Más de cuatro años de demora en las obras de rehabilitación de la Muralla

Es una actuación que tienen que impulsar de forma conjunta Incasòl y el Ayuntamiento, siendo el organismo dependiente de la Generalitat el que lo lidere. Este afirma que se licitará «a mediados» de año

Sobre el papel, la restauración de la Muralla es un compromiso de las administraciones, tanto local como de la Generalitat. Sin embargo, hace años que no se ha iniciado ninguna de las actuaciones que establece el Pla Director aprobado en 2016. De acuerdo con esta hoja de ruta, el siguiente paso debía ser la rehabilitación del tramo VI, que corresponde a la Baixada del Roser. No obstante, desde que en 2018 se dieron los primeros pasos para avanzar con este proyecto, de momento tan solo se han firmado dos convenios y las previsiones actuales hacen pensar que difícilmente se verán obras este 2023.

El proyecto está redactado y este tiene los recursos económicos asignados desde 2020, pero las largas tramitaciones y los años sin presupuesto en la Generalitat han sido tan solo algunas de las piedras en el camino que han ido demorando la intervención.

Para conocer todos los antecedentes hay que retroceder hasta el 15 de noviembre de 2018, cuando los departamentos de Cultura y Territori i Sostenibilitat, además del Institut Català del Sòl (Incasòl), firmaron un convenio para la programación de actuaciones de restauración y rehabilitación del patrimonio histórico convenidas con los ayuntamientos para aquel año. Entre las actuaciones financiadas por el 1% Cultural se incluían las obras de la Baixada del Roser, con una inversión total de 284.514,36 euros –a financiar a partes iguales entre el Ayuntamiento de Tarragona e Incasòl– estableciéndose en la cláusula tercera del acuerdo que este último sería el encargado de ejecutarlas. En diciembre de aquel mismo año, Cultura de la Generalitat solicitó autorización para poder acceder al monumento e iniciar la contratación del proyecto básico y ejecutivo, pero llegaron las municipales de 2019 y no se había movido ficha.

El 23 de septiembre de 2020 se firmaba un nuevo convenio que desarrollaba los términos en el que se concretaba el acuerdo anterior para poder iniciar las obras. En este caso, lo suscribían la consellera de Cultura, Àngels Ponsa, el entonces concejal de Territori i Sostenibilitat, Damià Calvet, y el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà. El documento establecía que Incasòl asumía la licitación y adjudicación de las obras, que sumándole la larga tramitación que comportaba el proyecto se preveía que estarían acabadas 33 meses después de firmarse el convenio, es decir, en verano de este 2023. No obstante, no fue hasta junio de 2021 que se abrió el concurso para la redacción de los proyectos básico y ejecutivo.

El arquitecto Carles Brull fue el encargado de definir el plan de actuaciones. Afecta a un tramo de unos 22 metros lineales, entre la calle Arc d’en Toda, aproximadamente, hacia el Portal del Roser. Previamente ya se había hecho la parte de más abajo, que estaba muy deteriorada, mientras que en 2012 se había hecho una intervención de urgencia en la de arriba, porque se estaba agrietando, lo que obligó a instalar unos pórticos de hierro que se quitaron tras unas obras que comenzaron en 2016. Había quedado pendiente esta parte del medio, que no presentaba peligro de derribo.

Este es un tramo que corresponde a la segunda fase de construcción de la muralla y que ha estado muy reformado. Mide unos seis metros de ancho por doce de altura y en el interior está vacío. «Una de las paredes cayó encima del Passeig Arqueològic en 1933, a causa de unas lluvias», explican fuentes municipales. Después de la Guerra Civil se reconstruyó, mientras que la pared interior también se había reconstruido de nuevo después de la Guerra del Francés, ya que en 1813 antes de que estos se fueran de la ciudad la hicieron volar por los aires. En los cuarenta también se recuperó el paso de ronda, que se restauró con raíles de ferrocarril y pavimento, que con los años ha ido degradándose hasta que se decidió cerrar el acceso al público.

La muralla desconocida

Con la restauración de este tramo que queda pendiente se abre una nueva posibilidad, ya que la ciudad podría aspirar a reabrir el acceso al paso de ronda y al espacio interior de la muralla. «Cuando esté estabilizado, tendremos un sitio enorme que podrá dejarse preparado para si algún día quiere musealizarse», apunta el Consistorio. Esta ‘cripta’ tendría unas dimensiones aproximadas de unos treinta metros de largo por cuatro de ancho, lo que permitiría generar un nuevo espacio desde al que acercarse al patrimonio de la ciudad, con actividades de pequeño formato.

Las obras que deben hacerse afectan a la recuperación de las dos paredes interiores, además del pavimento superior. Asimismo, también va a sustituirse el pavimento de los dos tramos colindantes, ya que en su momento se instaló madera y el Pla Director de Recuperació de la Muralla apostó por la piedra.

Incasòl asegura que el pasado mes de septiembre se hizo una revisión del proyecto, que puso de manifiesto un incremento en el precio de las obras. La inversión prevista asciende a 255.098,30 euros (IVA incluido), 18.000 euros más respecto a los primeros cálculos que situaban esta cifra en 237.095 euros. Por este motivo, ahora se está tramitando una addenda sobre el convenio que se firmó en 2020, con los nuevos costes. Al importe total hay que añadirle los honorarios técnicos y los costes de gestión, por lo que la aportación de 142.257,18 euros que debían hacer cada una de las instituciones será insuficiente. Pese a ello, Incasòl asegura que este incremento «lo asumirá la Generalitat».

Con todo, la administración catalana calcula que «a mediados» de este 2023 saldrá a concurso el contrato para la licitación definitiva de las obras y, tan pronto como estas se pongan en marcha, la previsión es de ocho meses. Eso sí, sobre el papel.

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