La escasez de instaladores cualificados dispara la espera para colocar placas solares

El precio de la luz ha desbocado la demanda por el autoconsumo fotovoltaico. Este año en la provincia ya se han realizado 3.190 instalaciones nuevas, seis veces más que en todo el 2020

El ‘boom’ del autoconsumo de energía fotovoltaica, como cualquier otro, ha pillado desprevenida a una oferta que ahora ve como no da abasto. El disparado precio de la energía ha sido el principal causante de la demanda desmesurada para colocar placas solares tanto en viviendas particulares como, ahora también, en comunidades de vecinos, y a la que también han contribuido las diferentes ayudas municipales, autonómicas, estatales y europeas para estas instalaciones. Esto ha provocado que las plantillas de instaladores cualificados de las empresas se vean desbordadas ante tal interés por parte de la ciudadanía y, si a esto se le suma que muchos de los materiales necesarios están tardando en llegar, por escenarios como la guerra de Ucrania, se llega al resultado de que los consumidores tienen que esperar hasta dos, tres y cuatro meses para contar con los paneles solares en sus tejados, cuando antes se solucionaba en cuestión de una semana.

Basta con ver los números para darse cuenta de la magnitud de la cuestión. Hasta el 31 de agosto de este año, en la provincia de Tarragona se colocaron 3.190 instalaciones fotovoltaicas nuevas, casi el doble que todas las que se instalaron durante el año pasado entero, 1.784, y muy lejos de las 504 de 2020. De 2013 a 2018 tan solo se colocaron 30 instalaciones de placas solares en la demarcación.

Josep Miró, presidente del Gremi d’Instal·ladors del Tarragonès y de la Federació de Gremis d’Instal·ladors de la Provincia de Tarragona (FIPTA), recuerda que cuando en el gremio se empezaron a introducir en las instalaciones fotovoltaicas para el autoconsumo había demanda, «pero no era nada exagerado», y vincula el ‘boom’ actual directamente al aumento del precio de la energía. En este sentido, lamenta que las empresas no dan abasto por dos motivos. Uno de ellos es la falta de componentes electrónicos, principalmente los inversores, que son el corazón de la instalación fotovoltaica, pues se encarga de convertir la energía generada por las placas solares en la energía que se puede utilizar. Y por otro lado, señala la falta de instaladores cualificados, «pues no se trata de instalaciones sencillas y que pueda hacer cualquiera, hay que estar preparado y formado».

Paralelamente, Miró denuncia la lentitud de las administraciones a la hora de expedir los permisos: «La burocracia es muy lenta, se tarda mucho en la tramitación y obtención de permisos, la administración está colapsada. En estas, las empresas pequeñas, de cuatro o cinco trabajadores, se ven obligadas a contratar otra persona para llevar estos temas administrativos y deja de ser competitiva, viendo como las grandes corporaciones se suman ahora al negocio, haciendo grandes acopios de materiales, y dejan a las pequeñas en un rincón».

Con todo, el representante de los instaladores tarraconenses, que apunta que tienen que repetir ediciones de los cursos sobre fotovoltaica que organizan desde el Gremi porque las empresas requieren de profesionales cualificados, calcula que entre la falta de material y de operarios la espera de los clientes puede llegar actualmente a los 120 días. «Si tienes que esperar entre cuatro y ocho semanas a que te lleguen los inversores y el material, y tienes siete u ocho obras pendientes, te vas a los dos, tres o cuatro meses de espera», concluye.

Dos meses, y con plantilla grande

Una de las muchas empresas cuyo trabajo se ha multiplicado en los últimos meses es Sun Systems Group, cuyo responsable del Àrea d’Autoconsum en la delegación de Catalunya, Òscar Aduà, señala que «ahora tenemos una lista de espera a ocho semanas vista, y porque tenemos una plantilla grande, que sino tardaríamos más tiempo». Aduà trabaja en la sucursal de la empresa en Tarragona, y recuerda que antes de que se disparara la demanda «nuestra respuesta era inmediata, en la misma semana en que cerrábamos el acuerdo ya instalábamos las placas. Tardábamos los días que tardaban en llegar los materiales, que eran muy pocos».

Aduà recuerda que el ‘boom’ por las placas solares se ha producido por varios motivos. «De la noche a la mañana derogaron el impuesto al sol, la energía fotovoltaica se puso en boca de todos, siendo una tecnología ya conocida, no era nada nuevo, y nos ha cogido de golpe, todo el mundo lo quiere y para mañana», comenta el responsable de la compañía. Y la demanda actual se ha topado con una oferta a la medida de la anterior, lo que se ha traducido, por un lado, en los pocos recursos humanos necesarios para hacerle frente. «Nos cuesta sudor y lágrimas encontrar profesionales cualificados, pues muchos jóvenes que salen de estudiar no tienen experiencia y los que llevan años, en muchas ocasiones, se están yendo a trabajar por su cuenta», lamenta Aduà. Actualmente son 35 trabajadores en plantilla, la mayoría instaladores, y explica que constantemente incorporan operarios que, aunque no tengan experiencia en el sector, les van enseñando y formando el resto de profesionales de la empresa.

Por otro lado, Aduà, que calcula que ahora mismo tienen alrededor de 100 instalaciones pendientes, cuenta que la falta de materiales también ha ampliado el tiempo de espera para colocar paneles. «Muchos fabricantes se han pillado los dedos. Ha habido la crisis de los microchips, déficit de materias primeras, fábricas que han tenido que parar su actividad y han dejado de suministrar, etc.» señala Aduà, que recuerda que «al principio tuvimos problemas con el estocaje pero a día de hoy ya lo tenemos solventado, lo hemos ido sorteando e incluso disponemos ya de inversores de cortesía que dejamos a los clientes mientras esperan que llegue el componente definitivo».

Con todo, el responsable del Àrea d’Autoconsum de Sun Systems Group afirma que actualmente no hay otro producto mejor en el que invertir que la energía fotovoltaica: «Ahora mismo tiene muchas ventajas, pues mientras hace sol no consumes energía de la compañía eléctrica». E insiste: «Hay muchas ayudas, en Tarragona están dando una bonificación del 50% del IBI durante cinco años, por ejemplo, entre otras subvenciones autonómicas y estatales. Además, la inversión oscila entre los 5.000 y 8.000 euros, y en tres años y medio o cuatro está amortizada».

Otra de las empresas del sector que ha visto como su trabajo se ha multiplicado en los últimos meses es Solargest Renovables, ubicada en Reus. Su gerente, Gerard Pagès, lo ejemplifica con el número de trabajadores: «Hace un par de años éramos 10 o 12 en plantilla, y actualmente somos alrededor de 50». Eso no quita que también sufran el problema de la falta de personal cualificado: «Para el volumen de trabajo que tenemos a día de hoy, necesitaríamos unos 15 o 20 operarios más», reconoce.

Por otro lado, lamenta que por varios motivos los proveedores tardan mucho en mandar materiales como las propias placas, pero también baterías, aunque destaca que se puede hacer la instalación y que empiece a funcionar sin estas últimas, «aunque no podrás acumular excedentes». Asimismo, sobre la cuestión de la falta de personal cualificado, señala que «se trata de instalaciones en cubiertas, a mucha altura, y por lo tanto no lo puede hacer cualquier trabajador». Por todo ello, Pagès asegura que el tiempo de espera en su caso se ha multiplicado por tres: «Antes cerrábamos las operaciones en menos de una semana, y ahora tardamos tres, sobre todo porque hicimos bastante acopio de material. E intentamos ampliar la plantilla de operarios poco a poco para dar salida a todo el trabajo que tenemos». El responsable de Solargest Renovables cuenta que actualmente tienen cuatro equipos haciendo instalaciones industriales y ocho haciendo instalaciones residenciales, la mayoría de ellas en la provincia de Tarragona, pero también algunas en Barcelona.

A todo esto, hay que tener en cuenta que la Generalitat no da abasto con la avalancha de solicitudes para beneficiarse de la ayuda para instalar placas solares. Actualmente tienen 40.000 peticiones todavía por resolver y quienes las realicen ahora no recibirán el dinero ya hasta 2023, si es que lo acaban recibiendo, pues habrá que ver si se amplía el presupuesto con más dinero o ya no.