Cien días del volantazo que lo cambió todo en Tarragona

El nuevo gobierno municipal llega hoy a su centenario en minoría y con la gran duda sobre si tendrá presupuesto para 2022

22 septiembre 2021 19:05 | Actualizado a 23 septiembre 2021 09:58
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Hoy se cumplen justo cien días desde que el alcalde Pau Ricomà (ERC) diera el gran volantazo del mandato. Después de meses de negociaciones, finalmente el 15 de junio se resolvió el gran enigma: Esquerra rompió la baraja con el que era su socio desde 2019 –En Comú Podem– y firmó un inesperado acuerdo con Junts per Tarragona y la CUP sin el aval de Carla Aguilar (Comuns), que dejó el gobierno municipal pese a que su compañero de filas –Hermán Pinedo– optó por mantenerse en el nuevo cartapacio. 

Cien días después, el panorama del ejecutivo ha mejorado en la gestión del día a día pero tiene nubarrones en el horizonte, especialmente de cara a los presupuestos de 2022. El gabinete de la Plaça de la Font, que entre 2019 y 2021 contaba con una mayoría más o menos estable de 14 ediles –los nueve del gobierno de ERC y Comuns más los cinco externos de Junts y CUP–, no tiene garantizada ahora la mayoría que hizo posible la investidura y las cuentas de 2020 y 2021, ya que el divorcio con En Comú Podem aún no ha cicratrizado. El bloque soberanista tiene solo 13 integrantes sobre los 27 ediles del Saló de Plens, por lo que está en minoría en un pleno que, por ejemplo, ya ha paralizado los Consells de Districte. Un nuevo revés a finales de año con las cuentas podría ser un punto de inflexión del mandato, ya que obligaría al alcalde a ir a presupuestos prorrogados o, en cambio, optar por una moción de confianza vinculada a las cuentas que, a su vez, abriría el melón de la moción de censura.

«Trabajamos más y mejor»
Pese a la inestabilidad en la mayoría política, el portavoz de ERC –Xavier Puig– recalca que «somos un gobierno inequívocamente republicano que tiene por rumbo el cambio a favor de la participación, la cohesión y la sostenibilidad». El edil de Esquerra valora «muy positivamente» los primeros pasos del nuevo gobierno, del que destaca que «hemos incorporado más manos y talento». 

Desde Junts per Tarragona, Dídac Nadal destaca que «cuanto más tiempo pasa, más constatamos que en la ciudad hay mucho trabajo por hacer», ya que «Tarragona no solo sufre los efectos de una crisis devastadora, sino que además es víctima de la inacción de muchos años». Por ello, el también concejal de Comerç y presidente de Espimsa indica que «es necesario seguir apostando por la coordinación y el trabajo conjunto entre las distintas concejalías y departamentos para poder tirar hacia adelanto los proyectos de ciudad». A raíz del pacto, Junts también asumió las áreas de Seguretat Ciutadana y Protecció Civil – con Cristina Guzman–, además de Contractació, Parcs i Jardins y Benestar Animal –con la edil Elvira Vidal–. 

La tercera pata del ejecutivo es la CUP, que gestiona Habitatge y Medi Ambient (con Eva Miguel) además de Cultura, Festes, Joventut, Cooperació y Serveis Socials, con Inés Solé. «Hemos asumido las nuevas áreas con ganas de reforzar la estructura. Nos hemos encontrado con una herencia de muchos años de desidia, inacción y de dinámicas que intentamos revertir», indica la portavoz de las cupaires, Eva Miguel, quien detalla que la ampliación del gobierno local «nos permite afrontar temas desde diferentes perspectivas, como es el caso de la crisis social de la pandemia para no dejar a nadie atrás, o abrir conversaciones con la Generalitat en Habitatge». 

Cs: «Vamos a peor»
Desde el PSC, recientemente el Primer Secretari en Tarragona –Santi Castellà– manifestó que «la recomposición de fuerzas es solo para mantenerse, pero sin concreción de un proyecto para la ciudad. Tarragona no está orientada hacia la reactivación económica, no hay ni planificación ni visión de futuro», a la vez que denunció que la ciudad «ha perdido capitalidad con Ricomà».

Por su parte, Lorena de la Fuente (Cs) es contundente: «No ha cambiado nada y vamos a peor», afirma la portavoz naranja, quien critica que «no se han destinado todos los recursos posibles para ayudar a la restauración ni se han puesto en marcha los bonos comerciales», un hecho que, a su juicio, «se suma a la mala gestión con las fiestas de Santa Tecla». Ciutadans frena, de esta forma, los rumores sobre un posible acercamiento a Ricomà de cara a unas negociaciones presupuestarias que se prevén más inciertas que nunca.   

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