Héroes de Bouzas

Ruxi y sus compañeros del Rápido colaboraron en las tareas de extinción 

18 octubre 2017 12:06 | Actualizado a 18 octubre 2017 17:29
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El domingo arrancó de cine para el Rápido de Bouzas. El conjunto gallego vencía por 1-3 al Toledo en el estadio Salto del Caballo. Un resultado magnífico para un equipo debutante en Segunda B. Subieron al autobús con la euforia del triunfo que se transformó en angustia cuando las noticias de los incendios que azotaban Galicia empezaron a hacer sonar sus móviles.

Los jugadores gallegos comenzaron a llamar a sus casas preguntando qué sucedía. Algunos escuchaban atónitos el relato del desalojo y la cruda batalla contra el fuego. 

El viaje se alargó más de la cuenta. Los más de cien focos activos por toda Galicia obligó al conductor del autobús a dar toda la vuelta a Santiago para poder llegar a Bouzas, uno de los barrios marítimos de Vigo. Cuando aparcaron en el estadio, el fuego acechaba a apenas 500 metros.

«Teníamos decidido ir a ayudar. No podía irme a dormir pensando que había gente en la calle peleando contra las llamas», explica Roger Bonet ‘Ruxi’, futbolista cedido por el Nàstic.

‘No se podía respirar’
La escena era infernal. El ambiente irrespirable. «La ceniza inundaba el aire», recuerda el jugador de Valls. Sin pensárselo dos veces cargaron con botellas de agua del club, para repartir entre la gente, y se dirigieron al foco más próximo. Apenas unas tres calles del estadio para unirse a los vecinos y bomberos a apagar los incendios más próximos al núcleo urbano.

Ruxi destaca la entereza y solidaridad de la gente en la batalla contra el fuego. «Las cadenas humanas llegaban a un metro del fuego. Hubo una explosión a unos diez metros que nos asustó pero no paró el trabajo de extinción».

Cuando acabaron con los focos de la Avenida Europa, donde se encontraban quisieron dirigirse a Coruxo para seguir librando batalla, pero los bomberos lo impidieron porque el fuego estaba descontrolado. A las cuatro de la madrugada, Ruxi se ponía a dormir.

Al día siguiente el ambiente seguía cargado. El humo aún no se había retirado. Imposible entrenar al aire libre. El equipo se ejercitó en el gimnasio.

La lluvia ha contribuido a la extinción total de los incendios. Queda la rabia. Una mezcla de «indignación de ver cómo se quema su tierra y de ira contra los culpables. Hay gente que decía que habían personas con bidones de gasolina por Vigo».

Ruxi se queda con la cantidad de personas anónimas que dejaron el miedo en sus casas para combatir contra las llamas. «Nosotros hicimos lo que pudimos- Ellos son los verdaderos héroes».

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