Rodalies desespera

La investigación en marcha aún debe aclarar las causas del choque de dos trenes de Rodalies el pasado miércoles en Montcada i Reixac, que causó 155 heridos leves. Se barajan varios factores: niebla, una señal equívoca, una curva con poca visibilidad y un posible despiste del maquinista. Según la ministra de Transporte, lo sucedido «no tiene nada que ver con inversiones», pero el accidente ha vuelto a poner en evidencia el descontento con el funcionamiento de la red de Rodalies en Catalunya.

Retrasos recurrentes, frecuencias insuficientes o incidentes por falta de mantenimiento se han convertido en parte inseparable y rutinaria del día a día de los usuarios de cercanías. Conozco a más de un pasajero que, resignado, lo primero que hace cada día al entrar en la estación de Tarragona es mirar hacia el panel de salidas, deseando no leer en letras rojas aquello de «llegada estimada a las...».

Sorprende la rapidez y eficacia con que se toman otras medidas para fomentar cambios en la movilidad, como la implantación de Zonas de Bajas Emisiones y las correspondientes multas por no respetarlas o la construcción de carriles bici, y la lentitud con que se avanza en la mejora de un servicio que utilizan a diario cientos de miles de personas en Catalunya.

La esperanza es el Pla de Rodalies de Catalunya, que contempla 700 millones de inversión en las comarcas de Tarragona hasta 2030. Su director, el exconseller Pere Macias, reconoce que venimos de veinte años de desatención de la red ferroviaria convencional y que tardaremos, al menos, dos años más, en notar mejoras en los horarios.

El tema es que, pasados esos dos años, la línea estará aún más saturada con más trenes de carga junto a los de los sufridos viajeros a causa de la instalación del tercer carril para convoyes de mercancías. De eso apenas se habla.

La paciencia tiene un límite. Resulta inadmisible que, en lugar de avanzar, en materia ferroviaria, retrocedamos y, que no seamos capaces de que la puntualidad, la regularidad y la fiabilidad del servicio dejen de depender del azar en cada viaje. ¡Qué lejos quedan aquellos años en los que un Catalunya Express tardaba 55 minutos entre Barcelona y Tarragona!

Paco Xammar y la Bona Gent

Los que me conocen saben que no me gusta generalizar, porque siempre hay excepciones. Es el caso de Francesc Xammar Vidal. En una sociedad capitalista donde se da más importancia a lo material que a lo inmaterial, y en la que nos faltan referentes morales, la historia de este popular sacerdote jesuita es de esas que te reconfortan. Xammar cambió su confortable vida en el Passeig de Gràcia barcelonés por Torreforta y La Floresta, cuando estas barriadas no tenían asfalto, luz, transporte público o escuela.

Ayer vecinos de estos barrios y de otros puntos de Tarragona participaron en un cálido homenaje con motivo de su retiro a Barcelona. Seguramente, él no espera más, pero como escribía el abogado Paco Zapater en estas páginas, su ayuda incondicional a los más desfavorecidos bien merece su reconocimiento como hijo adoptivo de la ciudad. La Asociación de Vecinos de La Floresta ya ha hecho los deberes y ha solicitado al Ayuntamiento que la plaza del barrio lleve su nombre. Es el primer paso para que su huella no se borre y sirva de referente para generaciones futuras.

También son ejemplo para muchos las 30 candidaturas (20 individuales y 10 de entidades) a La Bona Gent de Tarragona, una iniciativa del Diari que este año llega a su séptima edición y que tiene como objetivo reconocer la labor de personas que destacan por sus méritos profesionales o sus valores solidarios, y, que, con sus acciones, mejoran la vida de otras personas. Podrán votarlos a partir del miércoles. Será su particular homenaje a un talento y/o generosidad que debería hacernos sentir orgullosos.

Fiesta de la afición marroquí

Marruecos se convirtió ayer en la primera selección africana en llegar a semifinales de un Mundial de Qatar, y como cualquier otra afición que hubiera logrado tal gesta, la suya salió ayer de nuevo en masa a las calles a celebrarlo con banderas y bengalas. Lo que no es lógico son los prejuicios con los que algunos observaban estos festejos, anticipando problemas, como si otras aficiones fueran ejemplo de convivencia y civismo.

El periodista Jordi Évole se refería así en Twitter el pasado martes: «Se ve que no ha habido incidentes en las celebraciones tras la victoria de Marruecos ante España. Pero tranquilos, los que en algunos medios anunciaban (y quizás deseaban) incidentes, lo seguirán intentado».

Razones para decirlo no le faltaban. Las pesquisas sobre la quema de una quincena de contenedores en Reus del pasado martes por la noche apuntan a un grupo o grupos de jóvenes españoles de ambos sexos, vestidos con ropa oscura o negra y ninguna afinidad con la selección de Marruecos. Les dejo a ustedes que se imaginen con qué intención habrían provocado los incendios.

Tampoco pueden ser considerados de recibo los memes racistas que proliferaron antes del partido con España. Uno de ellos corrió como la pólvora de móvil a móvil. Decía así: «la batalla de L’Hospitalet: quien gane el Marruecos - España se queda L’Hospitalet». Memes así no se hubieran producido con otras selecciones.

Es triste comprobar como algunos intentan empañar la alegría por un hito deportivo.

El futuro de La Savinosa

La semana arranca con buenas perspectivas para un equipamiento en un entorno privilegiado. Pasado mañana la presidenta de la Diputació de Tarragona, Noemí Llauradó, presentará la propuesta para la finca de La Savinosa. A falta de conocer los detalles del proyecto, que, a diferencia de los anteriores, contemplaría usos públicos y la ampliación del Camí de Ronda, es una buena noticia. Acumulamos demasiados equipamientos cerrados, como la Ciutat Residencial i de Repòs, el Banc d’Espanya o parte de los módulos de la antigua Tabacalera. Veremos si éste será el proyecto definitivo y, de ser así, cuánto tardamos en verlo hecho realidad.

Es difícil entender por qué en esta ciudad cuesta tanto avanzar, con la única excepción de la fachada marítima, que ha cambiado mucho gracias al impulso del Port, aunque sigue estando hipotecada por las vías del tren.