Hallan una cantera en Perafort que aporta nuevos datos sobre el acueducto del Francolí

Patrimonio. El yacimiento sirvió para construir el puente del Tupino, de características similares al Pont del Diable, pero de dimensiones más reducidas

El acueducto del Francolí fue construido alrededor del siglo I dC y todavía hoy se siguen conociendo nuevos detalles de esta infraestructura a través de la cual llegaba el agua a la antigua Tarraco. Los últimos hallazgos se sitúan en el tramo de unos cinco kilómetros desde Puigdelfí a Els Pallaresos, donde el equipo que lidera el investigador del ICAC Jordi López ha descubierto una cantera romana que sirvió para la construcción del puente del Tupino, que se encuentra a escasos 350 metros.

El yacimiento de piedra calcárea está en una zona boscosa y había quedado completamente escondido por los árboles. A finales de octubre Jordi López inició un nuevo periodo de excavaciones dentro del proyecto ‘Los acueductos romanos en Tarraco’, unos trabajos que finalizarán las próximas semanas y que han permitido confirmar los indicios que aportó el vecino de Perafort Lluís Massagués. «A nivel local ya se conocía de su existencia, pero no en el ámbito científico», afirmó López. En estos meses se ha limpiado la zona y se han excavado algunas partes, dejando al descubierto elementos de interés, como la base recortada de un bloque superior o las zanjas que delimitaban los carreos y que, con la ayuda de falcas o cuñas metálicas, permitían separarlos de la piedra matriz.

La cantera podría ocupar una superficie de 300 metros cuadrados y ahora es visible en tres puntos. Pese a ello, para conocer sus dimensiones reales tendría que hacerse un estudio de cubicaje, para hallar la base de la zona rocosa. El siguiente paso será hacer la planimetría, fotogrametría y su documentación.

Los investigadores relacionan su explotación con la construcción del puente del Tupino, una infraestructura de características similares al Pont del Diable, aunque con unas dimensiones mucho más modestas. Este está ubicado en el municipio de Els Pallaresos, en medio de los campos de avellanos y tan solo se conservan los estribos. López explicó que probablemente este tenía entre seis y siete arcos, de una anchura de unos cinco metros. Pese a ello, las piedras fueron expoliadas y tendría que excavarse para poder encontrar la base de las columnas. De momento, los arqueólogos sí que han excavado en una próxima al cementerio de Puigdelfí, donde se ha puesto al descubierto un tramo de más de diez metros del antiguo acueducto romano, que se conserva en un muy buen estado.

El proyecto de ‘Los acueductos romanos en Tarraco’ arrancó en el año 2018 y se incluyó dentro de un programa cuadrienal, con recursos de la Generalitat. Durante este periodo pudo ‘dibujarse’ el trazado de este sistema de canalización, de más de 23 kilómetros desde Vallmoll a Tarragona. Tan solo una pequeña parte de la estructura estaba al descubierto, aunque en la mayoría de los casos eran restos perdidos en medio del campo y estos indicios, junto con las cotas de nivel, han permitido conocer el recorrido.

A partir de ahí, el equipo ha continuado trabajando con algunos de los ayuntamientos para seguir con la investigación, como en este ocasión, que ha recibido la colaboración del Ajuntament de Perafort, que ha aportado 15.000 euros. Este equipo del ICAC calcula que aún seguirá trabajando en este proyecto durante otros dos años, antes de dejar definitivamente el trabajo de campo y empezar la redacción del estudio, que se espera que acabe en la publicación de un libro.

¿Qué pasará con estos restos? Estos no están señalizados, ni musealizados y cualquier persona que salga a buscar setas si pasa por el lado seguramente no se dará cuenta de la importancia de estas piedras. En todo caso, Jordi López avanza que esto «depende de la voluntad de cada ayuntamiento».