Los cinco puntos del Campus Bellissens que generan inseguridad

Los pasos inferiores, el parking de Arquitectura o la parada de bus son zonas que la comunidad universitaria ha detectado como ‘conflictivas’. Son espacios sin iluminación, poca señalización o vegetación alta

22 febrero 2024 19:45 | Actualizado a 23 febrero 2024 07:00
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Cruzar de noche los pasos inferiores que conectan el Campus Bellissens de la URV con Mas Iglesias es de las acciones que puede generar mayor inseguridad a alumnos y profesorado de la universidad. Y es que son espacios sin iluminación. Igual sucede al pasar por el puente peatonal que cruza por encima las vías, dirigirse al parking de tierra de la Escola d’Arquitectura o esperar el bus en la parada de la avenida de Bellissens, donde solo hay un poste.

Estos son los cinco principales ‘puntos inseguros’ que la comunidad de la Universitat Rovira i Virgili (URV) ha detectado en el Campus Bellissens de Reus y su entorno. «Pueden ser zonas muy distintas, pero la problemática es la misma», es decir: falta de luz y de señalización. Así lo comenta Cèlia Mallafré, profesora de la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura e investigadora en el grupo de investigación PATRIARQ-CAIT. Junto a Sergio Coll, es responsable del proyecto llevado a cabo en los últimos meses en el Campus Bellissens de la URV. Es una iniciativa piloto extensible al resto de campus que surge de la Comissió d’Igualtat de la universidad, en el marco del Pacto de Estado contra la violencia de género del Ministerio de Igualdad. También ha colaborado el colectivo Punt 6, con experiencia en urbanismo con perspectiva de género.

El objetivo era detectar los puntos que generan mayor inseguridad para, después, aplicar esta perspectiva de género al urbanismo. Es decir, dar respuesta a la percepción de seguridad y a las necesidades. «Pensamos en todo el mundo, pero se pone el foco en los más vulnerables», dice Mallafré.

Después de recibir formación sobre perspectiva de género, el primer paso fue lanzar una encuesta a toda la comunidad universitaria del campus. «También colgamos cinco planos en la facultad para que la gente señalara las zonas que más inseguridad les genera», relatan Judit Vila y Sadibou Sow, dos alumnos de 4º de Arquitectura que han estado implicados directamente en la iniciativa. «Hemos hecho las prácticas en el despacho de patrimonio y nos propusieron el proyecto», recuerdan.

También se realizó una marcha exploratoria para analizar de forma colectiva qué elementos condicionan la percepción de la seguridad. Finalmente, llegó la confirmación. Los puntos marcados coincidían con los preconcebidos. «La falta de iluminación, de señalización, vegetación alta... Son cuestiones que hacen percibir una zona como insegura, y en todos los puntos detectados confluyen dos o tres de estas problemáticas», expone Sow.

Más al detalle, los dos pasos inferiores de la zona no tienen iluminación y su inclinación no permite ver qué sucede en el otro lado. Uno de los pasos da directamente al parking de la Facultat d’Economia; y el otro está junto a la avenida de Bellissens.

El puente peatonal que hay en el camino de acceso al campus tampoco tiene iluminación y «está en bastante mal estado», comenta Vila.

El cuarto punto detectado es el parking de Arquitectura, que tiene vegetación alta. «Antes no había iluminación y se habían producido robos, y aunque ahora cuenta con focos, sigue generando inseguridad», comentan los estudiantes. Cèlia Mallafré añade que algún punto todavía queda a oscuras, mientras que la hierba impide una buena visibilidad.

$!El parking de Arquitectura tiene puntos oscuros, hierba alta y no hay un camino claro para llegar a la facultad. FOTO: Alba Mariné

Finalmente, se detectó un quinto punto fuera del campus, pero estrechamente vinculado: la parada de bus de la avenida. «Solo hay un poste y quien se espera el bus queda muy expuesto a la carretera», comenta Mallafré, que destaca que todas las inseguridades, tanto en este punto como en el resto, surgen siempre de noche o a primera hora, cuando no hay luz solar y poca gente.

Ahora, los responsables del proyecto están acabando de redactar un informe donde se exponen las problemáticas detectadas y propuestas de intervención mínimas, «desde poner luz donde no la hay, a que haya más señalización o, en la parada del bus, que haya una marquesina», detalla Mallafré. Todo ello será presentado al rectorado de la universidad, con la intención de que se lleven a cabo acciones de mejora. «A veces son intervenciones pequeñas, pero que cambian la percepción», subraya.

$!Muchos estudiantes utilizan el bus y la parada está ubicada en la avenida de Bellissens. No hay marquesina ni bancos y los usuarios se sienten desprotegidos cuando es de noche. FOTO: Alba Mariné

Un campus en construcción, alejado del centro

Si el proyecto de detección de puntos inseguros en los campus de la URV, para después aplicar un urbanismo con perspectiva de género, ha empezado por el Campus Bellissens es porque aglutina una serie de características: «Es donde está ubicada la Escola d’Arquitectura, es una zona en crecimiento y está en las afueras de la ciudad», comenta Cèlia Mallafré, responsable del proyecto, junto a Sergio Coll. Otros campus guardan similitudes y es donde podría expandirse este proyecto en un futuro, siguiendo los pasos de esta primera experiencia. «Si más no, hacer una diagnosis», comenta Mallafré. Se trata del Campus Vila-seca o Sescelades, ubicados en zonas periféricas.

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