Los reusenses de Vila-seca

La Plana, aún perteneciendo a Vila-seca, mantiene muchos vínculos con Reus. El barrio cuenta con los servicios de un pueblo, como colegio, centro de salud, piscina, biblioteca, centro cívico y una parroquia

19 mayo 2017 19:04 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:32
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Entre Reus y Vila-seca se encuentra el barrio de La Plana. A pesar de que pertenece al segundo municipio, más de un reusense se ha sentido atraído por sus calles y se ha aposentado a vivir durante años. Naturales de La Plana que se han marchado también han vuelto. «Vivo aquí hace 22 años. La parte antigua del barrio está compuesta y muy ligada por familias», cuenta el policía municipal Antonio Cabrera, quién además se jubila a mediados de junio. La mayoría de la gente del barrio, según explica la secretaria de la asociación de vecinos de La Plana, Núria Ramírez, «van a comprar a Reus, porque trabajan allí y está todo más cerca». El presidente de la asociación vecinal, Marcos Arabia, dice que «también hay tienda de comestibles para compras de cada día, en el barrio. No hace falta salir».

Sobre su localización, el concejal del barrio, Miguel Ángel Almansa, añade que «estar cerca de Reus y Vila-seca, significa coger el coche. Puedes elegir lo mejor de cada lugar». El barrio reúne además muchos servicios: escuela, médico, parroquia, farmacia, biblioteca, bares, centro cívico, guardia de barrio, etc. Siguiendo la ruta hacia otros rincones de La Plana, se encuentra el bar de David Galà. Antes se dedicaba a los encofrados, pero hace 6 años que está detrás de la barra del negocio familiar. «El negocio era de mi abuelo, cuando falleció lo alquilaron y cuando murió mi madre, se vendió. No lo quise perder y lo compre», resume Galà.

Su terraza está a rebosar, a pesar de las altas temperaturas. María José, Marta y Mari Carmen, toman un refrigerio. María José, de 42 años y natal de Andalucía, se vino al barrio con 4 años. Le encanta « la tranquilidad, está muy buscada». María José corrobora que «el nacido de La Plana cuando se marcha a Reus, vuelve a su barrio de toda la vida». Más joven, Marta, explica que la educación es «muy familiar. Nos conocemos todos y en el colegio, igual». El total de estudiantes está en los 90 niños y en algunas clases no llegan a 10. Desde luego, atención personalizada. Y queda Mari Carmen, de 50. Vino al barrio con 8. «Me casé, me marché y luego volví. Mi hija repitió mi historia. Llevo aquí desde el 2004», cuenta.

El barrio reúna a familias enteras. Un ejemplo, sin ir más lejos, es el caso de Núria Ramírez. «Mi padre es el presidente del Centro de los Jubilados; mi madre, Carmen Sorroche, la catequista; mi hermana Mari Carmen Ramírez la presidenta del AMPA; y, mi marido es Marcos Arabia, el presidente de la agrupación vecinal», ríe Núria con tanta enumeración y con un «todo queda en familia». Ha quedado con su hermana y madre. «Yo soy de Lorca, vine a Catalunya con 2 años y estoy aquí desde los 18. Soy catequista, porque si no lo era el oficio se perdía. Lo tenemos todo y si no quieres salir no sales», explica la madre de Núria. La hermana repite la historia de muchas mujeres del barrio, ya que después de estar 10 años en San Josep Obrer, en Reus, volvió al barrio. Lejos del centro del barrio, vive la reusense María Remei Bonné desde hace ya 50 años. La explanada edificada enfrente de su casa formaba parte de su masía, la cual vendió para edificar. Francisco Vera, vive casi al lado y trabaja en Reus.Después de vivir 10 años allí volvió donde se crió.

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