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Más de 40 ayuntamientos de Tarragona subieron el IBI en el pasado mandato

El 71% de municipios de la provincia aumenta su recaudación de la contribución. El recibo se ha encarecido desde 2019 en seis de cada diez localidades

05 octubre 2023 20:02 | Actualizado a 06 octubre 2023 07:00
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Más de 40 municipios tarraconenses subieron el IBI urbano en el pasado mandato. Un total de 43, prácticamente uno de cada cuatro, apelaron al impuesto estrella para cuadrar las cuentas, tal y como quiere hacer ahora Tarragona.

Entre ellos figuran algunos de los más importantes y poblados, como Reus, Salou, El Vendrell, Vila-seca, Valls o Amposta. También hicieron lo propio Montblanc, Falset, Flix, Gandesa, La Ràpita, El Catllar, La Selva del Camp, Constantí, Móra la Nova o Móra d’Ebre.

Todos ellos han subido, entre 2019 y 2023, el tipo impositivo urbano, uno de los dos indicadores que, junto con el valor catastral, acaban configurando lo que los propietarios pagan cada año en el recibo de la contribución.

«La subida del IBI no solo afecta al dueño de un piso, también al inquilino, pues se lo podrán repercutir», explica el abogado y experto inmobiliario Manuel Sosa

Otros datos explican esta inercia: en 131 de los 184 municipios, el 71%, siete de cada diez, recaudaron en términos globales más IBI en 2022 que en 2019. Pero también sucede algo parecido si se analiza la proporción, esto es, el recibo medio que arroja esa contribución urbana. En 116 de los 184 núcleos de población, el 63% del total, el recibo medio se encareció entre 2019 y 2022. Por tanto, el ciudadano acaba pagando más por su propiedad.

Tocar el tipo se suele traducir en un incremento de lo que se ingresa en las arcas. El IBI lleva tiempo afianzado como la base de buena parte de la financiación de los ayuntamientos.

El impacto de la inflación

El alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, que se encomienda en parte a este impuesto para salvar de la «quiebra» al consistorio, no es el único. De hecho, es probable que otros municipios, ahogados por la inflación, tengan que aprobar subidas de impuestos de cara al próximo curso. Y meterle mano al IBI es el camino más rápido. «Es muy recurrente, un recurso fácil para recaudar rápido, porque son ingresos directos y cuantías muy importantes, que además te sirven como garantía de pago cuando vas a un banco», explica el economista Rafael Muñoz.

Es el tributo estrella, el salvador de las arcas. En 2022 se alcanzó el récord de recaudación

Eso sí, la mayor parte de subidas se procuran hacer alejadas el máximo posible de las siguientes elecciones. De 2022 a 2023, año electoral, solo cinco municipios, y todos ellos pequeños, retocaron al alza el tipo impositivo urbano, todo ello según los datos del Catastro. Ningún alcalde de ayuntamientos grandes se atrevió a dar ese paso.

Así lo reflejan las estadísticas de la Dirección General de Catastro, un organismo que depende del Ministerio de Hacienda. Las 184 localidades de la provincia ingresaron el año pasado 327,6 millones de euros del IBI Urbano. Si a la cifra se agregan los 8,2 del rústico, el dato se eleva a los 335,8 millones, el doble en relación a los tiempos de la burbuja inmobiliaria. Los datos corroboran ese mito popular, una regla no escrita, que sostiene que, pase lo que pase –y gobierne quien gobierne–, la contribución siempre sube.

«Es algo muy recurrente, un recurso fácil. Subes el porcentaje y recaudas rápido», describe el economista Rafael Muñoz

Esa cifra de 2022 supera en más de un millón a la de 2021 pero dispara los registros respecto a aquel boom del ladrillo. En 2006, primer año con registros del Catastro, los ayuntamientos obtuvieron unos ingresos de 167,1 millones, muy alejados de estos balances más recientes. El IBI ha sido el asidero y la niña bonita de los ayuntamientos, que gracias a él consiguieron sanearse en la pasada década.

Otros datos de Hacienda denotan la importancia que tiene este impuesto para las cuentas locales. De los 1.209 millones de euros en ingresos que tuvieron los ayuntamientos tarraconenses el año pasado, más de 370, el 30%, fueron en concepto de contribución, según los presupuestos sin consolidar. En 2006, el IBI suponía apenas el 19% del total de ingresos recaudados, en otro ejemplo más de cómo este tributo se ha convertido en crucial para los consistorios.

Los valores catastrales

Atendamos a 2021, último año liquidado según los cálculos de Hacienda. La recaudación líquida del IBI, sumando el urbano, el rústico y el de características especiales, se enfiló a los 340 millones en la provincia. Suponen el 74% de lo que se percibe por todos los impuestos directos y un 31% del global de ingresos que llegan a las cuentas municipales.

Los ayuntamientos evitan la subida en el año previo a las urnas. Solo cinco lo hicieron

Hay varios factores que influyen en este incremento generalizado. No solo el tipo impositivo que ‘tocan’ los ayuntamientos es la única vía. A veces no es necesario subirlo para ingresar más dinero. Una de las claves es la revisión al alza de los valores catastrales, que es algo así como el ‘precio’ que la administración otorga a cada inmueble en función de criterios como el coste de ejecución, la localización o la propia coyuntura económica.

El incremento de la recaudación en los últimos años se explica, en parte, por esas sucesivas revalorizaciones catastrales de los inmuebles. «Hacienda, a petición de los ayuntamientos, ya se ha encargado de ‘actualizar’ esos valores catastrales, que son la base también para muchos otros impuestos, como sucesiones, herencias o transmisiones», cuenta Sosa.

El valor catastral medio del inmueble en Tarragona ha ido creciendo en los últimos años hasta situarse en los 46.600 euros. Esas revalorizaciones a golpe de ‘catastrazo’ han sido comunes en los últimos ejercicios. «No se puede modificar el Valor Catastral cada año, si bien ya lo hace el Gobierno central cada año al alza a través de la Ley de Presupuestos Generales del Estado», indica Sosa.

El Impuesto de Bienes Inmuebles supuso el 30% de los ingresos que tuvieron los ayuntamientos en 2022. En 2006 apenas era el 19%

Por definición el Impuesto de Bienes Inmuebles es asumido siempre por el propietario. Sin embargo, también los inquilinos se ven indirectamente agraviados. «Ha sido un factor más de las subidas de los alquileres en los últimos años», apunta el abogado Manuel Sosa. «Si bien la basura, por ejemplo, es una tasa que se puede derivar al inquilino, el IBI va a cargo del propietario. Lo paga él, pero en los contratos se refleja muchas veces que los aumentos que se experimenten se podrán repercutir», añade Sosa.

Reformas en edificios

Si al arrendador le sube la factura de la contribución, él hará lo propio con la renta del alquiler para cuadrar. Y en ello también tienen que ver las reformas que se hacen en inmuebles y edificios. Son también factores de unas actualizaciones catastrales que acaban elevando los valores y, en último término, el recibo. «A través de licencias de obras, por ejemplo, al rehabilitar una fachada, Hacienda, que está en contacto con los ayuntamientos, te pueden subir el valor catastral», agrega Sosa.

El Ministerio ha llevado a cabo en los últimos años campañas intensas y muy específicas para hacer declarar construcciones o ampliaciones que permanecían ocultas al fisco. Todo ello ha ido desembocando en un resultado común: engrosar la recaudación.

Los drones que ayudaron a subir el recibo medio

Los métodos que han permitido a los ayuntamientos recabar más IBI en los últimos años han sido muy diversos. No solo ha sido a golpe de subida. De 2013 a 2018, Hacienda llevó a cabo su plan de regularización catastral. Se trataba de inspecciones para hacer declarar inmuebles o construcciones que permanecían ocultas al fisco.

Los rastreos detectaron en nuestras comarcas 60.935 inmuebles, una cantidad de propiedades muy considerable que colocó a Tarragona entre las provincias de España con más bienes que permanecían ocultos. Es un 6,5% del total de 936.000 inmuebles existentes.

Un dron, un satélite que fotografía o un inspector ‘in situ’ presentándose en las parcelas para indagar fueron métodos habituales. Aflorar un bien oculto (una obra nueva, una ampliación o una piscina) también incrementa la recaudación en las arcas. El recibo medio del IBI subió un 2%.

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