Nueve calles de la Part Alta aglutinan 31 edificios y solares abandonados

El margen izquierdo del Carrer Major padece una concentración de propiedades ruinosas. Al peligro de derrumbes se suma el efecto llamada a los grupos de okupas

19 mayo 2017 23:56 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:39
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«Esto ya no tiene nada que ver con el barrio en el que nací hace 61 años. Entonces había vida por todas partes... Ahora, con este vacío, la sensación que hay es de inseguridad», resume Miguel Massip, vecino de la Part Alta «de toda la vida».

Justamente con la idea de poner números, aunque sea de manera empírica, a esa sensación de soledad, realizamos un recorrido por nueve calles que están del Carrer Major (mirando a la Catedral) hacia la izquierda. La idea es, a través de la simple observación, tratar de hacer inventario de los espacios deshabitados. Nos acompaña Jordi Ferré, otro vecino, muy crítico, que también vive aquí desde hace 60 años.

El recorrido da como resultado 31 edificios y solares vacíos sólo en estas 9 calles. Ni una sola de las vías se salva de al menos un inmueble abandonado. Las ventanas y puertas tapiadas son una constante, igual que las mallas de protección para evitar que caigan cascotes de unas fachadas que no se ve que alguien repare.

Entre las calles visitadas (ver el mapa anexo) hay tramos enteros, como es el caso de la Calle Mariona entre Ripoll y Cavallers, donde sólo hay un solar abandonado y una fachada desmoronándose delante. A pocos metros, en la misma calle Cavallers, otro agujero recuerda el derrumbe hace dos años de Casa Foixà, un palacete renacentista de los siglos XVIIy XVIII. Justo al frente de la casa, en el número 8, hay otro edificio abandonado. La ventana está tapiada y una lámina de metal tapa una puerta de madera muy elaborada. Un hombre que pasa por el lugar se lamenta: «Ésta es una de las puertas más antiguas de Tarragona».

Entre las calles que concentran más edificios y solares deshabitados está la calle Comte, famosa por sus pilones decorados. Aquí contabilizamos al menos cinco edificios y un solar. Entre los edificios ruinosos destaca uno de origen medieval con entrada por dos calles. También salta a la vista, inevitablemente, el enorme agujero que causó el derrumbe de 2005 y que deja a la vista las entrañas de los edificios colindantes. En el número tres todavía queda un trozo de fachada.

Las modalidades de abandono son variadas. Hay edificios donde la planta baja está ocupada, pero la superior se halla deshabitada y con las ventanas clausuradas. También encontramos el caso contrario, un edificio donde las plantas inferiores están tapiadas y se entra a la parte superior por otra calle... No faltan, además, los edificios habitados pero de aspecto ruinoso.

 

Entre okupas y derrumbes

La primera consecuencia del cúmulo de inmuebles deshabitados salta a la prensa, periódicamente, con los derrumbes que se suceden de tanto en tanto. Manel Rovira, presidente de la asociación de vecinos de la Part Alta, se lamenta de que cada vez que hay un suceso «todos comienzan a correr, todo es urgente, pero luego no se arregla nada».

En el último de los derrumbes, el de septiembre en la calle Calderers, el Ayuntamiento anunció que «el tiempo de voluntariedad ha terminado» y aseguró que «se convocará a todos los propietarios para exigirles la reparación de los elementos de riesgo».

Tras hacer la consulta al Ayuntamiento, no fue posible saber en qué estado se encuentra el plan para emplazar a los propietarios a arreglar sus edificios ni si ya se ha impuesto alguna sanción.

Rovira reconoce que la labor no es sencilla, porque muchos edificios son herencias en que las familias no se ponen de acuerdo o se trata de dueños que no tienen recursos para una rehabilitación.

Entre las propiedades abandonadas la mayoría son de particulares, aunque también hay algún solar y edificio municipal. El caso más llamativo es el de un edificio ruinoso que hace esquina entre las calles Riudecols y y la Plaça d’en Ripoll. Fuentes municipales reconocen que en este caso el Ayuntamiento tiene un informe de los servicios técnicos del 3 de octubre en el que se hace mención al mal estado del revestimiento de la fachada. Aseguran que ya se dispone del presupuesto para arreglarla (21.688,47 euros), que se incluirán en las cuentas del año que viene.

La otra gran consecuencia de la cantidad de inmuebles deshabitados es el hecho de que tienen un efecto llamada para grupos de okupas. «Aquí volvemos a topar con el problema de los propietarios, que son los que tienen que hacer la denuncia», explica Rovira. Del resto, la Guardia Urbana se acerca cuando hay ruidos y peleas.

El abandono tiene, incluso, consecuencias más pequeñas molestas que igualmente deterioran la calidad de vida de los vecinos, como las colonias de palomas que se instalan en estos edificios y que terminan por ensuciar toda la Part Alta.

Se espera que el Ayuntamiento haga anuncios sobre las actuaciones en la zona en breve. Los vecinos esperan más compromisos a largo plazo.

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