La casualidad, a veces, reafirma una vocación y despeja todas las dudas. Así fue para Ramón Gomis, un reusense que ha ido aprendiendo a compaginar sus dos pasiones, la medicina y el teatro, a base de práctica y experiencias. Es más, ahora que se dedica principalmente a la docencia, confiesa «que esa dicotomía, quizá, no la haya sabido resolver nunca porque tampoco ha tenido un interés en hacerlo».
Su prolífica trayectoria es la prueba fehaciente de quien intenta y consigue porque ha sabido aprovechar las coincidencias del camino. Una de esas coincidencias, tuvo lugar en 2003, cuando fuera nombrado Fill Il·lustre de Reus, pues compartió ceremonia de entrega con su amigo Lluís Pasqual. Ambos hicieron la presentación del otro y, además del honor que Gomis sintió al recibir el galardón, ese vínculo con Pasqual, nacido entre bambalinas, lo hizo aún más especial.
También, el reusense recuerda muchos otros reconocimientos que han premiado su carrera. Desde la Medalla Narcís Montoriol o el Premio Nacional de Recerca de Catalunya, hasta la distinción como Doctor Honoris Causa por la Universidad Rovira y Virgili o el Premio Joan Santa Maria de teatro. El médico y dramaturgo comenta con ilusión que cuando te reconocen «esa labor que has hecho más allá de tu pequeño núcleo es una satisfacción y también un punto de dignidad». Es más, considera que «desde lo local, desde Reus, se puede universalizar tu cultura, nunca como una renuncia, sino como un intento de difundir ese pensamiento y creer que es útil en cualquier lugar».
Si algo llama la atención en la biografía de Ramón Gomis de Barbarà es su constante vaivén entre el teatro y la medicina, resultado de su voluntad de compaginar dos pasiones muy distintas.
Del teatro a la medicina
Entre las ciencias biológicas y las humanidades, el reusense fue dando pasos en ambas direcciones porque se negaba a escoger una sola. Gomis fue uno de los fundadores del Teatro independiente La Tartana de Reus, escribió varias obras teatrales e, incluso, llegó a presidir el Patronato del Teatre Lliure de Barcelona.
Por otro lado, empezó a acudir a la Facultad de Medicina y, así, fue cómo su vínculo con el mundo de la ciencia acabó perdurando. «Le apasionaba la medicina, la biología, ya desde pequeño, y le pareció que se lo daba todo», según explica. Eso sí, mientras estudiaba la carrera, siguió yendo a clases de literatura catalana y compartió escena con figuras literarias como Benet i Jornet, Montserrat Roig y Terenci Moix.
Una vez licenciado, Ramón Gomis se comprometió a reorganizar el Hospital Sant Joan de Reus y colaboró para que la Facultad de Medicina se trasladase a su ciudad. Poco a poco, fue desarrollando su carrera profesional en el campo de la endocrinología y la nutrición, llegando a especializarse en el estudio de la diabetes a raíz de una inesperada plaza que sacó en oposiciones el Hospital Clínic de Barcelona.
Así, se convirtió en una figura reconocida en el mundo de la investigación. Dirigió e impulsó el Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer, además de publicar un artículo colectivo «sobre la prevención de los problemas de riñon por la diabetes que es un trabajo que fue considerado una de las 50 mejores aportaciones en el campo en los últimos 200 años», en sus propias palabras.
Por ello, el reusense es reconocido más allá del ámbito catalán y un referente internacional. Y, tras muchos años especializado en la investigación, explica que se dio cuenta de que así «generaba conocimiento, pero que lo tenía que compartir porque es muy importante que lo que aprendes, lo enseñes y de ahí vino su vocación docente», a la que se dedica principalmente desde 2002.
Como las ciencias biomédicas evolucionan muy rápidamente, Ramón Gomis señala que es necesario hacerse muchas preguntas y que dar clase a las generaciones más jóvenes es su forma de actualizarse, de aprender constantemente. «Porque la ciencia genera conocimiento, pero no verdades», concluye.
