En apenas año y medio hemos pasado de exigir que los aeropuertos de Reus y Girona estén conectados con el aeropuerto de El Prat mediante AVE en poco más de media hora, a desaparecer del debate sobre la ampliación del aeódromo barcelonés, que vuelve a estar sobre la mesa tras el acuerdo presupuestario entre ERC y el PSC.
La comisión sobre la ampliación del aeropuerto de Foment del Treball ha recibido hasta ahora nueve propuestas diferentes. Esta semana se ha presentado una más: construir una cuarta pista sobre el mar, en lugar de ampliar la tercera.
No se trata de una idea original, anteriormente se había planteado en dos ocasiones: una en 1999 por la Cambra de Comerç de Barcelona, y otra en 2003, con Josep Piqué de candidato del PP a la Generalitat.
El principal reto del aeropuerto de El Prat es convertirse en un hub intercontinental. La solución pasa por una pista más larga para que los aviones de grandes dimensiones que vuelan a la costa oeste de Estados Unidos o a extremo Oriente despeguen sin dificultades de Barcelona.
Pero Reus y Girona sí pueden jugar un papel importante para descongestionar El Prat cuando esa conectividad intercontinental llegue. El propio president de la Generalitat, Pere Aragonès, lo reconocía el pasado viernes durante una comida en Tarragona con representantes de diferentes sectores y entidades sociales.
Y es ahí donde deberían estar presentes los agentes socioeconómicos del Camp de Tarragona. En pleno debate sobre el futuro aeroportuario catalán, la voz del territorio debe hacerse oír, igual que se ha escuchado durante la negociación de los presupuestos de la Generalitat en el caso de Hard Rock.
Hay que volver a defender que la promoción, la gestión y el crecimiento del Aeropuerto de Reus esté en manos de las Cambres de Comerç y otras instituciones locales y supramunicipales. Porque son éstas las que mejor conocen las necesidades de los ciudadanos y las empresas del Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre.
Un ejemplo: PortAventura ha estrenado este fin de semana su temporada más larga de las 29 que sumará este 2023. Abrirá todos los meses tras adelantar a Carnaval su inicio de temporada.
Serán 278 días de actividad con la intención de superar los 5,3 millones de visitantes, 200.000 más que la campaña anterior. De ellos, el resort espera que más de un millón sean franceses y medio millón más, británicos e irlandeses. Pero también confía en la llegada de visitantes de otros mercados del resto de Europa.
El objetivo es desestacionalizar de una vez por todas la campaña turística y consolidar un turismo permanente en el complejo de ocio de Vila-seca y Salou, pero también en el resto de la Costa Daurada.
Para lograrlo es básico ampliar la operativa del Aeropuerto de Reus, que ahora mismo permanece cerrado cinco meses al año, de noviembre a marzo. La ventaja es que el Plan Director del Aeropuerto, que prevé una inversión de 100 millones de euros para aumentar notablemente su capacidad. Los 911.000 pasajeros están lejos de su límite.
Polo de atracción industrial
No nos lo creemos, pero tenemos un territorio con mucho potencial de captación de empresas y talento. Hay tres zonas que lo demuestran, y una cuarta, que está llamada a serlo en poco más de un año.
En primer lugar y, tras una década de pérdida de peso en la actividad industrial, con cierres tan sonados como el de Lear en Roquetes, los anuncios de nuevas implantaciones apuntan a una recuperación del sector en Terres de l’Ebre.
En los últimos dos años, el polígono Catalunya Sud suma cerca de 400 millones de euros de inversión. Ubicado en los términos municipales de Tortosa y L’Aldea, muy cerca de la AP-7 y equidistante de Barcelona, Zaragoza y Valencia, capitales a 200 kilómetros, goza de una ubicación estratégica.
El grueso, 350 millones, corresponden a Kronospan, que, en primavera, pondrá en marcha una planta de fabricación de tableros de madera reciclada. Con 190 personas empleadas, se trata de la mayor inversión extranjera en Tortosa.
El punto de inflexión lo marcó Florette, que, en dos años, ha invertido 15 millones en una planta de producción de ensaladas y otras verduras envasadas, que ya emplea a 130 trabajadores de forma directa. Pues bien, esta semana la multinacional catalana Lucta, con plantas en ocho países y dedicada a la producción de aromas alimentarios y fragancias para productos de limpieza, ha anunciado una inversión de 25 millones de euros para poner en marcha un centro de nuevas tecnologías y producción de ingredientes.
Otro gran polo de atracción de empresas está ubicado alrededor de Valls y del Logis Monblanc. Bon Preu, primer grupo de distribución de capital catalán, prevé destinar 204 millones de euros a una central logística en la capital de la Conca de Barberà. Y esta misma semana la multinacional norteamericana Clarion ha anunciado la construcción de dos grandes naves logísticas cerca de Ikea, Kellogg’s o Lear Corporation.
Lo mismo sucede con Constantí. Lidl ha adquirido una parcela de 185.000 metros cuadrados para construir un almacén. Nuveen y Scanell Properties impulsan una plataforma logística de 40.000 metros cuadrados. Repsol, Enagás Renovable, Iqoxe y Messer han anunciado una inversión de 230 millones para que Tarragona tenga la mayor planta de hidrógeno de España en unos terrenos a caballo entre Constantí y La Pobla de Mafumet, junto a la refinería.
Si a todo ello, le añadimos el poder de atracción que pueden suponer los 600 millones de inversión en la primera fábrica de baterías en Europa que la surcoreana ILJIN Materials levantará en Mont-roig, y la futura Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del Port, podemos decir, sin duda, que Tarragona va a reforzar su papel industrial y logístico en el conjunto de Catalunya. Para ello, son imprescindibles infraestructuras como el Corredor del Mediterrani.
TGN o Reus, quién es más capital
«Recuperem la capitalitat. Recuperem l’orgull de Reus». El megacartel de la alcaldable socialista de Reus, Sandra Guaita, en la estación de autobuses de Tarragona, ha sorprendido a propios (su partido y su homólogo en TGN, Rubén Viñuales) y ajenos. Que la candidata del PSC aspire a recuperar el liderazgo perdido por su ciudad en Catalunya en diferentes ámbitos es lógico y lícito.
Lo que no lo sería es resucitar las batalles de campanar Tarragona-Reus que tanto nos ha perjudicado históricamente. Ojalá lo hayamos aprendido.