Editorial

Creado:

Actualizado:

Toda sociedad humana se sostiene sobre una idea sencilla y poderosa: lo común. Lo que compartimos, lo que cuidamos entre todos, lo que no pertenece solo a unos pocos. Sin ese suelo compartido, no hay comunidad posible, solo individuos aislados compitiendo entre sí. Por eso, hablar hoy de solidaridad, de actos de bondad gratuitos, de ayudar sin esperar nada a cambio, no es ingenuo ni romántico: es profundamente revolucionario. En los tiempos que corren, ser buena persona es un acto de resistencia. Ser solidario, tender la mano, cuidar al más débil, es ir a contracorriente de un discurso dominante que nos repite que quien cae es porque «se lo merece», que la fragilidad es un fallo individual y no una responsabilidad colectiva. Ese relato —tan presente en la era del trumpismo y de los populismos excluyentes— desprecia la empatía y ridiculiza la bondad. Según ese marco, la bondad es cosa de «tontos», de personas «inútiles». Son los mismos adjetivos que se usan para justificar que la sanidad pública no merezca ser protegida, que la educación pública deje de ser prioritaria, que lo común se vea como un gasto y no como una inversión en dignidad. Eso es, lo que nos beneficia a todos es un gasto prescindible. Ese es el marco que muchos están comprando, sobre todo los que más se benefician del bien común, desgraciadamente. Frente a ese relato absurdo, desde hace ya diez años, el Diari de Tarragona alza la voz para decir exactamente lo contrario: ser BONA GENT es lo que nos define, lo que nos identifica. Porque sin personas comprometidas con los demás, no hay barrios vivos, no hay ciudades cohesionadas, no hay futuro compartido. Desde hoy, en la web del Diari, ya se pueden votar a los 20 candidatos y candidatas a Bona Gent (les hemos dejado el código QR arriba para facilitarles el camino). Todas las historias lo merecen, porque todas nos recuerdan que aún existe una red invisible de personas que sostienen lo común con gestos pequeños, constantes y generosos. Gracias a toda la Bona Gent de Tarragona. Sois nuestra inspiración y la prueba de que la verdadera revolución empieza, siempre, por cuidar al otro.