Tarragona reivindica el Mediterrani desde el Fortí de Sant Jordi

El Centre d’Arts Contemporànies de Tarragona, Mèdol presenta ‘Anoxia’, una opera contemporánea que llenó el antiguo baluarte de voces exquisitas, en un entorno único que ofrece grandes posibilidades

El Centre d’Arts Contemporànies de Tarragona, Mèdol no deja de sorprender. Después de que el pasado fin de semana reabriera los almacenes de la Tabacalera para presentar la segunda edición del Digital After All, este sábado regalaba una noche de ópera en otro de los espacios inexpugnables de la ciudad: el Fortí de Sant Jordi. Un escenario con grandes posibilidades que envolvió al público asistente con la esencia del Mediterráneo y el patrimonio, en un atardecer de lujo para los sentidos, de los que remueven sensaciones.

Unas 120 sillas rodeaban un pequeño escenario de 360º, situado en medio del baluarte del siglo XVIII. La imponente voz de la mezzosoprano Clàudia Schneider fue la encargada de aportar la magia en la noche en la que Fito Conesa presentó en la ciudad ‘Anoxia, naumàquia coral, una ópera contemporánea que constituye un canto simbólico a la crisis climática del Mediterráneo, buscando alertar del impacto directo sobre la oxigenación del agua en zonas como el Delta de l’Ebre, L’Albufera de València o la laguna de Venecia.

El espacio ofrece un escenario de pequeño formato con unas 120 sillas. foto: Alfredo González
El espacio ofrece un escenario de pequeño formato con unas 120 sillas. foto: Alfredo González

Como un canto de sirenas, el público se sumergió en un trance, rodeado desde los cuatro costados, mientras las voces de Schneider, Erika Michi, Enrikson y Siddarth Singh interactuaban bajo la conducción de un Conesa, quien, detrás del teclado, se encargó de aportar el componente electrónico que impregnó el espacio desde el primer momento.

Burbujas, ríos, olas, manantiales de agua y cantos de sirena confluyeron en esta adaptación operística, en tres movimientos, de la obra reconocida con el Premi de Videocreació de la Xarxa y Loop 2023.

Fragmentos de ópera, mezclados con piezas que hablaban del Mediterráneo, en una combinación de voces exquisitas, que se prolongó por espacio de 25 minutos, y que sumieron al público asistentes en un trance tan solo interrumpido por el ruido de fondo de la música de un bar próximo a la zona.

De nuevo, el Centre d’Arts Contemporànies de Tarragona, Mèdol apostaba por una propuesta de las que estamos poco acostumbrados en la ciudad. Y, de nuevo, también lo hacía con el atrevimiento de reabrir un espacio cerrado, que la mayor parte del público asistente no había tenido la oportunidad de acceder. «Hacía tiempo que estábamos pensando en qué podíamos hacer», aseguró su director, Vicent Fibla.

Escenario de múltiples contiendas, el Fortí de Sant Jordi no ha dejado atrás su pasado bélico y, en los últimos tiempos, se ha convertido en objeto de polémica después de que, durante el anterior mandato, se recuperó la fortaleza, que todavía no había abierto al público. No está equipado con baños y tan solo admite propuestas reducidas por su aforo. No obstante, la puesta en escena de este sábado puso de manifiesto que, para actos de pequeño formato, Tarragona cuenta con un nuevo escenario que debería emanar cultura. Si a esto se le suma la selecta panorámica sobre la fachada marítima de la ciudad, que ofrece el paso superior –que estaba cerrado al público–, las noches de ensueño que puede ofrecer el Fortí de Sant Jordi acaban de empezar.