El aroma de vino joven impregna calles y plazas de la Part Alta

L’Embutada es una propuesta ya consolidada. Llega este fin de semana a la séptima edición con centenares de participantes y más de 30 bodegas. La plaça del Rei se convierte en el epicentro de una ruta por la historia vinícola

El vino joven ha vuelto a inundar las calles de la Part Alta de Tarragona, junto con sus aromas característicos, gracias a la séptima edición de L’Embutada, la feria del vino joven, la fiesta recuperada hace unos años por parte de la asociación Santa Teca. Nuevamente con la plaça del Rei como centro neurálgico y las calles y bodegas del centro histórico como precursoras, L’Embutada dio el viernes el pistoletazo de salida a una nueva edición que tuvo, ayer sábado, uno de los días más importantes, con la muestra de oficios y las visitas guiadas de los protagonistas. Como es habitual, la fiesta se alarga todo el primer fin de semana de noviembre, hasta hoy a primera hora de la tarde.

Los actos más importantes del sábado de L’Embutada fueron las dos visitas guiadas en forma de itinerario histórico, primero en castellano y después en catalán, que protagonizó el guía turístico Julio Villar. Un centenar de personas visitó los puntos más importantes de las bodegas históricas y actuales de la Part Alta al mismo tiempo que iba catando los vinos preparados para la ocasión. Siguiendo las explicaciones históricas de Villar y las representaciones de numerosos actores vestidos de época, los participantes salieron del Portal del Roser y, a lo largo de casi dos horas recorrieron el centro histórico en busca de la historia del vino en la ciudad. Ello sirvió para conocer y reivindicar un pasado más vinícola sobre el que muchos tarraconenses saben más bien poco.

«Hasta el siglo XVIII y principios del XIX, el comercio del aguardiente era el que predominaba en Tarragona, mucho más que el del vino, hasta que el contexto socioeconómico cambió y los viñedos adquirieron más importancia», explicaba el guía Julio Villar a su público. Fue desgranando la historia y el pasado vinícola, así como el uso del curioso objeto que da nombre a la fiesta de L’Embutada, el embudo: «Servía para beber vino y era personal, pero los mayores se los iban pasando entre grupos, y aquel que se lo acabara, pagaba la ronda», explicaba Villar. Un músico polifacético entre el violín, la guitarra y la trompeta acompañaba a los participantes de la visita.

La plaça del Rei se llenó a partir del mediodía con la muestra de oficios y la cata de vino joven, característica de la feria. Hasta 34 bodegas participan ayer y hoy en la muestra, que quiere hacer llegar los aromas y gusto del primer vino de la temporada a los paladares que menos lo conocen. «Este vino es felicidad y queremos enseñarlo, ya que este año ha sido de muchas complicaciones», explicaba Aina Massagué, de la bodega Josep Forasté (Montblanc, Conca de Barberà), a la vez que reivindicaba el hecho diferencial de su variedad propia, el trepat. Por su parte, Francesc Boronat, del Celler Tanca els Ulls (Nulles, Alt Camp), se mostraba contento con su participación en la feria y de poder enseñar su primer vino del año, «una temporada de sufrimiento y sequía que ha dado más tensión y concentración al vino».

Hoy domingo, la Fira del Vi Novell firmará su séptima edición (que empezó el viernes con una charla técnica a cargo de Jordi Bertran) con otra muestra de oficios y cata de vinos en la plaça del Rei, y a partir del mediodía habrá concierto y DJs.

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