Alejandro Fernández: «Feijóo puede hacer recuperar apoyo electoral al PPC»

El líder del PPC, siempre orgulloso de haber sido teniente de alcalde de Tarragona en dos mandatos, se muestra ilusionado tras el congreso nacional del PP y la ratificación de Núñez Feijóo

09 abril 2022 20:20 | Actualizado a 10 abril 2022 09:15
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

¿Contento? ¿Se ha reiniciado el PP… y se ha reiniciado usted también?

Estoy contento porque creo que el partido ha superado una crisis existencial muy grave que comprometía incluso el futuro del partido. Creo que es admirable que se haya resuelto tan rápido y tan bien.

Algunos opinadores han dicho que Feijóo es una bombona de oxígeno para usted. ¿Se sentía cuestionado?

Las quinielas y la rumorología en política son como en el fútbol: inevitables, pero casi nunca aciertan. Yo no pienso en términos personales, sino en el proyecto político. Yo creo que el del PP sale del congreso muy reforzado. Y salimos reforzados todos los miembros y cargos públicos del partido.

¿Es un apoyo explícito a usted el hecho de que Feijóo haya aceptado su propuesta de nombres del PPC para el comité ejecutivo nacional del PP?

Yo, de quien siempre he tenido el apoyo que me ha permitido ser presidente del PP en Tarragona ciudad, en Tarragona provincia y en Catalunya, es de los afiliados. Somos un partido democrático. Evidentemente, el hecho de que se escuche a la dirección de Catalunya, para mí es muy importante. El PPC tiene más representación que nunca en el comité ejecutivo nacional del PP en un momento especialmente difícil, cosa que le agradezco mucho a Feijóo.

Por eso se lo preguntaba, porque la trayectoria del PPC en los últimos tiempos ha tenido dificultades. Se dijo que en la cúpula del PP en Madrid estaban descontentos con los resultados, e incluso se habló de si usted iba a ser sustituido.

Sí, efectivamente.

Y ahora esa percepción ha cambiado y se abre otra etapa.

Esas cosas las dejo para los analistas. Yo hago mi trabajo con la misma vocación e ilusión de siempre. He vivido citas electorales muy felices, en las que hemos sido segunda o incluso primera fuerza en Tarragona [generales del 20-N, en 2011]. Y he tenido noches electorales muy amargas, como las últimas. Y no es un tópico: aprendes más en las derrotas que en las victorias.

¿Qué quiso decir con que Feijóo es «una apuesta para las comunidades autónomas»?

Yo lo que dije es que Feijóo se había comprometido mucho a respetar la autonomía de las direcciones autonómicas del PP, valga la redundancia. Somos un proyecto nacional, español, pero nuestras estructuras autonómicas deben tener su margen de maniobra y cada una ser capaz de diseñar sus propias estrategias.

¿Fue uno de los errores de Pablo Casado no permitir esto?

A mí no me gusta caer en el ventajismo. A la persona que se ha ido, no vamos a intentar atribuirle todos los males. Sería injusto y además cobarde.

¿Casado fue un mal líder, estuvo mal aconsejado, o sobre todo se dejó llevar por su relación personal con Isabel Díaz Ayuso?

Análisis no solo ya políticos sino casi psicológicos sobre la figura de Pablo Casado, me permitirá que no los haga. Entre otras cosas, porque creo que solo el tiempo, que es un excelente juez, podrá poner en valor aciertos y errores con mayor justicia. Creo que en el período de casi cuatro años de Casado ha habido de todo. El PP recuperó gobiernos autonómicos y alcaldías importantes que había perdido. No podemos quedarnos solo con la parte final, que efectivamente fue muy desafortunada. Se hicieron cosas positivas.

¿Que Feijóo haga ahora ‘tabula rasa’ con el caso Ayuso, da un mensaje edificante sobre cómo actuará ante presuntos casos de corrupción?

Es que yo creo que lo que le ha ocurrido a Isabel Díaz Ayuso no es ni siquiera un presunto caso de corrupción. No hay ni una sola imputación ni ningún tipo de problema al respecto. Creo que debemos ser extraordinariamente prudentes con las palabras. Del mismo modo que un imputado no es aún un condenado, a alguien que ni siquiera ha sido imputada no se le puede atribuir un delito. Ni siquiera presunto, porque no hay absolutamente nada.

La Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía Europea investigan el contrato de las mascarillas.

Ese es un asunto sobre el que solo he visto algún teletipo. No he visto ninguna imputación.

Tan solo desde el punto de vista estético, ¿qué le parece el asunto a usted?

Toda la opinión pública cree que todo aquello no tuvo nada que ver con una lucha contra la corrupción sino con un conflicto de poder interno del partido, y eso es lo que opina todo el mundo, y lo que interpretó todo el mundo, hasta las bases del partido, y creo que eso tiene que ver con cómo se resolvió ese conflicto.

¿El PP de Feijóo es el nuevo viejo PP?¿Serviría ahora aquel eslogan aznarista de ‘Centrados con la libertad’?

La sociedad española no es la misma que la del año 1993. Del mismo modo que no es la misma sociedad que llevó a Rajoy a conseguir una mayoría absoluta en noviembre de 2011. En primer lugar, el bipartidismo puro o prácticamente puro ya no existe. Lo que sí que tenemos que hacer como proyecto político es recoger algunas enseñanzas positivas tanto de la etapa de Aznar como de la de Rajoy. Yo creo que esto lo hará bien Feijóo.

¿Qué enseñanzas?

La primera es reagrupar el espacio electoral del centroderecha, donde quepa todo el mundo. Todos sabemos dónde está Aznar ideológicamente, pero en su equipo cabían todos: Esperanza Aguirre y Gallardón, Jaime Mayor Oreja y Josep Piqué... Para volver a tener un PP de amplias mayorías, hay que ser capaces de aglutinar las distintas sensibilidades del centroderecha.

¿Cómo va a conjugar Feijóo esa apuesta por el centro con la investidura del presidente de Castilla y León gracias a un pacto de gobierno con Vox?

Lo que le gusta al PP es ganar por mayoría absoluta, está claro, pero cuando no es así, tiene que llegar a acuerdos. Y conviene recordar que el PSOE pacta con Bildu sin ningún tipo de problema. Mañueco abrió conversaciones con todos los partidos, y todos se negaron a sentarse con él menos uno. Su obligación era llegar a un acuerdo para gobernar, porque fue el más votado.

¿El PP lo ve quizás como una oportunidad para recuperar a esa parte de su electorado que se fue a Vox?

Este mismo debate ya se produjo con el acuerdo de investidura que incluía el voto de Vox que firmaron Ayuso en Madrid, Almeida en la capital, Juanma Moreno en Andalucía... Y yo me pregunto, pasados casi tres años de todo aquello: ¿alguien puede decir que estos tres gobernantes hayan gobernado mal? Están revalidando e incrementando apoyos, según todas las encuestas. Cuando el PP llega a acuerdos que respetan la esencia de su programa electoral, no hay que tener ningún tipo de problema o inquietud. Yo creo que en Castilla y León va a ocurrir lo mismo.

¿Usted pactaría con Vox en Catalunya?

Primero tendría que ganar las elecciones. Como estaría tan emocionado, no sé ahora mismo qué es lo que haría, con semejante caudal de emoción. El día que las gane, le prometo que nos sentamos aquí otra vez y le explico todas mis intenciones (risas).

No les importa blanquear a Vox.

A mí me preocupa mucho más que se blanquee a gente que no ha condenado los asesinatos de ETA. Creo que, en un sistema pluralista, la clave es qué tipo de cosas pactas. A mí me gusta aquel lema de Anguita de «Programa, programa, programa». Yo no pactaría algo que fuera contra los derechos humanos, o contra los principios constitucionales básicos. Dicho esto, no creo en los cordones sanitarios. A mí las ideas de extrema izquierda de la CUP no me hacen la más mínima gracia, pero jamás se me ha ocurrido decir que a la CUP hay que hacerle un cordón sanitario porque son comunistas.

¿Pone al mismo nivel a la CUP y a Vox?

Yo creo que ha habido mucho más problema con el movimiento abertzale, que ha montado bandas terroristas, que con Vox. Yo, mientras cumplan la ley...

¿Ya no hay violencia machista sino violencia intrafamiliar? ¿Hay que normalizar ese discurso ahora?

La discrepancia hay que aceptarla. Ahora bien, cuando se aprueba una ley, la acatamos todos.

¿Cómo puede influir Feijóo para resucitar al PPC?

Yo creo que el PPC tiene un problema que arranca con el proceso separatista. A partir de 2015 hay una caída brutal del partido. Hay una parte de la sociedad catalana que cree que fuimos demasiado duros en el Gobierno durante el Procés, y hay otra parte que cree que fuimos demasiado blandos, y se fueron primero a Cs y después a Vox. Yo estoy convencido de que en esta nueva etapa postproceso –porque al Procés, le queda ya lo que le queda– volverán los grandes activos que han permitido al PP tener posiciones políticas sólidas incluso en Catalunya: la recuperación económica de España, la garantía de los principios constitucionales, y sobre todo la fortaleza del PP como partido de gobierno.

¿Y pensando en Catalunya?

Yo creo que Feijóo puede hacer recuperar apoyo electoral en Catalunya porque va a ser capaz de responder a muchas demandas que tienen que ver con las reivindicaciones de los catalanes; las de cualquier catalán, que son llegar a final de mes, tener unos buenos servicios públicos, que se respeten sus derechos y libertades, y tener un buen sistema educativo.

Los datos del último CEO pronostican que el PPC pasaría de 3 a entre 6 y 8 diputados. ¿Cómo lo valora?

Es evidente que nuestro proyecto político también recupera posiciones poco a poco en Catalunya, pero aún queda mucho camino para lograr nuestros objetivos.

¿Usted quiere seguir siendo el presidente del PPC?

Yo por supuesto tengo un mandato, en primarias, de los afiliados. A mí nunca nadie me ha puesto a dedo. Por tanto, yo voy a seguir siendo el presidente del PPC, y si los afiliados desean renovar su confianza en mí, estoy a su entera disposición como he estado siempre.

¿Lo sabremos en noviembre?

El congreso es en noviembre, sí. También dependerá un poco del calendario electoral en Andalucía, pero tocaría en noviembre.

¿Regresará Enric Millo?

Ahora mismo tiene un cargo importante en la Junta de Andalucía. Es amigo mío, y lo que él me dice es que está encantado de la vida en Sevilla.

¿Dolors Montserrat está encantada de la vida en Bruselas?

Esto tendría que preguntárselo a ella, pero yo creo que está haciendo un excelente trabajo como portavoz parlamentaria.

¿Su principal reto ahora son las municipales?

Las primeras que tocan son las municipales, y para nosotros es una oportunidad muy importante para relanzar el partido en Catalunya. En la provincia de Tarragona hemos tenido participación en el gobierno municipal de prácticamente todas las poblaciones de más de 15.000 habitantes en un momento u otro. Yo no voy a renunciar nunca a intentar ampliar el espacio político de mi partido. Con el proceso separatista por el medio, me he encontrado con unas dificultades colosales. Creo que ahora se abre una oportunidad. Lo demostraré en Tarragona, con resultados y con gobiernos.

¿La reunión de Sánchez y Feijóo el jueves ha firmado una tregua PSOE-PP?

La actitud de Feijóo fue constructiva, y su propuesta de bajar impuestos necesaria, pero se ha demostrado una vez más que con Sánchez no hay manera.

Ha habido un cambio en las formas, importantes al negociar. Y Feijóo es amante de las formas. Lo dijo.

Sí, pero corresponde al presidente del Gobierno garantizar y lograr los pactos, y no a la oposición. La ausencia de pactos se le quiere atribuir a la oposición, y no. En cualquier caso, hay que intentar siempre, desde la defensa de los principios propios, llegar a acuerdos. Yo he sido el firmante del único pacto entre el PSC y el PP en una capital de provincia, y estoy satisfecho, porque creo que en una época muy difícil, en pleno proceso separatista, el gobierno municipal de Tarragona pudo tener estabilidad, mucha más de la que tiene ahora, cuando no puede ni siquiera aprobar un presupuesto.

¿Ve posible una gran coalición en España, en el futuro?

Ni la veo posible, ni la veo recomendable. Creo que es muy importante que haya un gobierno y una alternativa clara en la oposición.

¿Ni en escenarios de gran complejidad como ahora?

Es más recomendable que pueda haber grandes pactos en los temas esenciales que grandes coaliciones. En los gobiernos de gran coalición, la alternativa centrada está en el gobierno, y esto suele ser la antesala de que los extremismos cojan el liderazgo de la oposición, y eso creo que no es bueno. Esto en parte pasó en Alemania, donde la Gran Coalición, que tuvo algunas virtudes, también permitió que extremistas tanto de la derecha como de la izquierda se impuslaran, porque eran la única oposición.

¿Qué opina de la modificación de la Llei de Política Lingüística? ¿Podrían apoyarla?

Lo primero que hay que hacer es cumplir la ley y acatar las sentencias. Yo no he oído a ningún miembro del Govern decir que acata la sentencia. Cuando eso ocurra, podemos votar, o no, a favor de la modificación de la ley, como en cualquier otra votación. Estamos a la expectativa. No damos ningún tipo de voto de confianza al Govern, porque no ha manifestado su intención de cumplir la ley y acatar la sentencia.

¿Cree que el conflicto por la judicialización del debate sobre la lengua catalana en la escuela puede reimpulsar ese Procés que usted dice que da por finiquitado?

No. Creo que hay gente que está empezando a tomar nota de lo que significa incumplir la ley. Por las cosas que estoy viendo, algunos que ya saben cómo funciona un Estado de derecho, se lo pensarán dos veces antes de volver a repetir alguna barbaridad. Otra cosa es que, evidentemente, del debate político no va a desaparecer de la noche a la mañana. Y hay que aceptarlo. Lo que no tiene ningún sentido es lo que pasó en Catalunya en 2017, con un cúmulo de barbaridades ilegales que acabaron conduciendo a Catalunya a la ruptura.

¿La reunión de Sánchez y Feijóo el jueves  ha firmado una tregua PSOE-PP? 

La actitud de Feijóo fue constructiva, y su propuesta de bajar impuestos necesaria, pero se ha demostrado una vez más que con Sánchez no hay manera.  

Ha habido un cambio en las formas, importantes al negociar. Y Feijóo es amante de las formas. Lo dijo.

Sí, pero corresponde al presidente del Gobierno garantizar y lograr los pactos, y no a la oposición. La ausencia de pactos se le quiere atribuir a la oposición, y no. En cualquier caso, hay que intentar siempre, desde la defensa de los principios propios, llegar a acuerdos. Yo he sido el firmante del único pacto entre el PSC y el PP en una capital de provincia, y estoy satisfecho, porque creo que en una época muy difícil, en pleno proceso separatista, el gobierno municipal de Tarragona pudo tener estabilidad, mucha más de la que tiene ahora, cuando no puede ni siquiera aprobar un presupuesto. 

¿Ve posible una gran coalición en España, en el futuro?

Ni la veo posible, ni la veo recomendable. Creo que es muy importante que haya un gobierno y una alternativa clara en la oposición.

¿Ni en escenarios de gran complejidad como ahora?

Es más recomendable que pueda haber grandes pactos en los temas esenciales que grandes coaliciones. En los gobiernos de gran coalición,  la alternativa centrada está en el gobierno, y esto suele ser la antesala de que los extremismos cojan el liderazgo de la oposición, y eso creo que no es bueno. Esto en parte pasó en Alemania, donde la Gran Coalición, que tuvo algunas virtudes, también permitió que extremistas tanto de la derecha como de la izquierda se impuslaran, porque eran la única oposición.

¿Qué opina de la modificación de la Llei de Política Lingüística? ¿Podrían apoyarla?

Lo primero que hay que hacer es cumplir la ley y acatar las sentencias. Yo no he oído a ningún miembro del Govern decir que acata la sentencia. Cuando eso ocurra, podemos votar, o no, a favor de la modificación de la ley, como en cualquier otra votación. Estamos a la expectativa. No damos ningún tipo de voto de confianza al Govern, porque no ha manifestado su intención de cumplir la ley  y acatar la sentencia.

¿Cree que el conflicto por la judicialización del debate sobre la lengua catalana en la escuela puede reimpulsar ese Procés que usted dice que da por finiquitado?

No. Creo que hay gente que está empezando a tomar nota de lo que significa incumplir la ley. Por las cosas que estoy viendo, algunos que ya saben cómo funciona un Estado de derecho, se lo pensarán dos veces antes de volver a repetir alguna barbaridad. Otra cosa es que, evidentemente, del debate político no va a desaparecer de la noche a la mañana. Y hay que aceptarlo. Lo que no tiene ningún sentido es lo que pasó en Catalunya en 2017, con un cúmulo de barbaridades ilegales que acabaron conduciendo a Catalunya a la ruptura.

Comentarios
Multimedia Diari