Una vecina de Reus, atrapada en una estación de tren durante el apagón: «Era como la película Viven, pero sin comernos»
Isabel Flores estuvo siete horas atrapada e incomunicada en la estación de tren de Tafalla, a tres horas de su destino

Fueron muchos los ciudadanos que durante día de ayer se quedaron atrapados en vagones de tren y en estaciones, incomunicados y a la espera de que alguien les fuera a buscar. El apagón eléctrico que afectó a toda España y a parte de Europa les cogió viajando en tren. Es el caso de Isabel Flores, una vecina de Reus, que salía de su casa a las nueve de la mañana para visitar a su pareja a un pequeño pueblo de Burgos. Llegó a su destino 14 horas después de emprender el viaje. Empecemos por el principio.
Flores cogía un tren Alvia a les 9.40 de la mañana. El destino era Burgos. Iba a reencontrarse con su novio. Pasadas las doce y media del mediodía, las luces y el aire condicionado se apagaban, mientras el tren se paraba. «En cuestión de un minuto todo el mundo sabía que estaba pasando. Yo todavía tenía Internet y mi pareja me decía que en Burgos no había luz. Mi familia y amigas de Tarragona tampoco tenían. Vi que algo grave estaba pasando», explica Flores.
Los pasajeros se desplazaron enseguida hasta el vagón bar del tren, donde se formaron colas. Los primeros pudieron pagar con tarjeta, pero pronto se acabó la conexión y solo aceptaban efectivo.
La suerte hizo que el tren se parase justo en una estación de tren, en Tafalla (Navarra, cerca de Olite). Diez minutos después del apagón, las puertas de los vagones se abrían para que los pasajeros pudiesen bajar. Empezaba la evacuación.
«Viendo que la situación era grave y que las comunicaciones empezaban a fallar, mi novio y yo quedamos en que, cuando saliera de trabajar, me pasaría a buscar. Fuera cuándo fuera. Que de allí no me moviese para nada del mundo», explica Flores. La comunicación se cortó entonces. La pareja de la protagonista tenía tres horas de viaje hasta Tafalla.
«En la estación se creó un ambiente único. La gente empezaba hablar, se hacían fotos e incluso se iniciaron algunas amistades. Me recordó a la película Viven pero sin comernos», añade Flores, quien explica como una chica se le acercó y le pidió conectar el móvil en su ordenador. «Obviamente le dije que sí», explica Flores.
La solidaridad de los vecinos también fue algo destacado. «Un vecino no paró de hacer viajes en su furgoneta de siete plazas dirección Pamplona», explica Flores, quien añade que «parecía que estaba viviendo en una película, todo me parecía irreal, no podía ser que estuviera viviendo eso».
A las 19.40 de la tarde, justo siete horas después de la evacuación, el novio de Flores llegaba a la estación. Reencuentro de película. No era para menos.
Flores y su pareja llevaron en coche hasta Burgos a otra pasajera del convoy que también se había quedado tirada. «Dicen que, a veces, de estas situaciones salen las mejores amistades». La chica, que se llamaba Inma, no paró de agradecerles el gesto durante todo el viaje.
Finalmente, la protagonista llegó a su destino, Hortigüela –un pequeño pueblo de Burgos– a las once de la noche, 14 horas después de emprender el viaje.