Qué son los avales ICO para que los jóvenes puedan comprar un piso

Un experto de la Càtedra Unesco d’Habitatge de la URV alerta de que la ayuda puede provocar un encarecimiento de precios

«Es una locura. Queremos comprar un piso, pero mira qué precios tienen. Y eso no es lo peor; hemos llegado a ver alguno que nos gustaba, pero los bancos son reacios a darnos una hipoteca a los jóvenes. Y si te la dan, es con unas condiciones imposibles», dicen Núria y Raúl, de 23 y 24 años respectivamente, ante el escaparate de una inmobiliaria de Tarragona. En la misma tesitura se encuentran miles de jóvenes, que no tienen acceso a una vivienda, ni de compra ni de alquiler, debido también al encarecimiento de estos últimos.

Novios desde hace tres años, ya saben lo que es volar del nido paterno. «Durante un año hemos compartido un piso con otras dos personas, porque no podíamos pagarnos un alquiler nosotros solos, pero la convivencia ha sido muy difícil. Nosotros somos bastante ordenados, pero aquella casa era un caos. Al final nos fuimos y ahora estamos cada uno en casa de sus padres. Pero nos gusta estar juntos y como trabajamos los dos -él ha entrado en una química y ella es camarera a media jornada- hemos pensado en comprar un piso para vivir y como inversión». Hablan con ilusión, pero han chocado de bruces con la realidad.

Con el objetivo de paliar esta situación, el Consejo de Ministros aprobó esta semana el acuerdo por el que se fijan las condiciones para que el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana firme con el Instituto de Crédito Oficial (ICO) la línea de 2.500 millones en avales para la compra de la primera vivienda a menores de 35 años y familias con menores a cargo. Con esta medida, el Gobierno espera que muchos ciudadanos que están atrapados en el mercado del alquiler, que cuentan con empleos estables y salarios dignos, pero no con ahorros suficientes, puedan acceder a una primera vivienda, saliendo así del mercado del alquiler, liberando plazas y contribuyendo a frenar la escalada de las rentas, según explicó la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez. Mediante esta fórmula, que avalará hasta el 20% del importe del crédito, se aspira a beneficiar a más de 50.000 personas. La ministra apuntó que la ayuda, que el Ejecutivo anunció y aprobó en mayo, antes de las elecciones generales, va encaminada a solucionar el problema de la emancipación y la adquisición de una vivienda por parte de estos colectivos.

Justamente, Núria y Raúl, la pareja tarraconense, cuenta que «para darte una hipoteca te piden una entrada, pero nosotros no tenemos tantos ahorros. Por eso estamos pendientes de esa medida que ha anunciado el Gobierno, que dice que pagarán el aval del 20% a los jóvenes que quieran comprar un piso. Queremos enterarnos bien y leer con detenimiento la letra pequeña, pues no puede ser tan bonito», dice Núria. «Sí, a ver si luego nos vamos a ver con deuda y sin piso», no se fía Raúl.

La otra cara

Precisamente, el acuerdo tiene más aristas de las que a priori se pueden apreciar. ¿Es realmente el aval la solución? «No», responde categórico Sergio Nasarre Aznar, exdirector de la Càtedra Unesco d’Habitatge de la Universitat Rovira i Virgili (URV). «No se trata de una opinión, sino de una evidencia empírica. Esto ya ha ocurrido en otros países, como en Inglaterra, donde se instauró el sistema de Help to buy durante unos siete años y fue un desastre porque hubo una inflación de los precios. Lo que pasó automáticamente fue una subida y, por lo tanto, más impagos».

A este encarecimiento, el catedrático de Derecho civil añade que «los que cumplían con los requisitos y podían acceder al aval tenían que endeudarse más de lo que se hubieran hipotecado si no se hubiese implementado esta medida y, al mismo tiempo, se endeudaron personas que nunca se podrían haber endeudado porque no cumplían requisitos para, ni siquiera, tener un ahorro digno al principio. Es decir, se permite que se endeuden personas que no han demostrado capacidad de ahorro». En la misma línea se pronuncia la organización de consumidores Facua, que rechaza el plan por considerar que «podría provocar un encarecimiento en el precio de compra en beneficio fundamentalmente de los bancos y de quienes especulan con los precios». Para la entidad, «estos avales corren el riesgo de terminar siendo absorbidos por los promotores, toda vez que los consumidores que quieran acceder a una vivienda no verán una bajada del precio e incluso afrontarán aún más subidas».

Incentivar el ahorro

«La medida va a tener un impacto muy limitado y muy probablemente se va a dar en zonas muy tensionadas. A quien va a beneficiar es a los grandes promotores y a los bancos», defiende Nasarre. «Porque les llega nueva gente, que pagará con dinero público». Para el catedrático de la URV, lo que se tiene que promover es «que no se introduzca más dinero público en el mercado porque eso siempre inflaciona». Asimismo, Nasarre hace hincapié en que «se está desincentivando el ahorro, el esfuerzo y el sacrificio porque les estás diciendo que no hace falta que ahorren, que ya pueden comprar». En este sentido, explica que una de las evidencias históricas es que «cuando uno no aporta recursos propios a la compra de algo, le es más fácil desprenderse de ese algo. Si la persona no tiene nada que perder porque una parte la paga el Estado y ni siquiera ha llegado a aportar la cantidad restante, se puede marchar, por lo que aumentarán los impagos». En este caso, «aunque el 80% del total es riesgo del banco, este cobra la parte avalada, el 20%, la tiene asegurada y esto es falsear el mercado».

De igual manera, destaca que hay muchos estudios que demuestran que los impagos se producen «los primeros cuatro o cinco años de la hipoteca porque la familia no ha sabido ajustar su modus vivendi a la nueva situación. Si no se ha demostrado capacidad de ahorro hasta ese momen to, difícilmente se va a hacer después».

En cualquier caso, al margen de los pros y contras de la medida, Núria y Raúl consideran que para su generación «está todo muy difícil. Los sueldos son bajos y lo que cuestan las casas es una burrada. No me extraña que digan que somos los europeos que más tardan en emanciparse de casa de los padres. Bueno, a ver si esta ayuda funciona de verdad».

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