Un viaje culinario al corazón de la tradición vasca

Amonaren Etxea. El restaurante de cocina tradicional vasca de Botarell se ha convertido en una oda a las señoras de la casa que usa como inspiración

12 enero 2024 20:04 | Actualizado a 13 enero 2024 19:00
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El País Vasco es cultura, el País Vasco es un paisaje sin igual, El País Vasco es Folklore, el País Vasco son sus gentes, El País Vasco es... Gastronomía. Y suerte la nuestra señores, que de esto último tenemos un trocito a la puerta de casa.

Amonaren Etxea es en mayúsculas lo que viene a ser La casa de la abuela en la lengua de Cervantes. La historia del Amonaren Etxea nace con un golpe duro de los que da la vida, del amor de unos abuelos hacia su nieto Ibra, del que se hacen cargo con tan solo cuatro meses de edad y al que se le diagnostica ceguera, epilepsia, hemiplejía y sordera.

Manuela y Aingeru, el matrimonio protagonista de nuestra historia, decide dar un cambio de rumbo integral en su frenética vida laboral que les hacía pasar mucho tiempo en carretera y deponen su actividad profesional para dedicarse en cuerpo y alma al cuidado de su nieto, a la par que barajan la posibilidad de abrir su propio restaurante de cocina tradicional vasca en la demarcación de Tarragona, para así establecerse y dedicar el tiempo que requieren los cuidados. Corría el año de 2012 de nuestro señor.

El sueño se cumple

El sueño de Aingeru se cumple a base de empeño y más fe que un camión de evangelistas y en 2016 abre sus puertas el Amonaren Etxea Jatatxea en Botarell, una oda a las etxekoandres o señoras de la casa a las que usa como inspiración. La tradición vasca se respira en cada rincón del restaurante no solo a través de su cocina, si no también en sus espacios como su jardín encantado de Alderdi Eder o las exposiciones artísticas permanentes de artistas vascos.

El restaurante dispone de un comedor principal para treinta y cuatro comensales a la par que dos pequeños reservados ideales para reuniones que requieran discreción. En cuanto a la cocina la fórmula está más clara que el propósito de un paraguas en mitad de un aguacero: usar solo productos de alta calidad. Pescados frescos y salvajes de lonja, carnes de primera con certificado de autenticidad, conservas de elaboración artesanal y una huerta en la que el protagonismo recae en la cercanía y estacionalidad. Mención especial a la bodega con más de cuatrocientas referencias a precio de coste a las que se le aplica un descorche equitativo en la factura.

Amplia carta

A una amplia carta hay que sumarle cinco clases distintas de menú en un abanico de entre veintinueve y sesenta euros. De estos mi favorito: El menú de Sidrería con Txuleta. Txistorra a la sidra, revuelto de bacalao, bacalao Amonaren y una txuleta de ochocientos gramos madurada. Más arte que en el Guggenheim, señores. Y para rematar una degustación de postres caseros con los que te tienen que sacar en grúa del restaurante. Eso sí, para el café sacarina.

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