Turismo
El 'Juego de tronos' de Tarragona: la lucha por el poder en época medieval
El Museu d’Història de Tarragona organiza visitas guiadas durante el mes de julio para redescubrir el pasado medieval de la ciudad

Un grupo de turistas escuchando las explicaciones de la historia de la Catedral de Tarragona.
Cuando Paco Tovar, actual historiador y guía de Tarragona, recorría Roma en autobús mientras vivía los últimos meses de su carrera, se quedaba anonadado mirando por la ventana. Era el único. «¿Qué le pasa a los locales? ¿Por qué no aprecian su propio patrimonio?», pensaba. Tiempo más tarde, los vestigios milenarios pasaron a ser una parte más del attrezzo y, como el resto de los romanos, dejó de interesarse por lo que había fuera del cristal.
Algo similar sucede con la Tarragona medieval, la cual permanece invisible incluso para muchos de sus propios habitantes. Es, hoy por hoy, una gran desconocida.
A diferencia de la capital italiana, ni turistas ni locales conocen en profundidad uno de los periodos más convulsos de la ciudad. Durante más de tres siglos, Tarragona fue escenario de intensas luchas por el poder: «Ni la trama de Juego de Tronos supera el marro que se vivió aquí en la Edad Media», comenta Paco Tovar, guía oficial y copropietario de Argos Tarragona, empresa encargada por el Museu d’Història de Tarragona (MHT) de dar vida a la ruta guiada Tarragona ciudad medieval: lucha de poderes.
Paco despierta al grupo del bochorno veraniego con gestos expresivos y un discurso claro y mordaz. Como historiador y tarraconense, cree que la ciudad se encierra en el plano romano, bajo la sombra de Tarraco, dejando arrinconadas otras etapas igualmente decisivas para comprender el contexto de la que fue una de las arquidiócesis más influyentes de Catalunya.
Lucha entre mercenarios, arzobispos y reyes
La visita empieza frente al Ayuntamiento, en la Plaça de la Font. Y es que la rojiza fachada del edificio sirve para explicar el primer capítulo de la trama medieval. A la izquierda, una escultura del mercenario normando Robert d’Aguiló, también conocido como el Príncipe de Tarragona. Según el guía, «pasó de ser una especie de segurata de discoteca a asesor de ministro». A la derecha, el arzobispo Oleguer Bonestruga, figura clave en la conversión de Tarragona en un enclave eclesiástico tras la reconquista cristiana. En 1129, el señor arzobispo cedió la ciudad a Aguiló con el fin de retomar el control. A partir de aquí, comienza una lucha por lo que aún sigue siendo la joya de la corona: el poder.
«Esto no lo sabía», se escucha en varias ocasiones durante el recorrido. Paco narra los acontecimientos que marcaron la intensa época medieval como el vecino que informa al otro de lo que le ha pasado a la del quinto mientras tiende la ropa en el patio interior. Acerca los hechos y los personajes medievales a un plano popular, para que el grupo, el ciudadano común, se vaya a casa con la sensación de que ha entendido algo.
Subiendo por la Baixada de la Misericòrdia —y rectificando así que subir una bajada no cansa menos— descubrimos restos de la muralla romana reforzada durante el siglo XII, porque, como dice el guía, «en la época medieval tampoco eran tontos» y aprovechaban todo lo que ya estaba hecho.
La ruta continúa en la torre del Pretori, donde el Príncipe de Tarragona, el «segurata de discoteca», decide aprovechar una antigua torre romana para instalar su castillo. En la sala gótica, construida más tarde en el siglo XIX, una gran maqueta de madera muestra cómo era la ciudad en la primera mitad del siglo XV. Mientras el historiador relata el desenlace de la pugna entre Príncipe y arzobispo por el control de la ciudad, tomamos un respiro de un sol que, aunque casi toquen las ocho de la noche, aún cae combativo en este mes de julio. Me digo que hace seis siglos, un viernes de principios de julio, los tarraconenses no pasaban tanto calor como ahora y por una décima de segundo me autocompadezco de nuestro presente. Pensamiento sin sentido, teniendo en cuenta el resto de aspectos esenciales para definir la calidad de vida humana. Y la Edad Media no destaca por su equilibrada justicia social.
El desenlace de la trama
La lucha, que culminó en asesinato de una de las partes, fue solo una de las primeras múltiples disputas de poder que vendrían en los años posteriores. «Esto acaba de empezar», exclama el guía, que ha captado la atención del público desde el primer minuto.
De camino al desenlace de la trama, atravesamos restos del antiguo barrio judío, conocido com el Call dels jueus. Allí, Paco habla sobre la persecución de la comunidad hebrea, lo que da pie a un animado debate entre los asistentes sobre la diversidad religiosa y la intolerancia en aquella época.
Tras casi hora y media de recorrido, el final de la trama llega en el lugar más simbólico del periodo medieval: la catedral de Tarragona. Como todo centro de poder, el arzobispo necesita una carta de presentación para su exhibición de poder. Y qué mejor que una catedral, construcción de la cual llevó más de siglo y medio. Mientras los paseantes toman fotos fugaces con el edificio de fondo, imágenes que probablemente terminarán en sus perfectas y cuidadas redes sociales, Paco, el guía, introduce a la monarquía como nuevo actor en el complejo tablero del poder medieval.
La ruta no solo corrobora que Tarragona fue un auténtico campo de batalla entre poderes económicos, políticos y religiosos durante una época aún poco conocida, sino que también desmantela que, a desfavor de muchos, la creencia de que la rosácea de la catedral es la segunda más grande de Europa, después de Notre-Dame, es falsa. «Pero aun así, tenemos muchas cosas de las que sentirnos orgullosos», concluye Paco.
Información práctica
El recorrido tendrá lugar los viernes 11, 18 y 25 de julio a las 19h. Tiene una duración aproximada de 1h30 y un precio de 5€ por persona. Se puede reservar a través de la página web del Museu d'Història de Tarragona.
Visita recomendada para un público adulto.