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Medioambiente

Tarragona evita grandes incendios, aunque el calor extrema la alerta en varias comarcas

Bombers y Agents Rurals alertan de que las altas temperaturas están secando la vegetación, nutrida por las lluvias primaverales, y podrían avanzar el peligro en zonas como la Ribera d’Ebre, la Terra Alta o el Priorat

Un efectivo de Bombers de la Generalitat.Àngel Juanpere

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Tarragona vive una campaña de incendios –por ahora– notablemente mejor que la de los últimos años. Los datos son claros: en nueve fuegos forestales declarados desde el inicio de la temporada en la provincia, tan solo se han quemado 0,72 hectáreas (ha), mientras que, a pesar de que en las mismas fechas del año pasado hubo menos fuegos (siete), las hectáreas afectadas ascendieron hasta las 41,6

Se trata de una reducción del 98% de la superficie dañada. En 2023, fueron ocho incendios y 46,1 ha afectadas y, en 2022, 14 y 700,6 ha, según los datos del Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació.

La valoración en el territorio tiende a optimista, pues las lluvias primaverales han ayudado a regenerar unos bosques muy maltrechos durante los años de sequía. No obstante, las autoridades lanzan una advertencia: el riesgo de incendio se ha adelantado y, si no llueve y se suceden episodios de calor como los recientes, el peligro aumentará notablemente, en especial en zonas como la Ribera d’Ebre, el Baix Ebre, la Terra Alta y el Priorat

Los fuegos forestales que ha habido este año han tenido lugar en Xerta, Tortosa, L’Arboç, Vimbodí i Poblet, Amposta, Miravet y Tarragona. “Tarragona está salvándose, por el momento, de grandes incendios”, afirma el presidente de la Associació de Defensa Forestal (ADF) de l’Espluga de Francolí y coordinador comarcal de las ADF de la Conca de Barberà, David Saez.

David Saez: "Tarragona está salvándose, por el momento, de grandes incendios"

“En el caso del Camp y Terres de l’Ebre, la verdad es que, de momento, vamos muy bien”, afirma el coordinador regional de Especialitats del cuerpo de Agents Rurals, el subinspector Andreu Momblan. Hace especial hincapié en esta afirmación, puesto que, desde enero, tan solo se han producido 25 fuegos forestales en la provincia, por los 75 que marcaba el contador en las mismas fechas de 2024. Las hectáreas quemadas se han reducido un 98,8%.

¿Por qué? Básicamente, porque la vegetación se ha regenerado durante la primavera. Normalmente, los meses que suceden a la campaña de verano van acompañados de un viento de levante que deja unas precipitaciones que provocan que la vegetación, sufridora en los meses cálidos, se recupere para la campaña siguiente. Es algo que no sucedió entre 2021 y 2023, pero que sí que ha pasado en la antesala a esta temporada.

En la misma línea se expresa el jefe del Àrea d’Operacions de Bombers de la Regió d’Emergències de Tarragona, Carmel Expósito: “Viniendo de unos años de sequía continuada, las lluvias de la primavera han provocado que la vegetación esté más hidratada, por lo que el punto de partida es mucho mejor que otros años”.

La probabilidad de registrar incendios de sexta generación existe, aunque no es muy alta

¿De sexta generación?

Sin embargo, el riesgo estructural sigue latente. Las autoridades no descartan que, en caso de condiciones extremas y propagación simultánea en distintos focos, Tarragona pudiera enfrentarse a un incendio de sexta generación, con comportamiento extremo, reproducción imprevisible y formación de pirocúmulos.

La zona entre el Francolí y el Baix Gaià es una de las vulnerables por la continuidad forestal, la dispersión urbanística y la presencia de infraestructuras críticas. Por ello, se ha delimitado una Zona de Protecció Preferent de más de 25.000 hectáreas, dividida en parcelas con puntos estratégicos de actuación, y se han previsto balsas, hidrantes, limpieza de franjas y caminos para facilitar el acceso a los equipos de extinción.

El plan, aprobado en febrero, contempla una inversión de cinco millones de euros y la coordinación entre Generalitat, Diputació de Tarragona y ayuntamientos, con ayudas para la ejecución de infraestructuras de prevención.

Las lluvias y los puntos de riesgo

“A nivel de riesgo, las lluvias de la primavera fueron muy bien para rebajar el peligro, por eso hemos llegado tan bien adonde estamos ahora”, puntualiza Momblan, que alerta: “Esta última semana ha habido temperaturas muy altas, que han provocado que se seque mucho el combustible fino muerto”, añade. Este combustible son matojos y herbáceas pequeñas, que han convertido, por su poca humedad, en extremo el reciente incendio que ha asolado a la Segarra.

Carmel Expósito: "El punto de partida de la campaña es mucho mejor que el de otros años"

A nivel de bosques y de grandes zonas forestales, todavía se mantiene algo la humedad acumulada. Eso puede cambiar si el calor persiste. Este mes de junio, por las altas temperaturas vividas en Tarragona, la vegetación más fina ya ha ido secándose, igual que la parte más boscosa. 

Sin embargo, desde Agents Rurals aclaran que, ni de lejos, el territorio se encuentra en la misma situación que el pasado año, mucho más lesivo. Momblan pone el ejemplo de que, desde enero, ha habido pocas activaciones del Pla Alfa en comparación con 2024. Un dato que ha crecido especialmente durante la última semana.

Ese avance del riesgo lo certifica Expósito: “Nosotros temíamos que hacia mediados/finales de julio comenzara a haber incendios, pero han venido unos episodios de calor y mucha de la hierba que estaba verde ha ido secándose; en Tarragona, por suerte, no hemos tenido aún fuegos importantes”. 

La probabilidad de registrar incendios de sexta generación existe, aunque no es muy alta

“Las olas de calor provenientes del sur han ido calentando la superficie”, añade. Ante este posible incremento del riesgo, Bombers envía más recursos para hacer frente a los conatos de incendio y evitar que se propaguen rápidamente.

La climatología de los próximos días será la jueza principal de la situación: si se moderan las altas temperaturas, el riesgo será menor. Si se mantienen, crecerá. ¿Dónde y hasta qué punto? El gran peligro se encuentra en puntos como la Terra Alta, el Baix Ebre, la Ribera d’Ebre y el Priorat, que ya han activado el nivel 3 (de los 4 existentes) del Pla Alfa. 

Momblan insiste que “las zonas a las que hay que estar más atentos son los grandes macizos forestales y las zonas muy extensas, agrestes, poco cultivadas, poco pobladas y que permiten que el fuego se propague más fácilmente”.

En Tarragona, esto se da en los puntos de El Montmell-Marmellar, Bonastre, las Muntanyes de Prades, la Serra del Montsant y la zona de L’Hospitalet de l’Infant. Además, los lugares boscosos próximos a núcleos de población, que no tienen tanto peligro por grandes incendios, pero donde sí que hay riesgo, como sucede en Tarragona, en Llevant. “Las urbanizaciones que se construyeron en su día al lado de la masa forestal tienen más amenazas, no solo en Tarragona, sino también en el Baix Penedès y el Alt Camp”, indica Expósito.

Andreu Momblan: "Coordinador regional de Especialitats del cuerpo de Agents Rurals"

De hecho, el Ayuntamiento de Tarragona ha actuado en diferentes puntos de Llevant para crear franjas de protección y reducir el combustible fino. “Las franjas persiguen bajar la carga de combustible en las zonas más urbanizadas y permitir el paso de los medios de extinción; pero las franjas son una oportunidad, no una solución”.

“Ahora habrá que ver cómo se comportan las tempestades que tendremos a lo largo de los próximos días y dónde descargan, ya que son muy irregulares”, apunta Momblan. “Donde caigan, bajará el riesgo de incendio durante una o dos semanas más, pero, donde no caigan, como ya venimos de un junio con temperaturas muy altas, habrá más peligro”, añade. Para Saez, “las semanas con más riesgo serán las de finales de junio y las de agosto”.

Trabajos de prevención

Además de las franjas, el cuerpo de Bombers lleva a cabo otras tareas de prevención: efectuadas a través del Equip de Prevenció Activa Forestal (EPAF), las quemas prescritas suponen la aplicación controlada de fuego en estructuras de vegetación bajo unas condiciones fijadas, para así, convertir las zonas en espacios estratégicos para cuando se tenga que extinguir algún incendio cerca. Esta estrategia se lleva a cabo después de verano y desde febrero hasta abril.

La masa forestal está creciendo en los últimos años y ya supone un 63,8% del suelo catalán

Durante los meses con menos luz y más frío, los bomberos realizan trabajos de cartografía para ser más eficaces en la gestión de los incendios forestales que se puedan dar en la temporada de verano. 

El Grup Especial de Prevenció d’Incendis Forestals (GEPIF) es uno de los pilares, y desde las ADF también se llevan a cabo muchas faenas de prevención. Además, se analizan los puntos de agua de los que los bomberos se nutren para sofocar fuegos. Estos se encontraban secos en otras temporadas por la sequía, pero ya se han recuperado.

David Saez: "Las semanas que más preocupan son las finales de julio y las de agosto"

Más masa forestal

La masa forestal está creciendo en los últimos años y ya supone un 63,8% del suelo catalán. Eso echa leña al fuego: “Hay una despoblación rural y una concentración de la población en núcleos urbanos, lo que provoca una falta de actividad en el sector primario”, indica Momblan. Al final, “la masa forestal está creciendo y su calidad es muy mala”, añade. Un éxodo que afecta sobremanera al medioambiente del territorio.

Para poner solución a esta cuestión, se recomienda crear los llamados ‘paisajes mosaico’, que son terrenos que mezclan diferentes tipos de cultivos y de actividades. Eso provoca que no sean uniformes y que, por lo tanto, el fuego no avance con tanta claridad como ha sucedido en la Segarra, que concentra un paisaje homogéneo: “Eso nos ayuda más”, sentencia Expósito, que también apunta que la población cada vez está más concienciada sobre los incendios.