Un ensayo sobre la estupidez cursi, lo facha y las ideologías

El escritor y doctor en Filosofía Enrique Gómez reflexiona con sátira sobre populismos y defiende el librepensamiento en su nuevo libro

El auge de los populismos, la dictadura de la corrección política, el manoseo hasta la distorsión de la palabra fascista (o mamotreto o armatoste), el edulcoramiento de algunas formas de hablar y la reivindicación del librepensamiento. Esos y otros conceptos transitan, unas veces de forma más implícita que otras, por Mamotretos y armatostes. Presentación del cursifacha (Varia Editio), el nuevo libro del escritor tarraconense, doctor en Filosofía y profesor ya jubilado Enrique Gómez León.

El autor despacha aquí, a modo de ensayo, una mirada escéptica y crítica, a ratos pesimista, sobre la realidad. «Lo llamo panfleto, porque utilizo su técnica, que es hacer categoría de lo anecdótico. La anécdota vertebra un discurso que está al servicio de una categoría general. Pero busco el humor y el desparpajo, sin renunciar a la solvencia, porque hay bibliografía seria», explica el autor.

Gómez, un rostro conocido tras haber participado en más de 100 programas en el concurso Saber y ganar, ha hilvanado un texto breve, «más satírico que airado», despegado de la actualidad inmediata pero a la vez una disección certera del presente. Habla Enrique Gómez de «una forma de manifestación del poder que se carga la Ilustración, con una traición estomagante a los ideales ilustrados».

Alumbrando neologismos

Lo hace acuñando el término del cursifacha, después de un buceo etimológico en la palabra cursi, que va desde Galdós a Jacinto Benavente o Gómez de la Serna, para acabar alumbrando el neologismo. «Una creciente forma de estupidez que es la cursilería hostil», «implacablemente agresiva con el disidente y repulsivamente azucarada en las maneras de hablar».

Y pone otro ejemplo: «El que presume de ser antifascista y en sus actitudes demuestra que lo está siendo». Y, por último, «el predominio de lo sentimental sobre lo racional, un ataque directo a esa convicción de que el sentir es el criterio último de lo verdadero».

Con cierto anclaje filosófico, Gómez León amolda también el concepto de «antropología festiva», una escritura que defienda «con alegría y buenas razones el hábitat del librepensador». Lo hace con ejemplos concretos: la tergiversación nacionalista del mito de Sant Jordi o las nuevas corrientes de pedagogos para «instruir deleitando» que ilustra –vale aquí su larga experiencia como docente en la URV o en diversos institutos de Tarragona– con preguntas así: «¿Por qué dan por sentado que los chicos y las chicas solo disfrutan saltando de trivialidad en trivialidad, que no pueden sentir placer por el conocimiento?».

Enrique Gómez ha escrito un ensayo que nació por casualidad, casi como un artículo a amigos cómplices, «para compartirlo y que nos riéramos unos pocos», pero que siguió creciendo hasta convertirse en libro y explorar una veta, la del ensayo, que complementa a sus obras sobre viajes o sus relatos de ficción. «He aprendido mucho escribiéndolo», admite Gómez, que radiografía la actualidad pero huye del ruido informativo, de la última hora y la bronca política: «No es una pose. Desde los atentados de Madrid, en 2004, me sentí tan profundamente abrumado por la información que casi nunca leo las noticias. No estoy descolgado, pero me entero con retraso, de una forma filtrada y sin gritos».

Esta reflexión sobre la ideología, en la que subyace una crítica a los tiempos, le ha servido a Enrique como terapia. «En los panfletos, como género narrativo, se declara que algo es insoportable. No escribo para que las cosas cambien, sino para dejar de pensar en ellas, y ocuparme de otros asuntos, los verdaderamente importantes».

El libro se presenta hoy a las 19 horas, en la sede de los Serveis Territorials de Cultura en Tarragona (C/Major, 14). Gómez estará acompañado del editor, Manuel Rivera, y de Antoni Jordà, doctor en Historia Moderna y Derecho.

Temas: