Ricomà descarta forzar cuentas tras ‘retocar’ el 20% de las de 2021

Sin cuestión de confianza. El alcalde no hará uso de la vía que tendría para contar con un nuevo presupuesto para 2022 y todo apunta que el gobierno local se plantará en el año electoral de 2023 con las previsiones económicas de 2021

Finalmente se desveló el gran enigma: el alcalde Pau Ricomà (ERC) descarta forzar unos nuevos presupuestos mediante la convocatoria de una cuestión de confianza, al estilo de lo que recientemente hicieron Lleida y Tortosa. En la Terra Ferma y el Ebre, Miquel Pueyo (ERC) y Meritxell Roigé (Junts per Tortosa) perdieron la cuestión de confianza que vincularon a unos nuevos presupuestos. Sin embargo, como que en el plazo de un mes la oposición de sus plenos no logró conformar una mayoría alternativa para impulsar una moción de censura, los presupuestos quedaron automáticamente aprobados y los alcaldes fueron consolidados en sus cargos con cuentas renovadas.

En Tarragona, en cambio, no habrá movimientos y se continuará con las cuentas de 2021. Cuando justo hoy falta un año para la celebración de las próximas elecciones municipales del 28 de mayo de 2023, este sábado finaliza el plazo que legalmente tiene el máximo representante municipal para desbloquear la situación en la que se encuentra el Consistorio desde el pasado 1 de enero, a raíz del ‘no’ de PSC y En Comú Podem a la propuesta económica del ejecutivo de ERC, Junts per Tarragona y CUP.

«Modificativos de crédito»

A lo largo de los últimos meses la expresión más usada en el Saló de Plens ha sido, sin lugar a dudas, «modificativo de crédito». Se trata de la vía que tiene el ejecutivo para «actualizar» las previsiones del 1 de enero de 2021 para adaptarla a las necesidades de 2022. En concreto, el pleno de la Plaça de la Font ya ha dado el OK para «retocar» el 20% de los 163 millones de euros previstos en el último presupuesto aprobado (el del año pasado): 35 millones de euros.

La primera operación –de 13 millones y sin votos en contra– fue en enero, con el modificativo Reset que sirvió para pagar facturas, actualizar nóminas, amortizaciones bancarias y ayudas a entidades y clubes de la ciudad. En concreto, las aportaciones a las entidades sociales y deportivas fue el punto que desbloqueó la negociación. Ya en marzo se acordaron 330.000 euros para organizaciones sociales, mientras que antes de acabar el primer trimestre se impulsó la mayor modificación en lo que se lleva de 2022: 15,3 millones, que no fueron avalados por el PSC por los 374.000 euros que se destinaron para el estudio de la calidad del aire.

Desde entonces se han producido movimientos de menor relevancia, que durante los próximos meses «continuarán, pero sin que sean de tanta cantidad», indica el edil de Serveis Centrals, Jordi Fortuny (ERC), quien calcula que la cifra final de movimientos podría llegar a unos 50 millones el 31 de diciembre.

El día a día, garantizado

Hasta el momento, pues, Ricomà ha podido salvar todos los obstáculos para que el día a día de la ciudad no quede paralizado por la falta de acuerdo político en el Saló de Plens. Sin embargo, ¿es viable seguir todo el año con el presupuesto prorrogado y llegar a año electoral (2023) con las cuentas de 2021? Fortuny lo tiene claro. «Trabajar así no es un problema, de hecho, se ha podido atender a casi todo con una buena gestión que permite que la ciudad no sufra», indica el primer teniente de alcalde, quien incluso recalca que las cuentas actuales «nos permiten contar en algunos casos con una flexibilidad que no podríamos tener con un presupuesto cerrado».

El concejal republicano recalca que «los modificativos son una herramienta normal y habitual, que se usan tanto con nuevos presupuestos como con prorrogados», y niega que sean un indicio de improvisación. «Para mover 35 millones de euros se necesita de una gran planificación y un importante trabajo técnico y administrativo de todo el personal de la casa y, asimismo, pensar constantemente en lo que vendrá a corto plazo para tener el dinero preparado», añade Fortuny, quien de esta manera seguirá siendo el único concejal de Hisenda entre las 17 principales ciudades catalanas que este 2022 no puede gestionar un presupuesto recién salido del horno.