Amat Pellejà, el franquismo al carboncillo

«He decidido proponer su lectura en forma de historia gráfica, de tal modo que el inevitable rigor de los textos, basados en el consenso historiográfico más reciente, pero forzosamente sintéticos, se acompase con un rico testimonio gráfico, de manera que el lector pueda fijar su atención en lo que ambos le trasladan y discurrir, a partir de ahí, por sí mismo. Lo he hecho pensando sobre todo en esos jóvenes a los que me acabo de referir, pero también en la convicción de que los lectores más mayores agradecerán las imágenes de Amat Pellejà, que les recordarán personajes, hechos y memorias que, de mejor o peor grado, han formado parte de su vida. Y de la mía».

Estas palabras corresponden al prefacio del libro El franquismo. Un historia gráfica (Pasado y Presente), de Gonzalo Pontón, y en el que las ilustraciones al carboncillo del artista Amat Pellejà (Marçà, 1954) acompañan las explicaciones históricas. Una manera original y singular de acercar a las generaciones de jóvenes la historia de la dictadura.

Una voluntad que ya ha sido reconocida por los lectores, puesto que la publicación ha ocupado el primer puesto en el ranking de ventas de ensayo de las principales librerías de España. Dado el éxito, Amat Pellejà reconoce que «estoy muy contento de poder participar en este proyecto y que haya alcanzado este reconocimiento».

Volviendo la vista atrás, sobre cómo surgió la colaboración, el artista explica «desde la editorial Pasado y Presente se pusieron en contacto conmigo tras ver los cómics editados por Arola Editors junto a reconocidos escritores del territorio». Cabe destacar que en los últimos años, Amat Pellejà ha centrado su labor en la recuperación de filmografía clásica, y hechos de carácter histórico y cultural en la vertiente ilustrativa, trabajando en diferentes álbumes.

De regreso al presente, en el libro El franquismo. Una historia gráfica reúne alrededor de 160 dibujos al carboncillo, con detalles de color rojo para otorgar dramatismo, que acontecen un viaje ilustrado por la historia de las últimas décadas. En cuanto al proceso de trabajo, Amat Pellejà explica que «ha sido a la inversa de lo que estoy acostumbrado, porque primero hago las ilustraciones y luego se las entregó a los escritores y las escritoras para que escriban los textos; en cambio, en esta historia gráfica primero me entregaron el texto y después yo creé las ilustraciones con absoluta libertad». En cualquier caso, el ilustrador de Marçà remarca que «siempre me gusta jugar con la ironía».

A sabiendas de que «la gente cada vez lee menos», Amat Pellejà asegura que «esta es una de las razones por la cual cada vez más editoriales apuestan por la imagen y la novelas gráficas».

Si bien, son muy pocos quienes como él dibujan una a una las ilustraciones al carboncillo de manera manual, como consecuencia de su dilatada experiencia pintando paisajes al natural.

En este sentido, el ilustrador Amat Pellejà lamenta que «a día de hoy, es imposible competir con las nuevas tecnologías, y mucho menos con la inteligencia artificial». Pero el artista cuenta con un as en la manga, que es «que la tecnología no puede competir con el punto de vista humano y artístico de un ilustrador».