Más arquitectos humildes

Opinión. Necesitamos sombras. Pido menos arquitectos iluminados, menos ingenieros arquitectos, y más arquitectos jardineros

25 agosto 2021 14:00 | Actualizado a 25 agosto 2021 15:06
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Josep Maria Jujol nos deja un legado único de arquitecto, pintor, escultor, paisajista, ceramista y tantas pequeñas cosas más. El arquitecto que dominaba las artes y los oficios de la construcción. El arquitecto que dominaba el sentido común y la integración de las cosas más sencillas para crear belleza única.

En Solimar, parece que se tenga que vivir un éxtasis social por la última «meada urbana» que el Ayuntamiento ha colocado. Todos de rodillas a dar las gracias de algo que no hace gracia. Patéticamente penoso.

Antaño, había un hermoso y mal cuidado parterre verde al que solo bastaba ponerle unos bellos árboles de tamaño medio que dieran buena sombra, unos bancos y una fuente. Hoy, un parterre cementado, en forma de S, unos hierbajos un olivo mas bajito que Torrebruno y una ‘zigazaga’ Guardioliana, corteza y dos bancos mirando la carretera y para hacer un brindis al sol. Todo un recital de sol para que nadie se siente jamás.

La ciudad necesita sombras

Gracias, señor Alcalde, Gracias Señor Regidor de Urbanismo por no entender nada de lo que es hacer espacios agradables en la ciudad. Gracias por tirar dinero inútilmente y olvidarse de nuevo de las escaleras y el lúgubre túnel que lleva a la playa. Gracias porque se les ve el plumero ya a los inicios del mandato. Ustedes no tienen idea de nada de ciudad. Ni sus prolíficos asesores ni nadie que se les asome por los alrededores tiene una idea sencilla y honesta de hacer cosas, como hacia Jujol. En tiempos de crisis, gran ingenio. Ustedes carecen de ingenio.

Por favor pido menos arquitectos iluminados, menos ingenieros arquitectos, y más arquitectos jardineros. La ciudad mediterránea necesita sombras. El urbanismo y lo urbano se vive a pie de calle, no a vista de dron para foto de una revista. El sol en verano es aterrador y las sombras son necesarias para establecer espacios de descanso al aire libre.

Váyanse a Vilafranca del Penedés. Atibórrense de buena comida y cava y cuando estén bien contentos paseen por la Rambla y vean los plataneros dando sombra, o vayan por las placitas del centro histórico. Vean, y aprendan. Verán poco cemento, poco ornamento y bellos y sombríos árboles y espacios humanos y agradables.

Moraleja. Menos asesores y mejores jardineros, y si puede haber además algún arquitecto humilde y sensible que sepa diseñar espacios urbanos, mejor que mejor.

Uno piensa que esto de «cara al sol» aunque lo repudien algo les va. Les da morbillo tener a toda la gente cara al sol. O es que ustedes siempre tienen miedo a las sombras. Un político no puede tener sombra ni estar a la sombra. Por ello tiene más miedo a lo sencillo que a lo espectacular. Les da más miedo el bien hacer de un buen jardinero y prefieren lucirse ante un proyecto de infografías fantásticas pero vacío de contenido y cortar cintas en vez de provocar admiración por lo bello y lo sencillo.

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