Puigdemont da vía libre a Jordi Sendra para negociar un pacto con el PSC en Tarragona
La cúpula del partido no vetará que el líder juntaire aborde un posible acuerdo con el alcalde Viñuales, si bien el grupo municipal «reflexiona» sobre la viabilidad de la posible entente

Jordi Sendra ya tiene fumata blanca por parte de la dirección nacional de Junts per Catalunya para negociar un pacto de gobierno con el PSC en la ciudad de Tarragona. Según confirman fuentes de la cúpula de la formación presidida por Carles Puigdemont, el partido tiene confianza ciega en el portavoz municipal para sondear, firmar o descartar un acuerdo para entrar en el ejecutivo municipal del alcalde socialista Rubén Viñuales.
«Jordi Sendra es nuestro hombre en Tarragona», se reitera desde Barcelona para confirmar que Junts deja la decisión en manos del alcaldable del 2023, reforzando sus opciones para repetir como candidato dentro de dos años.
Durante los últimos días, el portavoz tarraconense ha mantenido contactos con la ejecutiva y la Secretaria General de la formación. En estas conversaciones, la cúpula del partido ha hecho evidente que, pese a tener dudas y no aplaudir con fervor la posible entente con el PSC en Tarragona, no vetará nada. «La decisión se tomará desde Tarragona. Y será en breve», recalca Jordi Sendra en declaraciones a este periódico.
De esta forma, si al final Junts llegara a un acuerdo con Viñuales –un extremo todavía no confirmado–, en la ciudad no se repetiría el bloqueo que la formación independentista plantó en verano de 2023 para frenar un pacto de gobierno con el PSC en la Diputació de Tarragona. Hace dos años, la dirección territorial de Junts alcanzó un preacuerdo con los socialistas para conformar un gabinete conjunto, que habría sido presidido por el alcalde de Les Borges del Camp y ahora diputado en el Parlament de Catalunya, Joaquim Calatayud (Junts).
A diferencia de entonces, ahora no hay ambiente electoral, mientras que hace dos años la negociación en la Diputació coincidió en el tiempo entre las Municipales de mayo del 2023 y las Generales de julio. Ese contexto de precampaña provocó que el pacto cayera y que el PSC abriera la puerta a ERC, firmando pocos días después un acuerdo que permitió a la reusense Noemí Llauradó (ERC) seguir de presidenta provincial, con Viñuales como vicepresidente.
Negociación en ‘stand by’
En la ciudad de Tarragona hace meses que se especula con un posible entendimiento entre PSC y Junts, que ya ha votado conjuntamente con En Comú Podem las ordenanzas fiscales y los presupuestos del 2024 y del 2025.
Prácticamente desde el minuto cero de mandato el grupo formado por Comuns y Podemos ha rechazado un pacto a tres con Junts, por lo que la vía más certera para ampliar el gobierno para el PSC es atraer a los tres ediles juntaires. Fuentes socialistas consideran que la militancia «no pondría problemas al pacto», rememorando el que en 2016 ya se aprobó con el PP. Fuentes consultadas confirman que la posibilidad de pactar con Junts ya se ha abordado en una reunión reciente del gobierno de la Plaça de la Font.
Sendra y Viñuales han hablado e incluso hay un primer borrador de lo que sería el hipotético gobierno. Pese a ello, durante las últimas semanas la negociación ha entrado en una fase de desaceleración, quedando en stand by. No hay que olvidar que el mandato llega a su ecuador, con solo 24 meses para poder acreditar una gestión que se pueda amortizar en forma de resultados palpables, más allá de poner en liza una nueva concejalía de Promoció del Català.
Otro de los problemas es que PSC y Junts no suman mayoría absoluta, por lo que el ejecutivo debería girar a la izquierda hacia unos Comuns que, inmediatamente, aplicarían sus propios «aranceles» para llegar a posibles acuerdos. El plan B sería apostar por una alianza más o menos estable con los dos tránsfugas, sufriendo la acusación por parte de ERC de confirmar el Pacte de la Brossa.
En Junts, además, está presente el volantazo que a medio mandato Esquerra firmó en 2021 con Junts per Tarragona y la CUP. ¿Cómo acabó? Nadie mejoró resultados: ERC perdió un concejal, los juntaires igualaron en ediles y las cupaires se quedaron sin representación en 2023. Por ello, el grupo municipal de Junts está ahora en fase de «reflexión» para valorar en cónclave la viabilidad del pacto.
Con la resolución del contrato de la basura agonizando y con un POUM todavía verde, el contexto no es el ideal. ¿Será Tarragona la primera gran capital que pone en liza el pacto de la «centralidad» que el Cercle d’Economia pide al President Salvador Illa? En la Plaça de la Font «imposible» es solo una opinión.