La mitad de la energía renovable proyectada en Tarragona no sale adelante

El Govern ha tumbado 64 parques eólicos y solares en cuatro años. Los promotores han desistido de 30. Es el 49% de la cartera potencial. «Si no hago negocio aquí me voy a Aragón», confiesa un inversor tarraconense

«Estamos a dos velocidades. Si hablamos de instalaciones más pequeñas, a nivel industrial y sobre tejado, en espacios ya antropizados, con una afectación mínima en el terreno, la tramitación general no es compleja y va a buen ritmo. Si pensamos en equipamientos grandes que se convierten en parques, todo cambia diametralmente. Ahí, a la hora de la verdad, no se avanza», reconoce Marc Segura, coordinador de la Comissió d'Energia de la Cambra de Reus, auditor energético y CEO del grupo Solcam Energia.

La inquietud está cundiendo al menos en una parte del empresariado de las renovables en Tarragona, donde además esta apuesta se desvela como clave para la Vall de l’Hidrogen. A finales de 2022, el Departament d’Acció Climàtica sacaba pecho de haber puesto fin a una década perdida de las renovables y de los avances que habían permitido un año de aplicación del nuevo decreto ley 24/2021, que debe acelerar la implantación de estas energías.

Varios informes de la agencia dialEc, especializada en renovables, radiografían el despliegue de estas infraestructuras desde finales de 2019 hasta la fecha e ilustran las dificultades de la implantación. Esos cálculos comparan la cartera potencial de proyectos y desglosan entre los que de descartan y los que siguen adelante. En líneas generales, en los últimos tres años el 49% de la energía proyectada en la provincia no ha prosperado: 2.913 de 5.980 MW.

En el Camp, y referente solo a eólica, de 18 proyectos presentados, no se ha autorizado ninguno, diez fueron considerados no viables y el promotor desistió, y en cuatro ocasiones los impulsores decidieron no continuar a pesar de que el proyecto era viable.

Un 51% de proyectos tumbados

En términos de potencia también se ve: el 77% de la energía que se ha planteado de inicio no ha salido adelante, un 51% porque los proyectos fueron tumbados y el 26% porque el promotor desiste, por una razón u otra. En el Ebre, de 55 proyectos de partida, hasta 30, más de la mitad, no han fructificado, 24 por inviabilidad y otros seis por desinterés del promotor. Los 25 restantes sí siguen y están en un punto u otro de la tramitación. El 58% de la energía propuesta en algún momento de estos últimos años no ha tirado hacia adelante en las comarcas ebrenses, siempre según esas estimaciones.

En clave provincial, el saldo es que el 63% de la energía que se planteó generar con molinos no ha salido adelante desde 2019, por un 37% que está en algún punto de la tramitación. Ningún parque eólico se ha autorizado en el Camp y el Ebre desde 2019.

Solo un poco mejor están las cosas en la fotovoltaica. En el Camp el 50% de esa energía solar planificada se está tramitando, un 49% se ha descartado por la Generalitat o por los mismos promotores y solo un 1,6% se ha autorizado. En el Ebre, hay un 77% de la cartera potencial de energía en proceso pero se ha descartado un 22% y se ha aprobado un 0,80%.

«Lo que preocupa sobre todo es que en los últimos tiempos no se presentan proyectos. Aparte de que solo sale una parte pequeña de los proyectos, puede ser que haya promotores que hayan desistido por la falta de confianza», indica Jaume Morron, gerente de la Associació Eòlica de Catalunya (EolicCat) y autor de los análisis.

Otras voces del sector se muestran preocupadas por esa casuística en la que promotores, ante las dificultades en los últimos años para invertir en Catalunya, se hayan marchado a otros lugares. «Los promotores hacen prospecciones y acaban eligiendo el lugar que más les conviene. Hasta que no presentas estudios, no sabes qué viabilidad puede tener. Hacen los informes, presentan las solicitudes y van tomando decisiones constantemente. Evidentemente, si en un lugar lo tienes más difícil, todo influye. Todo eso forma parte del juego», indica Segura, que apunta a algunos los problemas: «Aunque se van dando permisos, sigue habiendo un problema muy grande, y es que la autorización administrativa sirve de poco si no va acompañada de la autorización para una línea de evacuación. Nadie habla de eso, y es una de las grandes carencias. Puede venir un promotor a hacer un parque pero si no sabe dónde conectarlo...». Segura cree que «por parte de la Generalitat todo son buenas intenciones pero llevamos tres años igual, sin avanzar, y el trabajo que queda por hacer es ingente».

El ejecutivo es consciente del tiempo perdido en diez años. Entre 2009 y 2019 muchos proyectos quedaron paralizados por un marco legal restrictivo y falta de acuerdos entre el territorio y la administración local. En 2019 la Generalitat otorgó más libertad para presentar proyectos. Hubo aluvión de solicitudes. El Govern se topó con un «territorio incendiado». En 2021 volvió a cambiar la legislación para buscar un equilibrio.

La consellera de Acció Climàtica, Teresa Jordà, reconocía hace unos meses al Diari: «Tenemos que flexibilizar la burocracia. No podemos pedir a la ciudadanía según qué cosas más de tres veces. Hemos flexibilizado los trámites para acceder a proyectos de renovables de menos de 5 MW. Somos capaces de que la autorización tenga luz verde en cuatro meses. Eso tenemos que hacerlo con todo. Si no, iremos muy lentos».

Jordi Vidal, director general de Sun Systems Group, en Tarragona, pone el grito en el cielo por la oposición de ciertas partes de territorio. «No hay predisposición a que las cosas realmente vayan bien, lo cual es un problema si queremos apostar por el hidrógeno verde. Hay muchos puestos de trabajo que están en juego e inversiones multimillonarias pero hay ayuntamientos que no lo ven importante para ellos». Vidal reconoce «muchas dificultades para pedir los permisos, vas a los ayuntamientos y te los tumban y, como esto siga así, tendremos que traer la energía de fuera».

«En Aragón son todo facilidades»

La Vall de l’Hidrogen, vital para la descarbonización del polígono petroquímico tarraconense, precisa de grandes cantidades de renovables. «Me he encontrado en charlas con alcaldes que decían que en su pueblo todo era gente mayor y que no hacían falta puestos de trabajo. Vengo de reunirme en Mequinenza y allí todo son facilidades. Mi empresa está en Andalucía, Castilla y León, La Rioja... Allí te abren las puertas. Aquí no, y me da rabia porque somos de Tarragona y queremos invertir, pero si no nos ponen facilidades nos vamos a otro sitio», apunta Vidal.

Isaac Justicia, director técnico de la oficina de la Vall de l’Hidrogen, reconoce la preocupación: «Tenemos un problema con el agua, ya que necesitamos grandes cantidades, y con las renovables. Si siguen así las cosas, las empresas se verán obligadas a buscar la energía fuera. Algunas que se dedican a las renovables dentro de la Vall ya están negociando contratos fuera. Eso no es lo ideal. La eficiencia es mayor como más cerca está esa energía del consumo. Además, crearla aquí es empleo y riqueza».

No todas las visiones son tan negativas. Antoni Cavallé, presidente del Grup Anatrac i Inersis y CEO de Aplicaciones de la Industria Renovable SA y Ponentia Energia, se muestra esperanzado: «Se están mejorando las cosas. Se está desencallando mucho y se está dando fuerza. Puede haber promotores quemados que se han marchado pero los que se quedan ven la luz al final del túnel».

Los promotores renuncian en Tarragona a uno de cada diez proyectos

Desde finales de 2019 hasta hoy, se han presentado 275 proyectos de eólica y solar en la provincia. De ellos, en 30 casos, el 11%, el promotor ha desistido a pesar de tener entre manos un proyecto considerado viable. Las razones pueden ser diversas pero fuentes del sector detectan una cierta renuncia ante las dificultades de sacar adelante estas iniciativas por la oposición de algunos territorios y por la escasa apuesta de la Generalitat al respecto, al menos durante buena parte de los últimos años.

Otros 64 parques, el 23% del total, fueron descartados por no ser viables en algún momento del proceso. En este tiempo, marcado por las tensiones en muchos puntos del territorio por acumulación de propuestas y los cambios legislativos más o menos restrictivos, solo se han autorizado 13 proyectos, todos ellos de fotovoltaica y ninguno de eólica. Siete de ellos están en el Camp y seis en Terres de l’Ebre.

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