsar.

Por último, lo que llamamos corte de digestión poco tiene que ver con la digestión. «Es un mito. Es un síncope que ocurre cuando hay un cambio brusco de temperatura», detalla Gerard Mora, quien dice que «cualquier persona puede padecer un ‘corte de digestión’, por ejemplo, si practica deporte en la montaña, durante las horas más intensas de sol, y después se baña en agua muy fría. La recomendación es hacer progresivamente este cambio de temperatura, en tanto que el cuerpo tenga tiempo de adaptarse».