Opinión

Manuel Alcántara

Casi todos a la cárcel

No es decente ni honrado que se nos oculte la realidad, sobre todo es inútil

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No todos los que han robado están en chirona, ya que las cárceles son menos elásticas que las conciencias, pero hay un lleno hasta las múltiples banderas. Como suele decir la gente menos preocupada por la innovación de la metáfora, «no cabe un alfiler». En este caso es literalmente cierto porque podría pinchar a personas de sangre azul, de esas que lo ponen todo perdido por querer ganar más y que nadie les arriende las ganancias. Curiosamente, Mariano Rajoy vive un momento tan dulce que puede compensarle de innumerables amarguras. Todos los gobiernos conservadores de Europa le aclaman, desde la señora Merkel, que sigue siendo la señora ama, hasta Sarkozy, que se ha tornado el más amable de nuestros vecinos.

No es decente ni honrado que se nos oculte la realidad, pero sobre todo, es inútil. Las cosas que no se nombran suelen agrandarse y deformarse en las transmisiones y ponerse de acuerdo en decretar algo como tabú es contraproduente para el objetivo que se busca. El injusto y reprobable escándalo que montaron las agrupaciones de Oviedo de Izquierda Unida y Somos en los alrededores del teatro Campoamor demuestra tan solo que hay párvulos democráticos con escasas posibilidades de pasar al curso siguiente. ¿Cómo pueden considerar un acto privado a algo presidido por el Rey al que asisten representantes de todos los partidos? Son ganas de meter la pata para dar coces.

Estábamos hablando del 3%, que más que un porcentaje, se ha convertido en una consigna, cuando nos llega el eco de las ovaciones europeas a Rajoy. ¿Cómo le habrán sonado, porque no tiene costumbre? Solo las ha oído cuando se reúne con los más adictos de los suyos y deja fuera a los disidentes, entre los que abundan los que quieren meter a más gente en la cárcel. No es un sitio tan hospitalario como parece. En España se sigue rechazando a personas que han contraído sobrados méritos para entrar en ella.