Los ciudadanos de Tarragona, empujados por el miedo a quedarse sin provisiones, han llenado algunos supermercados de ciudad. Se han formado colas interminables de carros. “No quiero que vuelva a pasar como en el Covid. A mi ya no me pillan. Cuando he escuchado por la radio que no se conocían los motivos del apagón, me he vestido y he venido a comprar lo imprescindible”, decía Lucía Palos, en la cola del Mercadona del Mercat Central.
Las dependientas aseguraban que los productos que más se llevan los clientes son agua, papel de wáter y conservas. “Parece que se acabe el mundo”, decía una cajera.
Muchas estanterías y neveras estaban llenas. No quedaban ni pan, ni atún ni algunas verduras y frutas.
La mayoría de los comercios de la ciudad están cerrados y, los que están abiertos, solo permiten pagar con tarjeta. En cambio, el Mercadona, gracias a un generador, funcionaba a pleno rendimiento, y también se podía pagar con tarjeta.