«Vienen pacientes que quieren lo que ven en fotos con filtros irreales»

La edad media de acceso a la medicina estética ha pasado de los 35 a los 20 años, con muchas chicas influenciadas por las redes sociales

«Estaba contenta con mis labios, pero ahora que me he puesto ácido hialurónico me gustan más», explica Laura Miralles, una joven tarraconense de 22 años que en julio se hizo su primer tratamiento de medicina estética. Cuenta que nunca se había planteado la opción de rellenarse los labios: «Si que siempre había pensado que si me hacía algún retoque estético seria para tener la nariz más fina, aunque cada vez me gusta más la que tengo y no creo que me opere», señala Miralles, que en relación a la modificación de los labios dice que «lo hice por probar. Una amiga se lo había hecho y me animé».

Lo cierto es que cada vez son más las chicas jóvenes que se decantan por este tipo de intervenciones. De hecho, según el ‘Estudio dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España’ durante el año 2021 de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la media de edad de acceso a los primeros tratamientos estéticos ha pasado de los 35 años en 2018, a los 20 en la actualidad. Según el doctor Sergio Fernández, vicepresidente segundo de la SEME, «el uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes». Asimismo, el documento señala que la pandemia de la covid y el uso de la mascarilla han influenciado mucho en las necesidades y tendencias de la población entorno a la belleza de la salud, centrando la mayoría de los cuidados en la mirada.

En líneas generales, durante el 2021 se llevaron a cabo en España 871.525 tratamientos médico-estéticos, el 72% de los cuales fueron faciales (626.778), el 22% corporales (191.515) y el 6% (53.232) de otro tipo, como la depilación, por ejemplo. De los 626.778 tratamientos faciales realizados, el 42% correspondieron a toxina botulínica –conocida popularmente como bótox y consolidándose como el tratamiento facial más realizado tras la pandemia–, el 32% a ácido hialurónico y el 20% a tratamientos para mejorar la calidad de la piel.

Cabe destacar también que el 40% de la población general española ha utilizado los servicios de medicina estética en alguna ocasión. Entre ellos, el 71,8% son mujeres y el 28,2% son hombres. La mayor parte de los pacientes se hacen tratamientos al menos una vez al año.

Volviendo al testimonio de Miralles, insiste que es un tema de «imagen». La joven solo se ha hecho un tratamiento consistente en dos sesiones, en las que le inyectaron el ácido hialurónico en ambos labios. Ahora le durará entre seis meses y un año, y el ácido desaparecerá entonces recuperando ella el tamaño anterior de sus labios. No obstante, Miralles asegura que «ya me da la sensación de que se me han deshinchado y tengo ganas de volver a tenerlos como el primer día», a la vez que reconoce que «es muy probable que cuando se me vaya del todo me vuelva a poner, aunque quiero esperar a que pase todo el proceso para ver como va». Simplemente, recuerda, «debo tener claro que siempre me tienen que inyectar el mismo tipo de ácido, porque hay varios, y si voy a otra clínica avisar de cual me pusieron la primera vez, porque si me pusieran otro me podría causar daños».

El tratamiento le costó 130 euros, un precio que considera «barato», puesto que había visto que en otras clínicas cuesta alrededor de 300 euros. Con todo, Miralles cuenta que algunas de sus amigas se han interesado también por este tipo de tratamientos estéticos a raíz de que ella se hiciera el suyo, y otras ya se habían hecho retoques antes. Tienen entre 22 y 28 años.

Redes sociales e influencers

No es el caso concreto de Miralles, pues ella decidió inyectarse ácido hialurónico por probarlo después de que lo hiciera una amiga suya, pero ciertamente las redes sociales, los filtros y las influencers, que perpetúan cada vez más los estereotipos, los cánones de belleza y la presión social, tienen un papel clave en este cada vez más temprano acceso a los tratamientos estéticos.

Esther Mayol, doctora y presidenta de la Secció de Medicina Estètica del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), señala que «en los jóvenes han sido determinantes las redes sociales y las influencers por la presión y la obsesión por la imagen cada vez más pronto. La aparición de filtros –que distorsionan la imagen real– ha contribuido a generar la necesidad a estos pacientes, pues en una foto de la persona estos filtros permiten realizar cambios en la forma de la cara: cómo hacer una nariz pequeña, retocar el tamaño de los ojos o la de los labios, etc., y después de realizar varias pruebas pueden ver cómo les quedará y si se gustan de esa manera es cuando se atreven a pasar por las infiltraciones».

Mayol asegura que a raíz de la pandemia, la demanda de retoques estéticos ha aumentado un 30% por otros dos motivos concretos: «El uso de las mascarillas dejaba al descubierto el tercio superior de la cara, con lo que se ha creado la necesidad de mejorar la mirada, siendo los tratamientos estrella la aplicación de ácido hialurónico en las ojeras, neuromodulador –es como ella debe llamar al bótox por ley– y cirugía en los párpados superiores. Asimismo, trabajar en línea en frente de las pantallas con videoconferencias ha hecho que se acentúen aspectos faciales que no gustan y se busque mejorarlos».

Hablando de beneficios y riesgos, Mayol defiende que tanto el bótox como el ácido hialurónico son tratamientos reversibles y temporales, y «bien aplicados por personal médico cualificado no deben dar problemas, pero también es cierto que deben aplicarse con prudencia, utilizar productos de calidad, respetar la periodicidad entre tratamientos y no abusar de ellos dado que ya se empieza a hablar de la imprenta estética». Entre los efectos adversos se encuentran alergias, reacciones anafilácticas, inflamaciones o hematomas por el pinchazo, nodulaciones, reacciones inflamatorias tardías relacionadas con la inmunidad y en casos más graves, pero muy poco frecuentes, la oclusión arterial.

A todo esto, la doctora comenta también que «la medicina estética, fuera de la frivolidad que a veces conlleva, ayuda a muchas personas a sentirse más seguras, mejor consigo mismas y a mejorar la autoestima. Es el caso de pacientes acomplejadas, que presentan asimetrías, deformidades por accidentes o enfermedades».

Harmonía facial

Javier Ribelles es el doctor en medicina estética en la Clínica Vida’m de Tarragona. Reconoce que en los últimos años ha crecido el interés por tratamientos faciales en chicas cada vez más jóvenes y confirma también que el bótox y el ácido hialurónico son los productos más demandados actualmente.

Tal es la influencia de las redes sociales y sus protagonistas que, según el médico, «muchas pacientes acuden a la consulta con una foto con filtro que cambia la forma de los labios y la nariz y me piden que quieren lo mismo, y en muchas ocasiones no es posible porque el propio labio no lo permite o porque no quedaría bien, quizás, con una cara pequeña». Por ello Ribelles habla de la importancia de jugar con la harmonía facial y la naturalidad, «por eso hacemos tratamientos personalizados».

En este sentido, defiende que «los médicos debemos saber decir que no, que no todo vale», pues asegura que «te vienen pacientes con 25 años, derivadas de muchas clínicas, con muchos tratamientos faciales encima, y no das crédito, porque se han hecho de todo y además se ven mal. Vas a un médico que te dice que no te lo hará, pero siempre encontrarás uno que te dirá que sí y hay que frenar esto porque termina en problemas muy graves». En este sentido, Ribelles considera que debería ser obligatorio en las redes sociales anunciar qué fotos llevan filtros, para no confundirlas con la realidad, y sostiene que «no podemos quitar años pinchando arrugas, sino que se trata de envejecer bien, con una cara descansada. Que la gente te diga ‘Qué bien te veo’ y no ‘¿Qué te has hecho?’». Concluye diciendo que la ventaja de la medicina estética de hoy en día es que se usan tratamientos reversibles y no implantes fijos.

Temas: