Mar Reguant: «Lo más verde que podemos hacer es no consumir tanto»

Participó en un consejo de expertos con el presidente Macron en el que le recomendó la necesidad de homogeneizar las tasas sobre los combustibles fósiles. Reclama decisiones urgentes y ambiciosas

04 febrero 2022 19:20 | Actualizado a 05 febrero 2022 08:31
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La economista Mar Reguant tiene un currículum que genera vértigo. Nacida en Súria (Bages) en 1984 estudió en la UAB antes de aterrizar al Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde coincidió con los Nobels Jean Tirole o Peter Diamond, además del antiguo jefe del FMI Olivier Blanchard. Formó parte del grupo de 26 expertos convocados para el presidente francés, Emmanuel Macron, para asesorarlo sobre cambio climático. Esta semana intervino en el PhD Workshop on Public and Industrial Economics (WIPE), organizado por la Facultat d’Economia de la URV.

¿La energía nuclear es energía verde, tal y como dice Bruselas?

Desde mi punto de vista no y creo que en el caso del gas natural aún es más aberrante. Es cierto que la nuclear no contribuye tanto al cambio climático y ahora mismo es muy necesaria, pero tiene muchos otros aspectos que están muy lejos de ser verdes y los residuos nucleares son una patata caliente.

¿No es una forma de lavarle la cara cuando ya se está asumiendo que no podremos prescindir de esta?

Realmente no podemos prescindir de la nuclear ahora mismo, pero no hace falta un lavado de cara, porque debemos asumir que esta transición es difícil y debemos intentar asumir los objetivos que nos hemos marcado. Creo que la operación no es tanto de incluir la nuclear sino de meter dentro de esta operación el gas natural. Y esto sí que es una atrocidad para los objetivos de cambio climático.

¿Qué problemas comporta el gas?

El gas natural desde siempre se ha vendido como energía limpia, porque es verdad que tiene unas emisiones menos visibles que el carbón o el petróleo. Pero estudios recientes demuestran los efectos de este gas, que se escapa fácilmente, y estas emisiones son muy potentes a nivel de cambio climático. De hecho, no está claro que sea mejor que el carbón.

Siempre se ha vendido como una fuente menos contaminante.

Si sumas todas las emisiones que hay en el procedimiento y el metano que escapa, realmente está lejos de ser una solución. Muchas de las reducciones que se han medido tanto en Estados Unidos como aquí son por el cambio del carbón a gas natural y allí aún más, a causa del fracking. Pero lo que se está viendo es que muchos de estos sitios en los que se utiliza esta práctica se está escapando mucho metano y esto también contribuye al cambio climático. El impacto estaba subestimado.

¿Qué hacemos? ¿No estamos preparados para prescindir de la nuclear, el gas aún tiene unos efectos más perjudiciales, el carbón no está encima de la mesa...?

Es cuestión de asumir que tiene que pasar, aunque cueste muchísimo y que será muy difícil. Hay mucho interés que la Unión Europea no se tome esta batalla en serio, por parte de Rusia y Estados Unidos, que son los que nos venden el gas natural, pero Europa no tan solo le interesa desde un punto de vista medioambiental sino que también nos interesa porque no tenemos gas. Es una oportunidad perdida a nivel de geopolítica que Europa no aproveche esta situación para prescindir del gas.

¿Podemos ser económicamente competitivos tan solo con plantas fotovoltaicas y aerogeneradores?

Ahora mismo con los precios que estamos teniendo del gas y la incertidumbre que está generando esta dependencia, sería más económico si utilizáramos la energía solar o el viento. Es más una cuestión que hacerlo está costando muchísimo, y en Catalunya todavía más, pero más barato lo es, ya que se está innovando mucho en baterías para utilizar la solar cada vez más de una forma más autónoma. Los costes están allí y los de las renovables ahora son más bajos que el gas, por eso me sorprende mucho esta vuelta atrás cuando lo que deberíamos hacer es double down (doblar la apuesta).

¿Realmente se ha producido un retroceso?

Volver atrás significaría que hemos avanzado, pero muchas veces tan solo son palabras. Ciertamente hemos ido atrás.

Todas las empresas publicitan ahora que son más verdes y sostenibles ¿Hay mucho marketing detrás?

Definitivamente sí. La cosa más verde que podemos hacer por el planeta es dejar de consumir tanto y esto hay muy pocas empresas para las que sea atractivo. Dejar de tener tanto impacto en el medio es reducir la obsolescencia de los productos que consumimos y pensarlos mejor para que no sean tan intensivos, y esto no interesa. Se nos vende algo como verde para consumir más.

¿Consumir verde vende?

Sí, y realmente es difícil consumir verde si lo que estamos haciendo es producir mucho. Esto no significa que debemos dejar de consumir, pero a las empresas no les encaja este modelo.

¿Cómo llegó a formar parte del consejo de asesores del presidente Macron?

Por mi trayectoria muy académica, escribiendo artículos de investigación y de haber estado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) con Olivier Blanchard y Jean Tirole.

¿Qué le aconsejaron?

Le dijimos que fuera a por todas, que no renunciara a los objetivos que se ha fijado la UE y que buscara consensos, básicamente por todo lo que pasó con los chalecos amarillos. También le dijimos que cualquier política que pueda aplicarse es necesaria, porque por más medidas que pongamos nos quedaremos cortos. Discutimos mucho entre economistas sobre cuál es la mejor política, cuando en realidad deberíamos hacerlas todas, aunque no sean perfectas.

¿Se sintió escuchada?

Déu ni do, Macron da la sensación que te escucha y en aquellos momentos Trump estaba de presidente en Estados Unidos, por lo que el contraste era muy refrescante. Con él interactué poco, pero cuando me pidió qué cosa importante veía enfaticé la necesidad de homogeneizar cómo se tasa el combustible fósil.

Explícase.

Estamos hablando mucho de la crisis eléctrica, cuando no es una crisis eléctrica sino del gas natural. Lo que pasa es que los costes del CO2 tan solo los pagamos si consumimos electricidad, pero no si utilizamos el gas para calentar la casa. Hay asimetrías sobre los combustibles fósiles que tasamos y los que no, y le enfaticé que el gas que utilizamos en casa para calentarnos debe tasarse igual que la electricidad, porque lo que necesitamos es que la gente deje de consumirlo. De lo contrario, no haremos nunca esta transición.

¿Inevitablemente pasa por pagar más impuestos?

Pasa porque los impuestos que ya pagamos con la electricidad también los paguen los que queman gas. En el contexto actual es imposible porque la mayoría de gobiernos lo están subsidiando, ya que es muy caro, pero cuando sea más razonable y posible tiene que irse incrementando. La electricidad no tiene por qué ser más cara porque la solar ya es más económica que el gas natural, lo que se trata es que cada vez sea más atractivo consumir electricidad limpia.

¿Por qué se ha incentivado el consumo de gas? ¿Es geopolítica?

Hay mucho interés en que no dejemos el modelo del combustible fósil que ha beneficiado a los Estados Unidos y Rusia. Energéticamente hablando es una maravilla difícil de igualar, pero dado lo que nos está costando a nivel de cambio climático ha llegado el momento de entender que nos está hipotecando el futuro.

¿Una nueva tasa no gravaría de nuevo a las pymes y actividades que ahora ya tienen dificultades con el precio de la energía?

En el contexto actual es difícil incrementar los impuestos, pero tarde o temprano tenemos que cambiar el modelo y no saldrá gratis y todos saldremos perjudicados. No podemos seguir haciendo lo que estamos haciendo ahora. Los gobiernos y Europa nos hablan de que esto serán flors i violes y que todo el mundo estará contento, pero no. Será muy duro, pero aún lo será más que no hagamos nada al respecto. A nivel político a nadie le interesa decir «tienes que aguantarte porque no quiero que dejes un tierra completamente devastada». Si en mi día a día no me afecta, que lo aguante el siguiente.

¿Le preocupa?

Me preocupa que a la gente le peligre la vida, pero que tenga que cambiar cómo hace las cosas y que consuma menos combustible o que deje el coche, esto me importa cero. Me preocupa que la gente no pueda comer y que esté en riesgo por culpa del calor y que no tiene forma de protegerse. Que tengamos que aguantarnos, caminar más, cerrar las ventanas mientras se está utilizando la calefacción o no ir con manga corta y calzoncillos en invierno, todo esto me preocupa cero. La gente realmente debe entender que hay que cambiar cómo hacemos las cosas y que estaremos más incómodos durante algunos años.

¿Debemos asumirlo?

Es lo que hay. Qué en lugar de tener tres coches tan solo tengas uno, me hace feliz.

Esto supone menos consumo y por tanto la economía se resentirá.

Es lo que hay.

Sorprende de una economista.

No es mi caso.

Ha asesorado al presidente Macron, pero ¿cómo valora las políticas que se están haciendo desde aquí?

Se están haciendo cosas y se intenta, pero las fuerzas para evitar que este cambio pase son muy grandes.

¿La nuclear es el mal menor?

Durante la transición sí, pero no es una solución a largo plazo. No creo que deba hacerse nueva nuclear.

Mientras tanto, los precios de la energía se han disparado. ¿Esta transición ha encarecido los costes?

No. Los precios son caros porque estamos utilizando el gas natural y tenemos una dependencia muy elevada. Prescindir de este será extremadamente difícil, pero podemos reducir más el consumo y nos saldrá más barato. Los precio de la solar son más bajos que el gas natural.

Las renovables son el futuro pero nadie quiere un parque cerca de casa. ¿Por qué hay esta connotación negativa?

Me ilusiona enormemente cuando veo placas y molinos, pero entiendo que hay gente que lo perciba así porque la visión dentro del territorio parece artificial. Deberíamos aceptar que con el cambio climático y las emisiones de gas y de petróleo también estamos impactando en el territorio. Nos está cambiando el clima y la vegetación, mientras los incendios cada vez son más virulentos. Está claro que hay un impacto, pero prefiero que haya algo que no suponga esta devastación a largo plazo, que sea sencillamente visual, que un impacto que si nos ponemos en plan extremo puede hacer que peligre la vida en la tierra.

¿Hay la sensación de que uno de forma individual no puede cambiar nada?

Es un discurso muy cómodo, especialmente para la gente que consumimos más que la persona media. Es muy fácil decir que no puedo hacer nada de forma individual para reducir las emisiones, cuando cualquier persona mínimamente acomodada podría reducirlas a la mitad ¿Sería una incomodidad enorme? No, simplemente sería repensar un poco cómo hacemos las cosas, la dieta y los viajes. A lo mejor son cosas que no nos gustan, pero si lo hacemos todos a la vez sería un gran impacto. Soy fan de pequeñas acciones que sean replicables. Tanto en lo que consumimos como con el despliegue de las renovables podemos tener más impacto de lo que pensamos.

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