Un pasaporte educativo para fomentar los valores

Este proyecto se está llevando a cabo en treinta territorios de Catalunya

Durante la tarde del viernes, el Parc de la Ciutat se llenó de vida para acoger la fiesta de clausura del pasaporte Edunauta. La iniciativa impulsada por la Fundació Bofill y la Cooperativa +Educació busca visibilizar aquellos aprendizajes que no se tienen en cuenta durante el día a día.

«Estamos acostumbrados a que una nota defina nuestra capacidad o nuestro nivel intelectual. Esto hay que cambiarlo, porque por encima de las notas, lo más importante es que los niños y niñas sean conscientes e interioricen conceptos como el compañerismo, la solidaridad, el esfuerzo o el sacrificio», asegura la directora de el área socio educativa de la Cooperativa Combinats, Raquel Barbier.

Actualmente, este proyecto se está llevando a cabo en treinta territorios de Catalunya. En Tarragona, los encargados de impulsar y gestionar la actividad son el Institut Municipal d’Educació i Treball (IMET) y la Cooperativa Combinats.

El pasaporte Edunauta va dirigido a niños y niñas de entre tres y doce años. A aquellos que se muestren interesados, se les entrega el pasaporte Edunauta. El objetivo es lograr los doce sellos realizando actividades en diferentes entidades, centros cívicos y bibliotecas de la ciudad. Solamente de esta manera, podrán recibir un diploma de oro y se les abrirá la posibilidad de ganar el famoso disfraz de astronauta.

«Si alguien no ha podido completar el pasaporte, durante esta tarde tendrán la posibilidad de hacerlo, realizando alguna de las actividades que les proponemos», comenta Barbier.

Como cada año, las escuelas desarrollan un papel fundamental. Durante este curso, en total, han participado hasta siete escuelas.

Se trata de la Escola Sant Salvador, Escola Sant Pere i Sant Pau, Escola Tarragona, Escola de Ponent, Escola La Floresta, Escola Saavedra y el Col·legi la Salle Torreforta.

Un proyecto exitoso

Lo que es evidente es que el proyecto se ve con buenos ojos por la mayoría de los tarraconenses. Cada vez son más las familias que se interesan y animan a sus hijos e hijas para que estos participen. Esto se notó durante la fiesta de clausura.

«Es la segunda vez que decidimos hacer una gran fiesta para poner punto final al curso. El año pasado, fueron cien personas las que vinieron, pero este año se han superado las expectativas. Se nos han acabado todos los pasaportes que nos quedaban. Estamos satisfechas porque en total han sido más de 300 niños y niñas los que han tenido la oportunidad de participar en esta gran iniciativa», dice Barbier.