- La gira de despedida se está alargando. Llevan con ella desde diciembre de 2014.
- Cuando iniciamos la gira no pusimos fecha de caducidad. No será como la de Scorpions, de cinco años y con tres discos (ríe); terminaremos en diciembre en nuestra casa, en Ourense.
- ¿Ourense será el punto y final o dejan una puerta abierta?
- Será el adiós definitivo. Los Suaves siempre hemos sido coherentes con nuestra forma de ver la música y la vida. Nunca hemos sido de tomarnos un año sabático o de dejarlo cuatro años para volver luego. Somos un grupo que hemos tocado, a veces mucho o a veces poco, todos los años de nuestra vida artística. Nunca hemos dejado de hacer kilómetros, somos una banda de directo.
- ¿Ypor qué han decidido dejarlo?
- El motivo es el tiempo. Después de 36 años haciendo lo que queríamos, llevando adelante nuestra forma de entender la música y consiguiendo lo que hemos conseguido, ha llegado el momento de cerrar nuestra historia de una manera digna. Queremos que la gente se sienta orgullosa de Los Suaves y que pueda hablar en el futuro de nosotros sin avergonzarse. Yo he visto a B.B. King y Johnny Winter tocando sentados (ambos se retiraron siendo mayores y con problemas de movilidad).
- ¿Qué sienten cuando tocan en un lugar por última vez?
- Mucha emoción. Ves a los seguidores emocionados y no te puedes abstraer, a veces te giras un poco, tratas de no mirar y sigues adelante. Es una emoción bonita.
- ¿Los rockeros también lloran?
- Claro. El que no lo haga no es persona, es un robot.
- ¿Qué les dice el público?
- Que no lo dejemos, que no nos marchemos. Pero todo tiene principio y fin y seguro que con el tiempo se valorará nuestra decisión. ¿Cuánto tiempo nos quedaba? ¿Dos años? En ese tiempo pueden pasar cosas tan vitales y tan tristes como la separación de Barricada. Por alargarlo puedes terminar con un coitus interruptus. Lo que no hemos hecho en años anteriores ya no lo íbamos a hacer.
- ¿Con qué se queda de estos 36 años de carrera?
- Hemos conseguido aglutinar a seguidores que son tan suaves como nosotros. Eso es lo más emotivo, es algo impagable. Han sido generoso con nosotros en todos lo aspectos y se han entregado completamente. Tenemos amigos fieles, nuevos, veteranos, adultos, adúlteros, medio adultos... de todo. Gente que siempre nos ha apoyado en los momentos malos y nos ha regañado en los buenos.
- ¿Cuál es la fórmula que ha llevado a Los Suaves a la cumbre del rock en España durante tanto tiempo?
- La coherencia y la constancia. Hemos ido siempre adelante con nuestras ideas, aunque estuviéramos equivocados o fuéramos en contra de las modas musicales. Hay que ser coherente con lo que se dice y lo que se piensa. Lo Ramones fueron muy maltratados y, sin embargo, siguieron con su estilo de música. Al final, eso es lo que acerca a la gente a un grupo. Si andas dando bandazos y cambiando de estilo para adaptarte a lo que se lleva, sin que te guste y sin saber hacerlo, no puedes emocionar a nadie.
- Ustedes empezaron desde abajo. Despegaron después de telonear a Ramones en A Coruña en 1981.
- Éramos una banda que iba los fines de semana a un pueblo abandonado a tocar versiones de Ramones, Hendrix o Neil Young. Un día tocamos en el garito de un amigo, nos vio uno de los promotores del concierto de Ramones en A Coruña y nos propuso ir de teloneros. Los ochenta eran peligrosos, el público tiraba botes y botellas a los teloneros, pero con nosotros enloqueció.
- Y empezó la leyenda.
- Sólo nos dieron treinta minutos para tocar, no teníamos nada grabado y el nombre del grupo no ayudaba, pero nos ganamos al público. Aquella fecha trajo todos estos barros. Los críticos musicales que habían ido a ver el concierto de Ramones nos vieron y hablaron de nosotros de puta madre. A raíz de eso pudimos grabar nuestro primer disco y nos empezaron a salir actuaciones. Por eso es tan importante para nosotros aquel concierto de A Coruña.