Tarragona ya crea más empleo fijo que temporal

Los contratos indefinidos se cuadruplican tras el cambio de norma y fueron en abril el 51% del total. Eso sí, casi la mitad son fijos discontinuos, una figura al alza que Inspección va a vigilar

En Pastisfred, una fábrica de pastelería en Montblanc (Conca de Barberà), la reciente reforma laboral aprobada ha tenido un impacto directo, un beneficio claro desde el punto de vista de los empleados. «A mediados del año pasado había 215 trabajadores en plantilla y un índice elevado de temporales, de quizás unos 100 en función de las campañas. Con la reforma laboral unos 50 de esos temporales han pasado a ser personal fijo discontinuo, un puesto mucho más estable», explica Francisco Cano, presidente del comité de empresa.

Son empleados a pie de líneas, dedicados a algunos de los procesos de la cadena de montaje. «La gente esa muy contenta. Ya llevábamos tiempo detrás de esto y se ha podido conseguir. Estos trabajadores también vienen por épocas pero gozan de una mayor estabilidad. No hay tanta rotación y la empresa también se beneficia de esto, porque siempre vienen las mismas personas y hay una garantía de que es gente formada, que ya conoce el puesto», añade Cano.

Del 11% al 51% en cuatro meses

La reforma laboral ha impulsado la contratación indefinida frente a la temporal, en un alza sin precedentes hasta el punto de que en abril se ha producido un vuelco histórico: por primera vez se firmaron más contratos fijos en la provincia (13.303) que temporales (12.652). O, lo que es lo mismo, un 51% de los nuevos empleos generados son indefinidos.

Este tipo de modalidad se ha cuadruplicado desde que entró en vigor la reforma y se ha disparado exponencialmente respecto al año pasado. En abril de 2021, se firmaron 2.471 contratos fijos, cinco veces menos que en la actualidad, todo ello mientras los vínculos temporales se han ido reduciendo progresivamente al amparo del nuevo marco. El grueso de la nueva oferta laboral pasa por este modelo, a diferencia con lo que pasaba hasta ahora. En diciembre de 2021, solo el 11% de los contratos que se firmaban eran indefinidos, según la estadística del Ministerio de Trabajo.

Los datos de abril son buenos, se miren por donde se miren, pero esconden una salvedad dentro de esa generación de nuevo empleo en las comarcas tarraconenses: un 31% es a tiempo completo, un 20% es de jornada parcial y casi la mitad, un 48%, son fijos discontinuos, una figura reforzada en este nuevo marco legal y la modalidad estrella sobre la que cabalga esta nueva etapa.

Los mismos derechos

A pesar de que el empleado sigue trabajando unos meses al año, aquellos en los que se concentra la principal actividad en su sector, supone una mejora sustancial. No hay fecha de finalización y, por tanto, es un puesto fijo y contempla los mismos derechos que en un indefinido a efectos de despido y de cuantías de indemnización. Cuando no trabaja, se va al paro pero figura como demandante de empleo no parado.

Es el caso, por ejemplo, de Ibrahim Senne, un senegalés que ha pasado de trabajar como temporal en un hotel de La Pineda a hacerlo ahora como fijo discontinuo. «Estoy muy contento, mi situación ahora es mucho mejor. Al empezar la temporada me dijeron que me iban a hacer fijo discontinuo», explica Ibrahim, que trabaja alrededor de seis meses, hasta noviembre, en lo que abarca la temporada turística en la Costa Daurada.

El cambio le permite centrarse únicamente en ese trabajo. «Antes tenía que diversificar, me ponía a trabajar en la limpieza, de otras cosas, para poder salir adelante, así que estoy satisfecho», admite este camarero de bar.

Los empleados y sindicatos celebran la mejora, mientras el Gobierno saca pecho de la notable progresión de trabajos fijos, una evolución que los expertos relativizan, precisamente por esa elevada presencia de fijos discontinuos. «El balance es general es positivo», reconoce Joan Antoni Alujas, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa de la UOC. «Hay que tener en cuenta el tanto por ciento tan elevado de fijos discontinuos que se están contratando y que se han incrementado también los indefinidos a tiempo parcial. Es verdad que ese trabajo no es temporal pero sí es un empleo más precario», cuenta Alujas, para quien «las empresas al final se han acabado acogiéndose a esta figura del fijo discontinuo, que es gente que a lo mejor trabaja seis semanas al año».

El profesor de la UOC sostiene que «es una mejora respecto a lo que había, porque la reforma, dentro de los grados de precariedad, ha eliminado una parte de esos contratos muy cortos, a veces de días, de gente que iba enlazando contratos uno tras otro, pero no hay que exagerar, porque quizás estamos considerando fijo a una persona que solo trabaja una parte del año».

«Hay que esperar más»

Alujas subraya que «habría que ver qué parte de todo ese empleo indefinido pero parcial es involuntaria, de gente que querría trabajar más pero no puede», a pesar de que «es bueno que hayan mejorado esas condiciones».

A pesar de los buenos datos de estos primeros meses, el experto cree que hay que esperar para realizar un análisis más preciso. «Hasta que no pase al menos un año no podemos verlo bien. El problema del mercado laboral español es que es muy estacional, entonces si nos fijamos solo en un mes o en un inicio de temporada puede variar mucho. Hay que tener la foto de los 12 meses, y no caer en esa idea de que la temporalidad desaparece, ya veremos si es así».

En ese sentido, Víctor Canalda, abogado laboralista en Tarragona y profesor en la UOC, cree que «en términos de pasar de una gran bolsa de temporales a indefinidos, objetivamente hay una mejora sustancial, a nivel de antigüedad o de estabilización». Canalda, presidente de la sección laboral del Col·legi de l’Advocacia de Tarragona, cree que «el frente de batalla ahora será analizar cómo se está utilizando la opción del fijo discontinuo, una figura contractual ideada con unos fines concretos, que son los del trabajo estacional. El ejemplo más claro es el del hotel que está cerrado durante el invierno y abre a partir de Semana Santa. Por eso estamos viendo muchos de estos contratos en la Costa Daurada». Uno de los riesgos es que se acabe utilizando como un contrato a tiempo parcial. «Hay el temor de que la bolsa de temporales se intente pasar ahora a los discontinuos, que tienen unas características muy claras, por ejemplo, en cuanto al llamamiento. Tiene que haber una planificación, una incorporación prevista, sin que el empresario pueda disponer cuando quiera del trabajador, sin apenas antelación, algo que sí se podía hacer con el parcial».

De hecho, Inspección de Trabajo empezará una campaña para vigilar que no se cometa fraude al respecto. En el acumulado de 2022, los servicios –y la hostelería como un sector fundamental–, copan casi ocho de cada diez contratos indefinidos firmados en Tarragona, que han recaído en un 53% en los hombres.

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