Los vecinos de un edificio de la Rambla Lluís Companys dicen sentirse impotentes después de meses lidiando con el olor a marihuana que se desprende de uno de los pisos donde vive una pareja de alquiler y que impregna el rellano y pisos superiores. Los más afectados han sido los vecinos del piso de al lado que, aseguran, han tenido que mudarse de su vivienda en propiedad porque no soportaban las molestias que le ocasionaba el olor. Se da además la circunstancia de que cuando comenzaron los problemas la mujer estaba embarazada. El bebé nació hace pocos días y todavía no han podido regresar a casa.
La comunidad de propietarios y la administradora de la finca hicieron un escrito instando a los dueños del piso de donde proviene el olor a que rescinda el contrato de alquiler. La comunidad interpuso, además, un escrito exponiendo la situación ante la Guàrdia Urbana. Desde la policía local, no obstante, informan que la unidad de mediación acudió al edificio y, al no notar olores, dio el caso por cerrado.