«No puedo vivir sin el móvil»

Un estudio alerta de un aumento de la ansiedad entre los niños de 7 a 15 años cuando no pueden usar este dispositivo. Los psicólogos advierten de la gravedad del problema

Los menores de entre 7 y 15 años aseguran que no podrían vivir sin teléfono móvil ni tablet y que son sus «juguetes» preferidos. Esta aseveración tan contundente es la principal conclusión del primer barómetro realizado por la cátedra RTVE y la Universidad de Salamanca sobre el uso de los niños y adolescentes de los medios digitales, a partir de una encuesta a 1.200 menores de esta franja de edad de toda España. El estudio también alerta de un incremento de la ansiedad y el estrés entre los jóvenes cuando no utilizan estos dispositivos.

El abuso de los teléfonos móviles y los dispositivos digitales por parte de los menores se ha convertido en un auténtico problema, tanto para ellos como para sus familias. Otro estudio de principios de año de la Fundación FAD Juventud también devela que la razón más habitual de bronca entre padres e hijos es el uso de las tecnologías (así lo señala un 48% de los encuestados) y que ocho de cada diez españoles ven a los progenitores incapaces de poner límites a sus hijos.

Cada vez es más habitual ver a niños más pequeños con un teléfono móvil en las manos y es extraño, por ejemplo, no encontrarse en un restaurante a menores entretenidos con este dispositivo mientras sus padres disfrutan tranquilamente de la comida. ¿Tenemos realmente un problema que debería preocuparnos? Roger Ballescà, psicólogo infantil y vocal del Observatori dels Drets de la Infància del Departament de Drets Socials de la Generalitat, no duda ni un segundo cuando el Diari le formula esta pregunta» «El problema existe. De hecho, podría ir a más si no se pone remedio. La tecnología de Internet, el mundo digital, ha evolucionado mucho, pero los adultos no nos hemos dado cuenta de esto. Nuestra percepción es como si Internet fuese una televisión, una ventana para conocer el mundo sin que interactuemos».

Pero la realidad, según recuerda este experto, es bien distinta. «Desde la llegada de las webs 2.0, Internet ha dejado de ser una ventana. En realidad es una puerta de salida de casa, por la que también salen nuestros hijos. El error, como padres, está en pensar que como nuestros hijos están encerrados en la habitación de casa están en un entorno familiar y seguro, y que pueden hacer esto sin ningún tipo de restricción», asegura Ballescà.

Falta de supervisión

Aquí radica uno de los grandes errores que cometen los padres, la falta de supervisión de lo que sus hijos hacen con un móvil en las manos. «Existe un problema real, y es la falta de supervisión de las familias y del número de horas que nuestros hijos se pasan delante del móvil», comenta este psicólogo infantil, quien añade que «con un móvil en la mano, los niños pueden comprar, contactar con adultos, relacionarse con desconocidos, ser acosados, acosar, etc. Es un espacio que hay que controlar y regular. ¿A que a nuestros hijos, cuando salen por la puerta de casa les preguntamos dónde y con quién van? Pues con Internet deberíamos tener el mismo control».

Un estudio presentado hace unos meses por la Fundación FAD Juventud cifraba en uno de cada cinco (20%) los menores que son adictos al uso del teléfono móvil. Para Roger Ballescà, «aunque en muchos casos existe un problema de adicción, lo que sobre todo se produce es un uso problemático o abuso de los móviles y las pantallas por parte de muchos niños y adolescentes». Pero este psicólogo infantil tiene muy claro que «es un producto adictivo porque las propias empresas tecnológicas utilizan elementos adictivos en sus páginas, redes y juegos, que hacen que los jóvenes se enganchen cada vez más y hagan más clics, visiten más páginas, etc. El problema es que no existe una regulación externa».

Una de las preguntas que más hacen los padres a los psicólogos infantiles es ¿cuántas horas puede pasarse al día un niño o adolescente delante de un móvil? «Yo siempre les contesto lo mismo. Tu hijo, dentro de sus actividades cotidianas, debe hacer varias cosas al día. Cumplir con sus obligaciones (estudios, tareas de la casa, etc.). También tiene que descansar las horas que le pertocan (entre 8 y 10 al día). Después, mantener relaciones sociales, tanto con la familia como con otros niños, salir de casa, etc. También es importante que haga alguna actividad física que implique salir al aire libre. Y, por último, también debe contar con algún espacio de ocio propio que él administre, donde entraría el móvil o las pantallas. El problema es cuando el ocio digital sustituye algunas o varias de las otras actividades», explica Ballescà.

La edad del primer móvil

Otra incógnita para muchos padres es saber a qué edad le compran el primer teléfono móvil a sus hijos. La presión por parte de los menores para disponer de un dispositivo cada vez se da a edades más tempranas, condicionada por el hecho de que la gran mayoría de sus amigos o compañeros de clase disponen de uno.

Sobre este aspecto, este psicólogo infantil recuerda que «los propios gurús tecnológicos dicen que no es apropiado comprarle un teléfono móvil a nuestro hijo antes de los 14 años. La edad media de la compra del primer móvil en España está entre los 11 y los 12 años, aunque también es cierto que se ven a niños menores de cuatro años con los móviles o las tablets para tenerlos entretenidos, cuando es desaconsejable. Antes de edad tendría que ser algo muy puntual».

No obstante, Roger Ballescà tiene muy claro que «es más importante el control y acompañamiento que hacemos a nuestros hijos si le compramos un móvil, que la edad a la que lo hacemos».

Por eso, este vocal del Observatori dels Drets de la Infància del Departament de Drets Socials de la Generalitat, por último, insiste en que «los padres deberían acompañar a sus hijos en entorno digital. Si a tu hijo de ocho años no le dejas ir solo por la calle, tampoco deberías dejarlo ir solo por un entorno digital, sin saber por dónde va. Es más importante un acompañamiento que una restricción».

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